La historia se repite. Ahora Ecopetrol comienza la perforación del pozo offshore Molusco, ubicado en aguas de la Guajira, y escoge un puerto perteneciente a otro departamento como centro de abastecimiento y logística, porque la Guajira no tiene infraestructura para la exploración. ¿Quiénes son los responsables de que tanto hoy como ayer sean otros los más beneficiados de la explotación de nuestros recursos minero- energéticos? La educación, la innovación y la investigación son las vías expresas hacia el desarrollo regional. Sin embargo, estas han sido menospreciadas tradicionalmente por la politiquería.
El papel de las universidades públicas es estudiar el entorno con sus potencialidades y liderar su desarrollo. Son esas las razones de nuestro rezago tan grande en indicadores sociales y económicos, también en materia científica y tecnológica, con respecto al resto del país. Lo que se percibe es que la conexión de la academia y la investigación con el entorno regional todavía es muy tímida. ¿A qué político le ha interesado que nuestra universidad produzca buenos profesionales y que sean los que necesitamos?
La Guajira es un lugar privilegiado para la investigación, ella misma representa, en su configuración humana y en su territorio los laboratorios más grandes para diversos campos sociales y ciencias naturales. Es una región de fronteras, indígena, semidesértica, con glaciares, peninsular, con una franja costera de 403 kilómetros, posicionada en el Caribe e históricamente muy compleja. Nuestros jóvenes tienen frente a sus propias narices, ese mundo pletórico de datos, esa fuente de conocimiento, pero la academia no ha estado estrechamente relacionada con eso.
Hay una desconfianza total con la Guajira por parte de los poderes y empresas estatales por todo lo que ha ocurrido con su clase política, que tiene hoy a la mayoría de sus líderes encarcelados. Se necesita urgentemente una nueva generación de familias unidas, que cimienten en la niñez y juventud un verdadero compromiso de crecimiento. Una educación integral, uniendo a padres, profesores, alumnos y comunidad en general como actores principales de una formación ética y la consolidación de una identidad cultural colectiva que instaure un nuevo liderazgo.
Las potencialidades de la Guajira son enormes. Ya perdimos la era de los hidrocarburos, no supimos prepararnos. Habría de haber comenzado hace 40 años con el surgimiento de la Universidad de la Guajira. Nos enfrentamos a otra era, la de las energías alternativas: solar, eólica y mareomotriz en las cuales tenemos la mejor matriz de Latinoamérica. ¿Ya nuestra academia está enfocada en eso? Lo dudo. Se necesitan líderes preparados que generen confianza para que defienda los intereses del Departamento, y administren la cosa pública éticamente e inviertan los recursos en obras de impacto en sus comunidades.
Se requiere una nueva clase dirigente. Gremios, profesionales, líderes políticos y cívicos que admitan los errores cometidos para enfrentar los problemas de otra manera, generando espacios de participación para quienes se están abriendo caminos en estos nuevos tiempos. Llegó la hora de la unidad, de dejar a un lado las mezquindades, de empezar a hacer causa común entre todos los sectores y lograr un acuerdo que apunte a que en el corto plazo comencemos a encarrilar a la academia, la ciencia y la tecnología hacia nuestros intereses.
Solo así, a mediano plazo tendremos los profesionales competentes que requieren nuestro desarrollo y potencial. En un escenario futuro como ese, se iniciarían la ejecución de grandes proyectos que privilegien y estimulen tanto el recurso humano como el emprendimiento guajiro. Solo así tendremos una Guajira próspera, competitiva y doliente, donde la muerte de un niño por hambre y sed no ocurra jamás y sus gentes no tengan que bajar la frente de la vergüenza por un estado de cosas inconstitucionales como el presente.
