La tierra pidió a gritos ayuda, pero nos negamos a escucharla. Ella expresa su dolor con sequías prolongadas, intempestivas temporadas de lluvias que no parecen dar tregua, con feroces incendios, huracanes, tornados y tormentas que ponen en jaque la estabilidad de países enteros; con alteraciones en el ciclo migratorio de las aves, plagas incontrolables y hambrunas sobre todo en las regiones del mundo más abandonadas.
Lo más triste es que las consecuencias del exceso en el consumo de combustibles fósiles en el mundo son pagadas justamente por las poblaciones que menos acceso tienen a estos, naciones que a duras penas tienen acceso a los servicios públicos básicos, ellos son quienes soportan el afán consumista de las sociedades desarrolladas.
En el 2006 el exvicepresidente estadounidense Al Gore lanzaba al mundo el documental Una verdad incómoda, en el que se develaban estudios científicos sobre los cambios en la temperatura del planeta que ocasionaban alteraciones en toda su superficie; en él, Gore planteaba soluciones posibles para detener los efectos del cambio climático que la voracidad de consumo de recursos naturales había provocado, pero sus tesis se señalaron como engañosas por algunos miembros de la sociedad científica y no fueron bien vistas por los políticos del principal país emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, Estados Unidos.
10 años después, el mismo Al Gore lazó la segunda parte de este documental y como se vaticinó en el primero, las consecuencias del impacto medioambiental que el hombre generó en el planeta ya difícilmente serían recuperables. Sin embargo, la acción de muchos países que se dieron cita en la cumbre sobre el cambio climático en París en 2015, alentaron con su firma la toma de acciones tendientes a la disminución de gases de efecto invernadero en los próximos 20 años a cero. Estados Unidos que para ese entonces estaba bajo la administración de Barack Obama firmó el tratado, consciente de que, al ser el principal emisor de gases tóxicos a la atmósfera, debía dar ejemplo al mundo, pero su sucesor, Donald Trump, fiel enemigo de la lucha contra el cambio climático, decidió retirar a su país de este tratado firmado por otras 195 naciones.
La explotación indiscriminada de recursos naturales por parte de los seres humanos ha llegado a límites inimaginables en la última década; según un informe de la plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES) en el 2050 se espera que el 40% de la biodiversidad actual se pierda, y la Amazonía, poseedora de una de las tres zonas de bosques en el mundo, reducirá el 20% de su territorio nativo debido a la deforestación, lo que acarreará una escasez en el suministro de agua potable para la población.
Este mismo informe revela que para el 2100 más del 50% de los mamíferos que actualmente viven en África podrían extinguirse; y por último y más aterrador, por primera vez en la historia de la humanidad ha habido una extinción de especies provocadas por el hombre y no por cataclismos.
El mejor mensaje que le podemos dar a la tierra es escucharla y actúa. No es un problema político, es un dilema moral
Algunos consejos para ayudar desde casa:
- Cambia tus bombillos por LED
- Controla tu tiempo en la ducha
- Deja que la luz del sol entre en tu casa
- Evita que tu nevera reciba el sol directamente
- Compra electrodomésticos de bajo consumo
- Lava la ropa con agua fría
- Elige plantas nativas
- Utiliza productos de temporada
- Decora con plantas tu casa
- Aísla ventanas y puertas
- Usa materiales alternativos para tu chimenea
- Utiliza pinturas ecológicas
- Arregla tuberías o grifos con fugas.
- Recicla
- Reutiliza
- Disminuye el consumo de plástico
- Difunde buenas prácticas medioambientales