“Taganga, pueblo de pescadores” es ciertamente la expresión indicada para vender la imagen de una comunidad en donde sus habitantes –descendientes directos de los antiguos tayronas- vivieron por siglos tranquilamente. Pero esa imagen no es más que una propaganda porque lo exótico atrae. Se concibe todavía al pueblo aislado del “progreso” viviendo únicamente de las actividades de subsistencia; de aquello que extraen del mar o del comercio con la urbe.
Sin embargo, todo eso no es cierto. A partir de la construcción de la carretera a Taganga en 1956 que conecta a Santa Marta con ese corregimiento, un turismo casi hostil con el medio ambiente ha desplazado las formas de vida tradicional. Los peces se han ido muy lejos por el constante ruido de los motores de las lanchas y son contados los propios tagangueros que aún pescan –y eso- muy lejos de las playas originales.
Lo más oscuro de todo, es en lo que se ha convertido Taganga. En Santa Marta no es un secreto que Taganga se caracteriza por las rumbas sin control, el permisivo consumo de drogas fácil de conseguir y el turismo sexual –incluyendo el infantil. De esto último, es conocido que el contagio de VIH sida es una problemática que preocupa a Taganga. En 2012 se notificaron en Santa Marta 36.2 casos por cada 100 mil habitantes.
La prensa local ha señalado a los promotores: un grupo de extranjeros de orígen israelí que conforman la red de tráfico de drogas y del negocio de la prostitución en el pueblo. Lo increíble es la posible complicidad de las autoridades en encubrir el status quo en el que se encuentra sumergido Taganga por el escándalo surgido el pasado 14 de enero de este año. Numerosos empresarios, hoteleros y ciudadanos advirtieron al comando de la Policía Metropolitana de Santa Marta (MESAN) la realización de un evento en Playaca supuestamente cultural y que tuvo el “visto bueno” del teniente Billy Rubén Andrews Junco y el patrullero Meléndez Hernández.
“Ese evento nada cultural fue, ahí lo que había era una bacanal consumo de licor, de drogas, hubo venta de marihuana y coca, eso lo vio todo el mundo, hay videos y fotos y chats de los jóvenes que acudieron al lugar donde se promocionaban los servicios que se estaban ofreciendo” declaró un empresario hotelero de Taganga. Todo el mundo en Santa Marta conoce la clase de fiestas que se hacen en la casi solitaria Playaca, ubicada más abajo del mirador de Taganga en donde las autoridades brillaron por la ausencia. “si hubiese sido un evento cultural, los organismos de socorro tendrían que estar presentes. Esto quiere decir que se celebró un evento con gran cantidad de público y no se tuvo ningún plan de contingencia, no había ambulancia, no había nada, y la Policía Metropolitana permitió que este certamen se hiciera”, agregaron comerciantes de Taganga.
Pero al dia siguiente del evento, el secretario de Gobierno Distrital William Renán, manifestó al periódico local “Hoy Diario del Magdalena” (1) que el evento no contó con el aval de la Alcaldía. “Me sorprende esta información de que el evento se haya llevado a cabo, no entiendo como la Policía lo permitió, la Policía no está legalmente autorizada para dar esta clase de permisos, ellos (la policía) lo único que puede dar es un visto bueno, donde el organizador del evento se comprometa, si es un evento cultural, a no permitir la venta de licores, a que no ingresen personas con armas de fuego, entre otras cosas”, anotó el Secretario de Gobierno.
“Hay videos, hay selfis, chats, conversaciones entre jóvenes donde se invitan uno a los otros a asistir a Playaca donde la bacanal era de fuera de límites. No sabemos quién vendía las drogas, pero de que hubo consumo, hubo, y en cantidad, muchos jóvenes salieron del lugar enloquecidos por la gran cantidad de drogas que ingirieron, esto debe investigarlo la Policía no estar patrocinando esta clase de eventos que deterioran el tejido social”, señaló un empresario de Taganga.
Respecto al organizador del evento Assi Moosh, ni en Taganga ni en la Policía Metropolitana quisieron dar información acerca del sujeto. Los comerciantes aseguran temer por sus vidas si hablan de él. “Creemos que ha llegado el momento de pedirle a las autoridades que abandonen la permisividad frente a estos señores israelíes, estamos preparando un documento pidiéndole a Migración Colombia, a la Fiscalía General de la Nación y al Ejército, que actúen frente a lo que viene ocurriendo en Taganga, no le pedimos a la Policía que asuma lo de su competencia, porque no confiamos en la Policía, altos oficiales de la Metropolitana tienen relaciones de amistad con los israelíes y desconfiamos de ella”, terminó diciendo el empresario hotelero.
(1) Evento musical fue una ´bacanal´ de alcohol y drogas. Disponible en formato html: http://www.hoydiariodelmagdalena.com.co/noticias/ciudad10532.html