La mirada de los poderes públicos está difusa y el pueblo posee una miopía de carácter global. Estamos viéndolo de frente, no es un invento. Ayer nos prometían “bajar impuestos, subir salarios“, educación gratuita, entre otros, pero hoy la realidad es otra.
Tenemos al Fiscal General envuelto en escándalos de corrupción por coimas para ofrecer contratación en obras públicas y favorecer a la empresa brasileña Odebrecht. Para que nosotros “los vivos” quedemos satisfechos, el fiscal sugiere nombrar fiscal ad hoc para este caso, porque él desea darles claridad a los colombianos y defender su honorabilidad, pero adivinen ¿quién sugiere la terna? Sí, señores y señoras, Ivánn Duque, al mismo que le financiaron la campaña en un 66% el famoso señor Sarmiento Angulo con su Grupo Aval, grupo económico que también está en el ojo del huracán por el tema de Odebrecht. Y nosotros felices, nos da risa, pero de ahí no pasa, nos falta una exagerada dosis de civilización, cultura y sobre todo educación para entender que Colombia es un Estado corrupto y fallido, siendo nosotros cómplices de tanta ignominia.
Sí, señores y señoras, nos van a subir los impuestos y probablemente los millones de colombianos que sobreviven con un mínimo tendrán que acostumbrarse a un aumento irrisorio de máximo 35 mil pesos, ojalá me equivoque en el pronóstico. Como si fuera poco, el tema de la educación, ¿se acuerdan de la “educación gratuita"? Al parecer nos dimos cuenta rápido de que el relator de los siete enanos es un demagogo pura sangre, pues estudiantes de la universidad pública lucharon por más de 60 días en la exigencia de lo que debe ser un deber del Estado, hablo de presupuesto para la educación pública de calidad. Todo esto que he comentado hubiera puesto de pie a cualquier otra nación, pero Colombia sigue sentada en su comodidad mórbida. Todos estos hechos que hoy son noticia nacional me hace llegar a mi mente las famosas movilizaciones de estudiantes venezolanos. ¿Se acuerdan de los patriotas venezolanos? Así llamaba Uribe a los estudiantes venezolanos que se sublevaban al régimen, ellos tenían capítulo aparte en otro canal, el de Gurisatti, para que desahogaran la represión de la dictadura. Si ustedes se acuerdan, resulta que a los nuestros, los colombianos, nuestros patriotas estudiantes, queremos adjudicarle el seudónimo de vándalos para hacer creer que el que lucha por sus derechos en Colombia es un desadaptado, esto sí es el colmo de los colmos. Lo peor es que algunos ciudadanos lo creen. No olvidemos que las protestas no deben estar marcadas por el vandalismo, pero enfoquémonos y demos el beneficio de la duda si son realmente estudiantes. Por ejemplo en Popayán, el 13 de diciembre ardía la manifestación, máxime, por supuestos infiltrados de la misma policía que sabotearon la marcha (video que circula en redes sociales) provocando una arremetida del Esmad, hecho que terminó en graves heridas a manifestantes y uno de ellos Esteban Mosquera perdió un ojo al estallarle en la cara una granada aturdidora, lanzada supuestamente desde el escuadrón móvil antidisturbios.
Mientras todo esto sucede, ¿todos enfocados en lo nuestro verdad? Debería preocuparnos bastante que en Colombia no podamos exigir derechos fundamentales como la salud, educación, a la vida, la dignidad humana, porque corremos el riesgo de morir, de ser un falso positivo o uno más de los desaparecidos. Por eso y más, los estudiantes, que arriesgan sus vidas, su futuro, nos deben dejar una enseñanza y es que en Colombia el que no lucha por sus derechos tendrá que acostumbrarse a vivir sin ellos. Y ellos, los estudiantes, nos están dando cátedra de dignidad a un pueblo acostumbrado al servilismo.