Así se le puede llamar a toda esta clase dirigente colombiana, de familias, políticos, militares que durante décadas han tenido a Colombia en la pobreza y la violencia.
Para nadie es un secreto que Colombia un país con gran riqueza natural, cultural y humana es uno de los más corruptos, atrasados y menos educados.
Esto se lo debemos a esa clase dirigente política y económica que siempre nos ha gobernado bajo la corrupción y la represión.
Actualmente no existe funcionario público o político, incluyendo presidentes que no estén inmersos en un escándalo de corrupción; es apenas normal en un país donde todo aquel que tenga la oportunidad de robar recursos del estado, no desaprovecha.
Los líderes dan ejemplo, y ese es el ejemplo que la sociedad colombiana aprendió de docenas de gobiernos corruptos y oportunistas que han tenido el erario público de caja menor durante dos siglos.
Se puede decir que la mayoría de la clase política del país son personas que vienen a los puestos políticos a enriquecerse, invirtiendo grandes sumas de dinero en campañas políticas para así asegurarlas; luego recuperan estos dineros con contratos y votos en el congreso, para después hacerse millonarios a despensas de los impuestos de los colombianos y así llevarse a sus familias a vivir una vida cómoda al exterior, Europa o los E.U.
Toda esta clase política de funcionarios y contratistas son los herederos del atraso de este país y lo peor de todo es que aún siguen allí; en las alcaldías, gobernaciones, congreso y el mismo gobierno.
En Colombia difícilmente una persona puede sobresalir por sus capacidades intelectuales; a no ser que sea cantante o futbolista. Pues la sociedad colombiana está impregnada de facilismo, oportunismo y corrupción, donde las mentes más brillantes del país terminan en otros países, donde los acogen y los valoran ya que en un país como el nuestro los reprimen y alejan.
Es apenas lógico, quien va querer vivir en un país donde se premia al “avivato”, al criminal, al narco, al congresista corrupto. Pero al pensador, crítico, escritor o intelectual es señalado y visto como personas de tercera categoría, porque no tienen las fortunas que si poseen los criminales.