Pedro Contecha, cabeza de la poderosa firma Ingeniería de Vías S.A.S. y uno de los zares de la contratación pública en Colombia, reconoció que le ha prestado su avión privado al ministro de Transporte, Guillermo Reyes. Según él, lo ha hecho de manera solícita porque a un funcionario de esa categoría no se le puede decir que no. Incluso calculó el precio del favor y dijo que usar la nave tres días a la semana vale no menos de $15 millones.
Su afirmación se produjo al ser consultado por el portal La Silla Vacía, en desarrollo de una investigación periodística sobre un posible sobrecosto del cien por ciento en el contrato de rehabilitación de un trayecto de la Vía Panamericana que se desbancó a comienzos de año y sumió en una grave crisis a la comunidad de Rosas, en el departamento del Cauca. El proyecto está a cargo de la firma de Contecha.
En lo que pocos parecen haber reparado es que el préstamo del avión no es inocuo. El Código Disciplinario Único prohíbe a los servidores públicos “solicitar, directa o indirectamente, dádivas, agasajos, regalos, favores o cualquier otra clase de beneficios”.
El caso va mucho más allá de las suspicacias en la medida en que Contecha es uno de los más grandes contratistas de obras viales en Colombia y se mueve entonces en la órbita del ministro de Transporte. Una evaluación disciplinaria del tema podría cobijar también al director de Invías Juan Alfonso Latorre. Latorre no solo acompaña al ministro en varios de sus viajes, sino porque es la cabeza de la entidad que suscribió con Contecha un contrato que representará un desembolso de $60.000 millones.
El Ministro sostiene que aquí no se presenta ningún conflicto de intereses porque él no es adjudicatario de contratos. Asegura que existe -aunque no lo ha expuesto públicamente- un contrato privado que él firmó con Contecha para cubrir los gastos de gasolina durante sus viajes.
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