El fantoche (mamarracho presumido) de Nicolás Gaviria evidenció la existencia de personas que se creen superiores a los demás por el hecho de haber nacido con ciertos apellidos o privilegios sociales.
Pero si uno se pone a revisar, suelen ser los que menos autoridad moral tienen. Este personaje es un fiel representante de la generación de:
- los "ladrones de cuello blanco",
- los "hijos de papi" autoelegidos para heredar y mantener el poder de sus papás,
- los prestigiosos corruptos graduados en los "mejores" colegios y universidades,
- los "buenos muchachos" como diría una vergüenza de expresidente,
- "la gente de bien" como se auto-proclama la alta alcurnia y sus paramilitares (eso se creía Mancuso, por ejemplo).
- los gobernantes para mantenerse en el poder justifican cualquier medio: eliminar a la oposición, chuzarlos, eliminarlos, hacerles guerra psicológica o matarlos de hambre y de falta de oportunidades para vivir dignamente.
Se sienten elegidos por su dios para limpiar el país de "los malos" para que pueda "vivir bien" la "gente de bien". Fanáticos religiosos, como el procurador ordónez, que se creen estandarte de la moral pero que se mantiene por los corruptos que lo rodean (véanse sus invitados al matrimonio de su hija).
Suelen ser de la extrema derecha, cercanos tanto al nazismo como al Opus Dei, que dan limosna en misa y que no tienen el menor escrúpulo de robarse los bienes públicos y financiar la limpieza social de la "chusma de guaches". Doble moralistas que han alimentado la "mano negra" que a punta de guerra sucia ha eliminado sistemáticamente a los que consideran perjudican sus intereses: ateos, comunistas, homosexuales, en fin, "indigentes".
"Lo mando para el Chocó" le dice el fantoche gaviria a un policía queriéndolo insultar e insultando a los habitantes del Chocó y a una de las geografías más bellas del planeta. Recuerda al "padre de la patria" (diputado de Antioquia) para el que invertir en el Chocó era como "perfumar un bollo". El gomelo de la universidad de la sabana le sentencia a un policía: "Mañana se muere", gamonales de finca que se creen dueños de la vida de los demás. Y concluye: "Usted no sabe quién soy yo!" como si eso justificara pasar por encima de la dignidad de los demás.
Más bien son fariseos actuales, "sepulcros blanqueados" que exhalan perfume extranjero pero que están repletos de inmundicia si se revisa su hoja de vida o sus declaraciones de renta (por eso uribe no la muestra).
Los más altos estratos económicos suelen estar en los menores estratos morales. Quizá, como están las cosas, para mantenerse en los privilegios fantoches hay que ser un indigente moral de estrato 6.
EDGAR A RAMIREZ
060315