Un poco después de las 4 de la tarde los escritores Julio César Londoño y Alejandro José López dieron comienzo a la charla sobre el tema propuesto: las claves del ensayista.
De López se dice que es Doctor en Literatura y Medios de Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid. Entre los años 2004 y 2008 dirigió la Escuela de Estudios Literarios perteneciente a la Universidad del Valle. Actualmente se desempeña como profesor asociado en la Universidad del Valle; además es escritor, realizador audiovisual, profesor e investigador. Ha publicado dos libros de ensayos: Entre la pluma y la pantalla: Reflexiones sobre literatura, cine y periodismo (2003) y Pasión crítica: Ensayos sobre literatura latinoamericana contemporánea (2010); dos crónicas y entrevistas: Tierra posible (1999) y Al pie de la letra (2007 y, como libro electrónico, 2014); dos cuentos: Dalí violeta (2005) y Catalina todos los jueves (2012); y una novela: Nadie es eterno (2012).
De Julio César Londoño Wikipedia asegura que nació Palmira (Valle del Cauca) el 1 de noviembre de 1953, y es un escritor, crítico literario, biógrafo y cuentista colombiano. En 1998 ganó el Premio Juan Rulfo de cuento en París. Actualmente escribe para reconocidos periódicos y medios nacionales como El País de Cali, El Espectador (periódico), Cromos, Arcadia, El Malpensante y Donjuán. Ha sido ganador también de otros premios y reconocimientos entre los que se cuentan el Concurso Nacional de Cuento, de la Cámara de Comercio de Bogotá, en 1988 y 1989, con sus cuentos El suicida y La matrona babilónica, respectivamente; el premio Jorge Isaacs de Ensayo de Cali por su texto La ecuación del azar y el Carlos Castro Saavedra, de Medellín. A nivel internacional ha recibido el premio Alejo Carpentier en La Habana (1992) por su cuento Sacrificio de dama; el galardón de cuento de ciencia ficción de la Universidad de Veracruz y el premio Plural de Ensayo, ambos en México.
Julio César Londoño, con “un sentido moral cuidadosamente retorcido”, como lo definió Héctor Abad Faciolince, y Alejandro José López, quien a veces se libera de la academia para decir, hacer y conversar, dieron inicio a sus apreciaciones sobre ese género literario.
Y entonces, López propuso un ping pong verbal para que los asistentes que llenaron el auditorio Jorge Isaacs de la Biblioteca Departamental pudiéramos conocer el ingenio de este género, pero sobre todo las apreciaciones que sobre el mismo tienen quienes lo practican con alguna frecuencia.
Y en medio de agudezas palabreadas dijeron que un ensayo solo se puede escribir bien si se sabe sobre lo que se escribe. Señalaron que la arrogancia no va con el ensayo, que el lenguaje de quien lo practica debe estar en permanente ebullición y que el ensayista es como el poeta que cada que habla se está inventando el lenguaje.
También señalaron que el ensayista no puede dejar nota su vanidad en el texto. Cuestionaron acerca de que la filosofía no solo está en los pensadores europeos ya reconocidos, que también se encontraba en los poetas, en una novela de cualquier latinoamericano, que la filosofía no tiene exclusividades.
Precisaron que la virtud del ensayista es la capacidad que tiene de especular pero que además en la escritura debe tener gracia. Que cuando se lee a un ensayista se espera leer lo piensa sin necesidad de que tenga rigor.
Finalmente cada uno, según su gusto personal, recomendó a alguno de los ensayistas que podían proveer de algunas herramientas a los que se aventuran en este género.
Una tarde muy especial e interesante que hizo parte del 4º Festival Internacional de Literatura: Oiga, Mire, Lea que va hasta el 9 de septiembre en la ciudad de Cali.