Si no fueran tan graves las consecuencias, para la mayoría del pueblo colombiano, los grandes electores de la derecha en Colombia, serían solo un chiste. Pero, no. Aparecen cada 4 años, justo en el momento más oportuno para echarle el triunfo al bolsillo, a la corriente más retardataria del momento, y nunca le fallan. ¿Serán ¿los más ricos y poderosos? ¿Serán, quizá, los políticos de extrema derecha, es decir, Cambio Radical, los Conservadores, Centro Democrático, los cristianos?? NO.
NO SEÑORES. NO. Son nuestros gloriosos REVOLUCIONARIOS de todo pelambre, aparentemente matriculados en la izquierda, que nunca en el progresismo, hacen todo lo posible, para que este país, nunca cambie. Cuando las cosas podrían mejorar, para bien de todos, ellos las empeoran, en nombre de la revolución y la defensa de los desfavorecidos, o EL PUEBLO, que llaman. Ahora que lo pienso, parece tener sentido, pues así mismo los llaman los candidatos, en épocas de campaña… querido pueblo. Decía que no fallan, y es cierto.
Lo hicieron con Pastrana, quien se encontró la presidencia en un exitoso viaje al reino de Tirofijo, y que en nombre de la paz dejó expuesto medio país, para sufrir un fracaso estruendoso y hacer el ridículo. Pues señores, fracasó el “proceso” y solo quedó un rastro de mayor violencia y unas FARC más fuertes, además de un resentido contra todo nuevo intento de lograr una paz negociada. No hubo paz, y luego las guerrillas se encargaron de que la opción política y negociada, se fuera al traste. Los dólares del “Plan Colombia” se gastaron en el campo, pero no porque se invirtieran en el agro, sino, en balas. Un inepto, obvio, fracasó.
Con un país en perpetuo orden público dislocado, y crecimiento de la guerrilla desbordado, gracias la recreo del Caguán, llega un nuevo salvador. También, a horcajadas de la PAZ, pero esta vez, lograda a la brava, con autoridad, con mano firme y corazón grande.
Uribe se hace dueño del poder y propietario de vidas y haciendas; rompe la constitución y el Estado Social de Derecho, logrando 8 años de gobierno fraudulento, violento y lleno de un raro culto a la personalidad, que lo convirtió en el “milagro” político más poderoso de todos los tiempos, con capacidad de señalar “al que diga Uribe”.
De nuevo, fueron las guerrillas de izquierda, la escalera de ascenso de la derecha pura y dura, al poder. Y no solo eligieron presidente, sino que lograron que el pueblo colombiano fuera expoliado impunemente, desde todos los frentes, con lo que corrupción y violencia, vivieron una época feliz.
En nombre de una mal llamada Seguridad democrática, los Derechos Civiles se volvieron algo muy relativo y la vida un bien transable. No se negocia con “delincuentes” enemigos del Estado. Rompiendo así la lógica de las guerras: si no hay vencidos, debe haber negociación entre enemigos o simples adversarios. Tampoco hubo paz.
Y llegó el que diga Uribe: Santos. Impulsado por el “nuevo Mesías” En sus 8 años logró que las Farc, la más antigua y numerosa de las guerrillas colombianas, firmaran la paz, dejara las armas y se desmovilizara, bajo unos acuerdos serios, vinculantes, con plazo y temas muy definidos y pendientes. Se hizo con presencia de organismos internacionales como garantes. Es decir, fue un tratado de paz legal, entre un Estado y un grupo insurgente. Dicen que fue modélico, que el mundo, aplaudió. Pero… estaban la derecha dura y el ELN.
El ELN. La que durante muchos años fue considerada la insurgencia colombiana con mejor estructura política e ideológica, que se nutría de intelecto e ideas nacionalistas, y presumía defender la soberanía de Colombia, ya permeada por los vicios de la sociedad que pretendía “liberar” untado de economías ilegales, y trabajando al alimón con la extrema derecha, cada cual, desde sus posibilidades, hicieron todo a su alcance, para que la Paz del señor Juan Manuel Santos y las FARC, fracasara.
Y así, con la ayuda de nuestros “revolucionarios” a dueto, de nuevo, con la extrema derecha, desbarataron la esperanza de paz. Enredando el proceso, dificultando los acuerdos, y posponiendo otra oportunidad. Y de nuevo… Uribe.
