La serie de Caracol Televisión se estrena en un panorama donde luego de casi dos años, RCN logra posicionar una de sus producciones en los primeros lugares de sintonía. Los Fugitivos, la producción inspirada en la serie gringa de los sesentas, aún parece no convencer al público que se mantiene atrapado por El Capo 3, su competencia directa, que incluso le ganó por casi un punto de rating (10.3 – 9.5 respectivamente) el día de su estreno.
Esto es lo malo, lo regular y lo bueno de la serie Los Fugitivos:
Lo malo:
Las inverosímiles escenas del primer capítulo: Julián, interpretado por Emmanuel Esparza, recibe una llamada de una mujer quien acaba de descubrir un fraude en la empresa donde él trabaja. Ella le dice que tiene que ir urgente y cuando llega, es asesinada a tiros por un misterioso sujeto que huye y deja a Julián con el arma del delito. En ese instante llega la policía, por tal razón es declarado culpable, debe ir a prisión, donde conoce a Esperanza y se enamora de ella.
Un argumento no creíble ¿Dónde estaban los vigilantes? ¿Acaso no hay cámaras de seguridad que hayan registrado los hechos? Si bien se entiende, la empresa donde ocurrieron los hechos por los cuales Julián –Emanuel Esparza- va a la cárcel, podría ser como cualquier otra de las que están ubicadas en el exclusivo sector del Parque de la 93 y lo mínimo que tienen estas compañías es un equipo de vigilantes -ante los cuales el asesino no habría podido ni entrar, ni salir olímpicamente- o por lo menos, cámaras de seguridad que hubiesen registrado al menos, la presencia de este.
¿Qué pasó con la prueba de parafina para comprobar si hay pólvora en las manos de Julián y si efectivamente él disparó? Tampoco es del todo creíble el universo de la cárcel ni la forma en que se establece la relación entre los protagonistas, es decir, se supone que hay cárceles para hombres y cárceles para mujeres, con más razón si se trata crímenes tan graves como aquellos por los que son acusados ambos protagonistas. ¿Así será toda la serie?
Lo regular:
La protagonista: Taliana Vargas ha demostrado que en efecto, tiene la capacidad de interpretar personajes-al menos en televisión- de forma creíble y bien hecha cuando hace las elecciones correctas, tal cual como sucedió en Rafael Orozco, El Ídolo. No obstante lo visto hasta el momento en Los Fugitivos, su personaje se siente “saturado” es decir, todo el tiempo está intentando comunicar su dolor; miradas algo exageradas, aptitudes un tanto masculinas y el engrosamiento de la voz –que más bien da la impresión de estar afónica- son algunos intentos de la actriz por transmitir la energía decaída de este personaje. En todo caso, ganará el premio TV y Novelas a mejor actriz.
A su defensa, hay que decir dos cosas. La primera, que es muy pronto para emitir juicios generales sobre su trabajo, que la actuación es un proceso de prueba-error, por lo que pueda que mejore tras algunos capítulos. La segunda, que un personaje se construye partiendo de decisiones acertadas entre actor y director. Ahora, la actuación de Taliana también depende de un director que puede aprobar o rechazar sus propuestas, indicarle que tipo de voz quiere, y decidir con que planos enfocarla para realzar o disminuir sus gestos. Fuera de los alcances de Taliana, está el hecho de que quieran hacerle creer al espectador que su personaje pueda tener una hija que ya pasó la adolescencia, cuando no tiene una sola arruga en su cara. Como dato interesante, el personaje resultó ser homónimo de Esperanza Gómez, la popular actriz porno colombiana.
Lo bueno:
Aplausos merece Endry Cardeño, quien saltó al estrellato tras su participación en Los Reyes en el 2005. Desde entonces ha seguido apareciendo en la televisión colombiana con diversos papeles, pero ninguno como “Cicatriz”. Detrás de este trabajo hay un mérito tanto actoral, como técnico de la producción, y la gran sorpresa fue ver en lo que la recordada Tía Laisa podía llegar a convertirse. Ese es un claro ejemplo de la magia de la actuación. Igualmente, Josse Narváez hace un buen trabajo que merece ser reconocido.
Por destacar es la presencia de actores/directores de teatro como Johan Velandia –cuyas creaciones arrasan en taquilla- o Mario Jurado -reconocido maestro de actuación, dramaturgo y director- en la serie. Es de aplaudir el hecho de que CMO se haya preocupado por darles oportunidad a actores formados en las tablas de que su trabajo logre trascender a otros ámbitos y puedan lograr mayor reconocimiento entre el público. Por ejemplo, Jurado es un hombre físicamentede contextura aún más frágil que Taliana Vargas pero su potencia interpretativa nos lleva a creer que es capaz de violar a esta e inclusive, propinarle una golpiza a un individuo del porte de Emanuel Esparza.Falta ver que sus apariciones no se queden en personajes secundarios que poco o nada tienen relevancia para la trama.
Si hay algo por lo que se puede distinguir las producciones de CMO es por la calidad de su factura, técnicamente son impecables y esta no es la excepción. No en vano se vendía como la primera serie de televisión de formato Ultra HD, grabada con equipos Scarlet y GoPro. Su fotografía no tiene nada que envidiarle al cine y la imagen no solo se ve, sino que casi que se puede sentir. Hay que destacar que pese a los desaciertos argumentales mencionados anteriormente, desde su narrativa es una historia que está inteligentemente diseñada, por lo cual es fácil engancharse con ella.
¿Qué podemos esperar?
La televisión colombiana está marcando una tendencia muy clara a historias de policías y ladrones. Por un lado tenemos a Pedro Pablo León Jaramillo y su eterna huída de las autoridades y por el otro tenemos a Taliana Vargas con Emanuel Esparza escapando de la cárcel, ambos argumentos son asombrosamente similares, si los analizamos desde un nivel más global. Igualmente, ambas producciones tienen en común la excelente factura técnica que hacen sentir al espectador como si estuviese viendo cine.
Sin embargo, formatos como: Yo Me Llamo, El Desafío o Protagonistas de Nuestra Tele –versión 2012- parecen tener más acogida, al menos a nivel nacional, pues hay que tener en cuenta que nuestro país produce mucha televisión para ser comercializada en el exterior. El comportamiento de las audiencias es impredecible, pero lo cierto es que hay fórmulas que parecen estar dando resultados y mientras una fórmula sea efectiva, se seguirá explotando hasta que deje de serlo. Para entonces, ya habrá otra nueva por explotar.