Más vale tarde que nunca, dicen. Y junio fue el mes para la comunidad LGTBI, quienes, aunque a muchos conservadores no les parezca, también son colombianos de pura sepa. La Constitución de 1991, nuestra Carta Magna, garantiza los Derechos Fundamentales para “los normales” y ¿para los miembros de las minorías? ¿A nuestros compatriotas pertenecientes a la comunidad LGTBI quién les garantiza?
Pues el gobierno Santos, en un esfuerzo por mejorar la defensa de los Derechos Fundamentales y así lograr que todos estemos ‘Unidos por la Paz’, emitió el pasado martes 9 de junio un decreto que va en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI, quienes desde la fecha “pueden acudir una notaría y solicitar cambio de componente sexo en su documento de identidad” afirmó el Ministerio de Justicia.
Con la frase “mi sexo, mi cédula, yo decido” se oficializó el tramite que por años estuvo sometiendo a engorrosos procesos judiciales a esta comunidad. “Este no es un logro de las personas ‘trans’, sino del país entero. Se les está dando el apoyo y la categoría por la que estaban clamando, eso es un gran avance para la comunidad”, aseveró Gerardo Ardila, el Secretario de Planeación.
Sumado a esto es importante realzar el papel que hoy en día tiene esta minoría en el gobierno y no solo ahí, también en la sociedad, ya que desde ministras, senadores, secretarios y asesores son pertenecientes a la comunidad LGTBI, y no por su condición sexual son rechazados y mucho menos excluidos; al contrario, creo que son los que mejor hacen su trabajo.
Yo definiría a los colombianos como conservadores de mente liberal, ya que aunque todos desde ustedes (hasta yo) hablan de la igualdad, respeto y tolerancia en el momento de juntarse, o simplemente conocer a una persona de condición sexual diferente, se empiezan a generar las barreras, los insultos y hasta los golpes.
Aunque se están realizando procesos tangibles para poder unificar a los colombianos, lograr respetarnos y ser respetados, la educación y la cultura no pueden pasar desapercibidas en esta historia, estas palabras son la clave en el proceso. Es necesario que los medios de comunicación, los escritores, las organizaciones ciudadanas y los propios ciudadanos abramos la mente y empecemos a aceptar el cambio, la felicidad de otros tiene que ser nuestra felicidad.
Esta comunidad es un ejemplo para mí. Ellos decidieron alzar la voz, mostrar su inconformidad frente al sistema, generar cambios no con guerra ni armas sino con acciones y cabezas, y es por eso esto que hoy puedo decir que los insulsos ya son aceptados en nuestro país.
