Los mandatarios norteamericanos mantuvieron una mezquina oposición con las revoluciones hispanoamericanas y, lo peor, se mostraban como internacionalistas mientras jugaban a la neutralidad, a favor de la Corona española.
Desmond Tutu les habría dicho hoy:
“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.
James Monroe, refiriéndose a la lucha de los patriotas suramericanos contra el colonialismo español, declaró el 2 de diciembre de 1817:
“El conflicto no presenta el aspecto de una rebelión o insurrección contra el colonialismo español, sino más bien de una guerra civil entre partidos o bandos cuyas fuerzas están equilibradas y que son miradas sin preferencia…” (Bolívar, Francisco Pividal 1977).