En un solo día, encontré cinco titulares en un periódico que normalmente los ingenieros leemos para conocer el comportamiento de las acciones de la bolsa, el precio del petróleo, el precio del dólar, nuevos planes de infraestructura, etc:
1. Organización Mundial alertó “consecuencias aterradoras” del cambio climático
2. Récord histórico: subida de gases de efecto invernadero en más del 100 %
3. Niveles de CO2 en la atmósfera batieron récord en el 2014
4. Proteger el ambiente: uno de los retos
5. S. O. S por cambio del clima global.
Y por supuesto la noticia que nunca puede faltar: El último contrato firmado por el Gobierno. Sin embargo, muy poco, por no decir nada, interesa al ingeniero colombiano ya que estas noticias del cambio climático quizás no lo hacen sentir identificado. Tal vez es un tema para el triste osito del ártico, los ingenieros ambientales, los meteorólogos o el mismo Greenpeace, ¡Ppues para eso es que existen!… ¡grave error!
Mas allá de nuestra ecológica Constitución --que brinda una protección reforzada a riquezas naturales y promueve el desarrollo sostenible, tratados internacionales firmados por Colombia y un sinfín de leyes que terminan siendo un saludo a la bandera-- si no existe una verdadera conciencia en el ingeniero y sus coequiperos sobre la responsabilidad ambiental y el alto costo económico y ecológico que significa la captura de Resiliencia en los espacios que como invasores de ecosistemas tenemos hacia las nuevas generaciones.
Si no reaccionamos ya, los niños nacidos en el año 2015 en Colombia (nuestros hijos o nuestros nietos) antes de llegar a los 70 años de edad, padecerán las inclemencias del cambio climático, como un aumento en la temperatura de 4 grados centígrados (el más extremo calor que se ha sentido en el planeta en los últimos 700 años), las sequías en la cuenca del Amazonas, el incremento en el nivel del mar hasta un metro en islas y zonas del Caribe (por ejemplo en Barranquilla serían 1,4 metros), todo esto y mucho mas por la omisión o acción pasiva y esquiva en el sentir equivocado de ingenieros que combinados con decisiones políticas de doble moral crean una bomba de tiempo en contravía de nuestro planeta y el futuro de nuestros hijos o nietos.
Colombia tiene además una mayor responsabilidad para el futuro de la humanidad, al ser un país que alberga páramos, humedales, y bosques silvestres; el 12 % de las comunidades vegetales del mundo (927 especies de musgos, 1515 de líquenes, 1400 de helechos, 3500 de orquídeas), y a nivel de fauna una de cada 10 especies que hay en el mundo (2.500 especies de moluscos, 1.860 de aves, 2.000 de peces de mar, 764 anfibios, 586 reptiles, 469 mamíferos...) todo esto como resultado de millones de años de una evolución que ha logrado la creación de hábitats únicos, que deben valorar no solo los ingenieros ambientales, sino todos los ingenieros: debemos reflexionar y empezar de inmediato a resarcir esta deuda con la naturaleza empezando por un trato ético a la vida de los animales que en pocos días con la firma del presidente, en Colombia estos otros seres sintientes serán sujetos de derechos.
Invito a las agremiaciones de la ingeniería, academia, autoridades y empresa privada en su rol importante a crear consciencia en los ingenieros que como actores y usuarios directos de un país mega biodiverso en sectores tales como el agropecuario, forestal, industrial extractivo (minas y energía), de infraestructura vial y portuaria, de vivienda y desarrollo territorial, para alertar sobre la necesidad de prevenir y disminuir los riesgos socioambientales con acciones que desestimulen el uso de hidrocarburos, promuevan energías alternativas, procuren la mejora de los planes de manejo ambiental, fortalezcan la resiliencia, cualifiquen el manejo de la fauna y fomenten la reestructuración de procedimientos hacia un profundo cambio cultural en pro de la responsabilidad ambiental incluyendo en los proyectos el costo ecológico y el equilibrio entre el desarrollo y conservación de nuestra biodiversidad.
No olvidemos que “la conservación sin desarrollo resulta socialmente inaceptable, mientras que el desarrollo sin conservación es insostenible en el tiempo”. Para no seguir siendo parte de un grave error, ¡mejor seamos parte de la solución!