Así comenzó la guerra de Vietnam, primero USA nombró un gobierno paralelo y lo armó, luego llegaron ellos con su asistencia técnica, con sus porta aviones majestuosos y su tecnología “para defender la democracia”. Lo único que lograron fue arrasar con un pueblo que nunca se rindió y que los derrotó. Recuerdo las imágenes del embajador norteamericano al salir huyendo en un helicóptero.
En Irak invadieron a un país que tenía un dictador, como lo llamamos por acá, pero tenía a su pueblo en paz y, bajo el pretexto de acusaciones falsas, mataron a sus dirigentes, no sin antes desprestigiarlos hasta hacernos creer que Sadam era el peor monstruo que ha crecido sobre la faz de la Tierra. Hoy Irak es un país destruido dividido y saqueado, sus habitantes le han pedido a Estados Unidos que no los quieren más allá.
¿Ustedes se imaginan que cualquiera de nosotros vaya por una calle y depronto un piquete de marines que no hablan nuestro idioma nos pongan contra una pared para requisarnos Y nos detengan por parecerles sospechosos? ¿Y que entren a nuestras casas? ¿Y abusen de nuestras niñas?
Pero el problema venezolano es peor porque allá no hay gentes dispuestas a alzarse contra Maduro, ellos critican y joden, pero son perezosos y muy caribeños y también muy cómodos; entonces le toca a Estados Unidos contratar mercenarios; Y adivinen de qué País van a sobrar voluntarios.
Estamos ad portas de una muy grave situación internacional, pero nosotros estamos enredados con el fútbol americano y su espectáculo, el que no entendemos el 99% de los colombianos, que si ponen a James en el Madrid o si el Presidente siembra 180 millones de árboles.
Mientras tanto siguen llegando pertrechos y soldados a las bases que ellos tienen en Colombia, y su presidente, quien no conoce la prudencia, ayer en su discurso de la Unión ante el Congreso, prácticamente le declaró la guerra a Venezuela.
Eso sin contar que nuestro parlanchín Ministro de Defensa está el Estados Unidos y no propiamente con los niños en Disneylandia.
A mí Maduro me importa un carajo, es el modo de presidente que se merece ese país, como nosotros nos merecemos el que tenemos y como los norteamericanos el suyo, pero nos están metiendo en camisa de once varas.
Terminaremos con muchos muertos más de los que ya produce este nuevo capítulo de la revivida guerra civil uribista, pero con ciudades destruidas, incluidas sus precarias infraestructuras, endeudados por la compra de armas que aún hoy no necesitamos, porque las guerras no se hacen al fiado o con armas regaladas y el que pide fiado algún día tiene que pagar.
Y alguno se ha preguntado ¿qué beneficio práctico o real tendremos los colombianos en aventurarnos en esta guerra?
Lo primero es que los millones de adictos a Maduro que no mueran allá nos llegarán como refugiados de guerra y los miles que están acá no se van a regresar a un país en guerra, además en Venezuela hay cinco millones de colombianos que por derecho propio se regresarán y tenemos que recibirlos.
¡No ganamos nada!
Todo por el capricho político del actual partido del Sr. Presidente de tener como una de sus banderas políticas de “liberar a Venezuela de una sanguinaria dictadura” sin mirar la viga en el ojo propio, donde estamos en una “Sanguinaria Democracia”.
Y que conste que no hemos considerado las reacciones de Rusia, China entre otros.
