Crear, desarrollar, hacer, emprender y lanzar empresa en Colombia es una odisea para grandes, no solo estructuralmente, sino económica, social y hasta mentalmente estar muy fortalecidos para enfrentarse a las grandes cadenas de almacenes para lograr inicialmente poder conseguir una cita, entrevista o presentación de los productos cumpliendo con todos los requisitos que exigen para lograr sacar un producto al mercado en general.
Quienes han tratado o emprendido entenderán, que no basta con la idea, el producto final en regla que es un proceso de muchos trámites, años de trabajo para verlo en la etapa ya sea de muestra o listo para ofrecer, no logran experimentar los grandes paredones y obstáculos que se tienen que enfrentar frente a quienes son los responsables de canalizar, captar o recibir las nuevas opciones que el pequeño empresario saca para brindar a los grandes cadenas productos que les permite diversificar, mejorar y sin duda innovar con los productos de cientos de empresarios.
Todos quienes emprenden, por lo regular, ven el resultado final de sus productos puestos en las más grandes cadenas de almacenes, pero nunca se ponen a pensar o ignoran el proceso que se tiene que vivir para lograrlo realmente, tener y ver los productos en una góndola de éstas cadenas.
Es el comienzo para muchos, después de haber invertido ilimitado tiempo, recursos económicos, humanos, ilusiones, sueños quizás de toda una vida personal o familiar experimentar lo más duro, traumático, vergonzoso y en muchos casos humillante, ofrecer sus productos a estas grandes cadenas que muestran optimización, organización, tecnología y todo lo mejor a los clientes finales.
Pero en la realidad, muchos proveedores pequeños se enfrentan a un sistema desorganizado, muy mal direccionado, sin un protocolo respetuoso de canalización, captación y presentación formal de nuevos productos y están delimitados a la manera de trabajar según quién maneja las áreas comerciales a su antojo, disponibilidad de tiempo, capacidad laboral y quizás temperamento prepotente, que conlleva a una muy perjudicial imagen de sus firmas al querer impresionar que sólo es a través de ellos, los productos pueden pasar o ser aceptados.
No importa si cumplen los requisitos que el sistema nacional solicita o sea tengan las marcas registradas, código de barras, estén legalmente constituidas, tenga certificación de Invima y así muestren otros sellos y garantías que brinden calidad y respaldo nacional e internacionalmente.
Es preocupante que los pequeños empresarios se tengan que enfrentar a este tipo de funcionarios que por lo regular son aquellos que llevan décadas en las empresas, terminando por sentirse emperadores frente a los pequeños y nuevos productores o proveedores para permitirles recibir sus productos y todo por no tener un proceso o peor aún, no indicar previamente la manera correcta de introducción, presentación y protocolo formal que permita a los empresarios entrar sus productos.
En muchos casos son los mismos proveedores quienes deben hacer los seguimientos en vista de que no existe tampoco una respetable y coherente direccionamiento de quién está a cargo de estas importantes y sin duda vitales áreas para los mismos almacenes de cadena y por consiguiente de los proveedores, sean grandes y con mayor razón a los pequeños y nuevos que los buscan para ofrecer sus productos, más cuándo son productos exclusivos, únicos y con valores agregados que benefician a todos por igual no sólo a los mismos almacenes de cadena, sino al consumidor final qué es por el cual todos trabajan para ofrecer lo mejor.
¿Quién supervisa no sólo a éste tipo de funcionarios que terminan con sus impolutas maneras de atender, por deteriorar la imagen del esfuerzo de otros que buscan poner estos almacenes a la vanguardia, sino a nivel nacional para denunciar sus maneras de actuar, recibir y atender que rompen con las mismas políticas no solo empresariales, sino éticas y morales?
Eso está pasando por Cali, donde existe un caso que por un mal direccionamiento, que sin duda serán muchos y que las directivas desconocen, por ese miedo del pequeño empresario ver rechazado su producto que les ha costado mucho sacrificio, no los denuncian.
Al proveedor le tocó enfrentarse a un humillante momento por el solo hecho de hacer un respetuoso seguimiento que por más de tres meses no recibía, ni indicaciones y mucho menos atención, sólo cuando indicó pondría la queja a los supervisores, fue atendido, pero no en un lugar laboral y acordé a como debe recibirse, sino en una plaza de un centro comercial donde no existía un protocolo laboral acorde a la firma al respecto o gente de la empresa que valorará lo presentado.
El interés del funcionario no fue para conocer o mirar los productos, sino para conocer en persona quién estaba denunciando su mala práctica y personalmente con agresión verbal y rabia, dejándole saber que por los mensajes recibidos como quejas, los productos no podrían ser recibidos hasta no pasar los códigos que demorarían un año más para lograrlo y si aún así lo quería hacer, tendría que esperar entonces una rueda de negocios para presentarlos, que son las maneras que lo están haciendo, pero que nunca le indicó al proveedor al respecto, perdiendo la oportunidad de haberlo hecho éste mismo año, porque ya no sería éste que existan otra, según la funcionaria.
Ya con esa manifestación, además enfrentarse a la posibilidad que sus productos pueden ser excluidos y lo peor plagiados por indicar que ellos mismos maquilan productos bajos sus nombres, haciendo demostrar que sin duda ellos pueden sacar los conceptos presentados sin necesidad de los mostrados, por el solo hecho de haber puesto la queja a su asistente, entre otras acciones que mutilan sin duda cualquier manera correcta de poder tener los productos en este gran almacén de Cali, rompiendo e incluso las políticas de privacidad de la entidad que entran a la discriminación por ser un producto que desde el principio tiene una característica muy especial para el mercado y comunidades en particular que les serviría e incluso para penetrar nuevos mercados ampliándoles la oferta al beneficio de la misma cadena.
No basta con la pandemia que acabó con muchos negocios, sino que el empresario en su búsqueda de aportar al desarrollo de una ciudad como Cali que sufrió delicados procesos sociales, ahora se tengan que enfrentar a este tipo de acciones que limitan una correcta comercialización de los productos de los emprendedores que les tocó revaluar para seguir adelante.
Realmente es muy importante que una entidad como los almacenes de cadena tengan una correcta manera de receptar nuevos productos sin poner en desventaja, sea imparcial y ecuánime los procesos de revisión de productos para evitar una selección a dedo casi por el interés del funcionario al demostrar su inconformidad por quién pone una queja contra sus mismas maneras de trabajar que perjudican a la entidad.