Sí, de nuevo fue el que dijo Uribe. Otro al que, desde la distancia, le dictaban sus deberes y quehaceres. Duque, el adulador que, sin hacer el bachillerato político, se graduó de presidente. Chance inesperado. Y unas infames tareas que cumplir: debía dañar, destruir, acabar, cualquier posible éxito del proceso Santos-FARC. Durante 4 años, Duque tuvo el presupuesto, la maquinaria y luz verde para maltratar todo lo que oliera a los Acuerdos de La Habana. Pero no hay mal que por bien no venga, dicen nuestros campesinos. Uribe calculó mal. Y por haber puesto a un novato, a manejar un negocio demasiado grande para su talante frívolo y vacío, Uribe se equivocó. A pesar de su condición de títere, los hilos de Duque no funcionaron muy bien. De tal forma, que su pésimo gobierno, y su peor falta de madurez política, dañaron en gran parte el legado de su mentor y tramoyista: “se tiró en la batica a cuadros”.
Fue tan desastroso el trabajo de Duque, como presidente, que abrió las puertas al PRIMER GOBIERNO DE IZQUIERDA, en más de 200 años de historia de Colombia. Y se ganó el deprecio de su propio Partido. Pero, para Colombia, brilló una luz en el horizonte de los que NUNCA se habían sentido representados y que siempre esperaron, en vano, que el gobernante gobernara para ellos, no solo para sus amigos. UNA LUZ, llamada Gustavo Petro. La izquierda tenía un resquicio para hacer algo por “el pueblo” que llaman.
Pero para lograrlo, sabe que primero debe llevar a Colombia hacia una prosperidad compartida, a un nuevo estadio del desarrollo y equidad. Y sabe, que solo es posible lograrlo, en medio de una nación en PAZ. Y, desde hace mucho tiempo, algunos hombres inteligentes, descubrieron, que la PAZ se hace entre y con los que están en guerra.
Y Colombia vive una guerra interna desde que yo era un niño, y hoy tengo 75 años. Así que Petro convocó a TODOS LOS VIOLENTOS, a un proyecto de Paz total. Pero NO. Entre los convocados está el ELN, que, como en la despechada canción de Chente Fernández, “ya tenías no sé cuántos fracasos” y es un experto en gambetear gobiernos, y jugar con la ilusión de paz de los colombiano.
Y hoy anda en las mismas. Con sus inconsistencias y triquiñuelas están poniendo en riesgo, no solo la paz, sino una posibles esperanza para los excluidos de Colombia. Y ellos, lo saben. El del presidente Petro, puede ser el último gobierno que los llama a una mesa de diálogo. Lo que supone y ojalá me equivoque, una etapa de lucha a sangre y fuego.
Y todos perdemos, aún más. Pero volviendo a los grandes electores de la Derecha, estamos en esas: de nuevo, llegan al rescate de la extrema derecha, nuestros revolucionarios, ahora en asocio de otras yerbas, con distintos nombres y motivaciones.
Al ELN lo invitan a un proceso de paz, y como en otras veces, marrullero y falaz, se sienta a charlar con el gobierno y otros sectores, mientras sigue con sus trapicheos. Me pregunto cuál es el real motivo de tanta inconsistencia.
Y los que me preocupa son tres preguntas para las que no hay respuesta aun. 1) ¿¿No hay unidad de mando, por ruedas sueltas?? 2) ¿Dejan “fondos de reserva” es decir, temen que les pase lo de las FARC, y les hagan conejo?? 3) Su vieja jerarquía, fundadores y jefes tradicionales, son hoy figuras de papel, ¿¿solo fachada?? De ser cierta alguna de mis hipótesis, no iremos a ningún Pereira, con el proceso de paz con los elenos. Botamos caspa a destajo. Lo cierto, es que parece que tienen esquiroles internos o talvez nunca han tenido voluntad de negociar con el gobierno Petro…un político cercano a sus originarios ideales insurgentes. Dañan la paz, dañan al único gobierno progresista de nuestra historia…y le matan la esperanza un pueblo entero.
Ahora, hasta los grupos residuales de las FARC, aquellos que por distintas razones volvieron a las armas, están poniendo palos en la rueda, con su falta de seriedad. Esto no es todo. Los acompañan en su cometido, toda clase de organizaciones de avería, con una u otra forma de delincuencia. Lo que no es de extrañar.
Porque desde que las élites colombianas enseñaron, desde arriba, que todo vale, que todo es legal, si se tienen los amigos correctos, todo el pobretón o vivaracho que quiera violar la ley solo hace que repetirse el gastado mantra del de abajo: “y si esos hijueputas de arriba roban a destajo, si delinquen por hacer ejercicio… ¿¿que esperamos nosotros?? ¡Hágale mijo!
Y de nuevo, señores, tenemos a los supuestos “libertadores del pueblo” de antes, haciendo lo posible para que el gobierno progresista fracase. Para que la derecha extrema regrese, y poder justificar, así, la existencia de una “guerrilla” obsoleta anacrónica que perdió el rumbo insurgente hace mucho tiempo. De nuevo y hoy nos niegan algún chance de ser representados con respeto, con decencia y con equidad, por el primer gobierno progresista de la historia.