Los guajiros tenemos la certeza que no somos la bazofia de este país, no somos la escoria y no nos consideramos unos parias. El facilismo, la pereza mental, la mediocridad y los atajos, no son una conducta genética de los guajiros o que esos conceptos que supuestamente son alma y nervio de nuestro pueblo los llevamos entronizados en la médula de los huesos. Nuestros padres y abuelos nos levantaron bajos conceptos éticos no negociables: la rectitud, la honradez, la gallardía, la responsabilidad. Y aun conservamos, el concepto de la amistad, dibujada con maestría, en algunas canciones del folclor vallenato. Hemos tenido momentos difíciles y aún los seguimos teniendo y el común denominador es el mismo: el abandono estatal. Reconocemos el impacto brutal del narcotráfico que trastocó todos los principios morales que hacían de nuestra Guajira algo digno de admirar. No existe un solo guajiro de bien (que se cuentan por miles) que no admita que la bonanza marimbera fue nuestra gran tragedia (lo hemos dicho hasta la saciedad).
La línea del menor esfuerzo, no es aplicable para La Guajira, hemos luchado para que el estado se preocupe por crear fuentes de empleos dignos y duraderos en esta península. No ha sido posible. La pereza mental, tampoco, el guajiro es inteligente y creativo, denle la oportunidad y lo demostrará. Lo que pasa, es que con un gobierno cicatero y mezquino como el de Juan Manuel Santos, que no tiene a La Guajira en su agenda, es difícil valorar el trabajo del guajiro. Santos detesta y repudia a La Guajira…dicho de otra manera la odia. Para la muestra un botón: Maicao, es una ciudad fantasma y catalogada, además, entre las 20 ciudades más violentas de Colombia, no se ve la inversión social por ninguna parte… y cada cierto tiempo asoman sus narices funcionarios del estado para verla morir lentamente bajo un manto de promesas que sabemos no cumplirán.
Las familias pobres de la Guajira, no lo son porque quieran ser pobres, es una estupidez plantearlo, se es pobre porque no existen políticas sociales incluyentes, somos pobres porque el modelo neoliberal nos conduce a esa pobreza de manera irremediable. En el año 2016, Santos se escondía en los recovecos de su conciencia, para eludir su responsabilidad en la muerte de más 80 niños Wayuu por física hambre ¡Cobarde!
En el artículo, Cambiemos el chip de los guajiros, se responsabiliza al sistema escolar público, de la baja movilidad social ascendente en las familias guajiras “docentes y discentes se ven atrapados también en la escala de la inactividad, donde compiten por hacer lo menos posible”, el mismo cuento de siempre, los docentes somos flojos (disco rayado) Estamos produciendo una “generación de niños, jóvenes y adultos conformistas, seres sin proyección, carácter ni personalidad”. Además, expresa “Estas mismas personas cuando ingresan al mercado laboral…siempre hacen el menor esfuerzo”.
La pobreza en La Guajira, ha sido responsabilidad del Estado. La inversión en infraestructura educativa para el Atlántico en los años 2010-2016 por parte del Ministerio de Educación Nacional fue de $121.578’274.903, Entidades territoriales, $ 28.248’776.025, Fondo de Adaptación, Minvivienda y Regalías $60.485’749 para un total 210.312’800.107 y el Mineducacion acaba de anunciar para este año inversiones en el Atlántico por $180 mil millones de pesos en Educación. Eso sí es inversión en lo social.
En las instituciones educativas de Riohacha y el resto del departamento, se adolece de las mínimas condiciones para que los docentes y estudiantes desarrollen sus actividades académicas: laboratorios de química, física, inglés. No se cuenta con espacios apropiados para la práctica del deporte y el desarrollo adecuado de las actividades de educación física. No se cuenta con rutas escolares para la zona urbana y rural, tenemos más de 30.000 niños y niñas que a la fecha no han comenzado clases. El sistema de salud de los docentes y su núcleo familiar es caótico. Estas son algunas de las razones que nos llevan al paro departamental indefinido del magisterio guajiro.
Hoy se rechaza de manera enérgica la política intervencionista del gobierno Santos en La Guajira. Es demagógica e ineficaz y profundizará la crisis hoy existente. Los sectores sociales y democráticos debemos afrontar este difícil momento con la movilización social y organizarnos para la lucha contra la corrupción y por la dignidad del pueblo guajiro.