El recién electo y ya culpable de todo lo que pasa en este país, según la izquierda, doctor Iván Duque, tendrá que enfrentarse a 1200 disidentes Farc activos, 3000 activos del ELN y por lo menos 5.000 miembros de bandas criminales también activos. Súmele el asesinato de líderes sociales, y la oposición descarnada y sin cuartel que seguramente le harán Gustavo Petro y su combo.
Desde ya se sabe también que será blanco de innumerables burlas por parte de la prensa, y en especial de caricaturistas radicales como Matador, cuya autovictimización les da el permiso social para sembrar más odio.
Recibe también un país cuya infraestructura está empeñada a la banca de Sarmiento Angulo, algo que seguramente no se va a solucionar de la noche a la mañana.
En temas de educación ni se diga. No imagino cómo va a hacer para cumplir con el tema de la educación superior gratuita, porque para nadie es un secreto que este país no tiene plata para implementar ese modelo social de educación. Tampoco sé cómo hará para generar empleo en una nación marcada por la desconfianza inversionista que deja Juan Manuel Santos.
Por otro lado, no le será fácil desmarcarse de Álvaro Uribe, y aunque pregone fidelidad a su mentor, es evidente que en muchas decisiones deberá mostrar independencia, so pena de posibles crisis de gobernabilidad que le pueda generar su línea si se torna en extremo uribista; es decir, tarde o temprano se va a distanciar, toda vez que siempre se encontrará con decisiones que a Uribe o a la línea dura del CD no le van a gustar.
Además, superar al saliente gobierno en materia de vivienda de interés social o vivienda gratuita no es algo a lo que Duque le pueda apostar, pues cuando Santos asumió la presidencia en el 2010 todavía quedaba plata para el tema, pero el hueco fiscal creado con el costoso proceso de paz es algo que tarde o temprano le pasará factura al erario de los colombianos.
Finalmente, y para no alargarme, la hecatombe de la salud en este momento es de tal magnitud que antes de agosto de 2019 la crisis tocará fondo. Así que aunque entre implantando medidas urgentes y con las mejores intenciones, estas solo serán pañitos de agua por una sola razón: el sistema de salud, y todo cuanto concierne a la ley 100, debe reformarse desde la raíz, si quiere mejorar. Esto no es fácil con un Congreso como el que entrará, en el que muchos ya traen sus propios intereses... Va a estar linda la discusión sobre si acabar o no las E.P.S.
Sin embargo, si uno de los problemas que hereda Iván Duque en verdad está para alquilar balcón es el que tiene con Gustavo Petro... El más indigno de los perdedores, y a la vez alguien que ya demostró que ejecutando es una fracaso, pero que haciendo oposición es el más encarnizado super sayayín.
Ya imagino esos debates donde la verborrea de Petro se extenderá como la hiedra, y les aseguro, con baterías perfectamente apuntadas a perjudicar a Iván Duque, al Centro Democrático, y en general a todo lo que les huela a Uribe. ¡He dicho!