Gracias a Nairo Quintana Movistar pudo obtener en la última década tres podiums en el Tour de Francia, un Giro de Italia y una Vuelta, además de competencias tan importantes como el Tour de Romandía o la Tirreno Adriático. El primer desplante que recibió Nairo fue la contratación en el 2018 de Mikel Landa. Con él tenía que compartir el liderato en el Tour de Francia. Fue un desastre. Movistar quería sacar a la brava a un campeón español. Landa fue un fracaso.
Desde ese momento Nairo perdió protagonismo. Un equipo dividido, gregarios que se le rebelaban como el costaricense Andrey Amador o como Marc Soler. Este último era el peor de todos. Con ganas de ser líder sin tener ningún mérito, desafió a Nairo con esta grosería en plena carrera:
Una canallada descarada. Al igual que lo que le hicieron en el Tour de Francia del año pasado. Nairo iba a ser líder de la competencia pero su propio equipo empezó a acelerar. El boyacense se cansó y se fue a una escuadra pequeña, el Arkea francés, donde es lider absoluto. Ha tenido un año esplendoroso. Victorias en Francia, en la París-Niza, y ahora está cuarto en el Criterium Dauphiné y todo apunta a que volverá a ser protagonista de un Tour después de su último podio en el 2016.
Mientras tanto el Movistar vive un pésimo momento. Sus fichas, Valverde, Marc Soler y Enric Mas, no están ni entre los 20 primeros de la Dauphiné y se ve que no tienen piernas para ganar ni ser protagonistas de ninguna gran Vuelta. Un error haber despreciado a un campeón como Nairo. Se creían que eran el mejor equipo del mundo pero, con los resultados del 2020, queda claro que fue el colombiano quien hizo grande sus colores. Su mala leche, evidenciado en el documental de Netflix El día menos pensado, les está quitando el protagonismo que alguna vez Nairo les hizo tener.