Este año, de manera casi que imprevista para nosotros los estudiantes, el Magisterio Nacional en representación de su sindicato más grande, FECODE, declaró un cese de actividades en las instituciones públicas. Recuerdo que en mi colegio no esperamos ninguna explicación para actuar y decidimos estudiar el pliego de FECODE, ver las alocuciones, mirar los periódicos, noticiero. Comenzamos a distribuir la información para que nuestros compañeros supieran de qué se trataba el paro de nuestros maestros, y poco a poco nos fuimos organizando en nuestras propias instituciones, creando equipos de trabajo, grupos de Facebook, de WhatsApp, convocando reuniones, en pro de apoyar a nuestros docentes. Además, escuchábamos a Carlos Rivas, presidente de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, quien constantemente afirmaba que la lucha era por nosotros, los estudiantes, pues que de cierta forma estaban representando nuestros intereses y nuestro bien. Sin embargo, la cuestión fue, ¿acaso alguna vez nos consultaron?
Pasaron 37 días, ni uno solo de descanso para los diferentes grupos de estudiantes que siempre estuvimos atentos ante la situación de la educación pública, que fehacientemente estuvimos acompañándolos, inclusive en las reuniones de los sindicatos regionales. Recuerdo muy bien cómo todos nos uníamos (profesores, padres de familia, estudiantes y gente de alrededores que se unía a las marchas), cantábamos juntos y gritábamos las consignas casi como si fuera una sola voz, la voz del pueblo
De voz a voz, de sentimiento a sentimiento, de buscar lo mismo, así se pensara diferente, se fue conformando una fuerza estudiantil de secundaria, una fuerza movilizadora que no importaba la intransigencia de los agentes de policía, o de los mismos conductores y transeúntes. No importaba si llovía o hacía mucho calor, íbamos a estar ahí firmes mirando de frente las injusticias y actuando para mejorar nuestro vivir, y el vivir de toda la comunidad educativa. Unión Estudiantil del Pueblo, cohesión de muchos colegios públicos que vimos la necesidad y tuvimos la voluntad de organizarnos, de ser una fuerza social manejando los argumentos, lo hechos, y el pensamiento y el actuar deliberado y no guiados por la conducta vehemente que acostumbran la mayoría de políticos
El último día del paro habíamos terminado una asamblea decisoria sobre las actividades posteriores de la semana próxima, y recibimos el levantamiento del paro como un puñalada por la espalda, estábamos consternados como era posible que hacía dos horas un comunicado de prensa nos decía que el paro seguía en pie, firmes, pero que luego de forma totalmente imprevista y sin consultarnos a los estudiantes, ni siquiera a la junta nacional de docentes. Escuchamos atentos las intervenciones de la ministra, de las directrices de FECODE que en cuestión de dos horas había un viraje en sus discursos, algo bastante complaciente con el gobierno y hasta disculpándose, cuando anteriormente había rechazado duramente la agresión por parte de ESMAD hacia los docentes en Bogotá y en diferentes partes de Nariño, FECODE el sindicato que dijo a ver convocado el paro en pro de la educación, de nosotros los estudiantes, había acordado un tanto a medias, los puntos que afectaban directamente las condiciones de trabajo de los docentes, a excepción de la reforma al sistema general de participaciones, que entre otras cosas se avanzó pero no tanto como se quería
Señores y señoras docentes, padres de familia, ciudadano del común, nosotros no somos el futuro de este país, han estado equivocados inculcándonos eso porque la realidad que nos deja esta experiencia es que nosotros los estudiantes somos el presente y futuro de este país, y no lo pensaremos dos veces para actuar frente a la defensa de nuestros derechos, a la defensa de sus derechos, a la defensa de un mejor país para todos nosotros.