En el 2016, después del escándalo que protagonizaron los dirigentes de la FIFA al darle la sede a Catar del mundial 2022 se pensó hacer una limpia. Viejos dirigentes que tenía en el bolsillo Jospeh Blatter salieron por la puerta de atrás. Lejos de la avaricia de Havelange, el brasilero que convirtió el futbol en un negocio multimillonario o del mismo Blatter, Gianni Infantino llegaba como una bocanada de aire fresco en la cloaca de la dirigencia del fútbol mundial. En Suramérica, los dirigentes paraguayos han agolpado los puestos más importantes desde el advenimiento de Nicolás Leoz, en la Confederación Sudamericana de Fútbol. Alejandro Dominguez en el 2016 fue elegido como presidente de la entidad. Tenía 43 años y parecía ser el remedio a todas las enfermedades derivadas de la corrupción.
Es hijo del reconocido empresario, político y dirigente deportivo Oswaldo Dominguez, quien convirtió al Olimpia de Asunción en uno de los mejores equipos del continente. Sin embargo Alejandro Dominguez no ha estado fuera del foco del escándalo. Para muchos su injerencia y voto para que el mundial del 2030, el que se hará cuando se cumpla el centenario de la competición deportiva más prestigiosa del planeta, es un exabrupto, un monstruo inclasificable. Es que hacer un mundial en seis países no estaba ni siquiera en los sueños más locos de un delirante. Todo eso lo hizo para que su país, Paraguay, pudiera disfrutar de la realización de un mundial a pesar de tener una economía rota y problemas de infraestructura que lo harían completamente inviable.
Este no es la primera vez que Dominguez esté en el foco mediático. El periodista Javier Lanza, del periódico El Perfil, hizo una investigación en el 2017 y denunció que Dominguez había puesto en posiciones de gran importancia en proyectos de la CONMEBOL a familiares y empresarios allegados a los que no le importó, por ejemplo, que tuviera pasados oscuros.
Un hermano de su esposa llamado Rodríguez Pérez Coldas fue designado jefe de proyectos de la CONMEBOL a pesar de no tener experiencia alguna en su cargo. Los estatutos de la FIFA son muy claros: un presidente de esa confederación no puede nombrar en cargos a familiares o a allegados. Esto representaría un conflicto de intereses. En el año 2003 Pérez Coldas fue condenado por estafa debido a unos cheques sin fondos que repartió indiscriminadamente. Monserrat Jimenez, quien fue amiga de su esposa, se desempeñó, en su papel de abogada, como la directora jurídica de la CONMEBOL. A Todas estas indelicadezas se suma el haber puesto en cargos claves de la entidad a ejecutivos de TIGO, algo que representa un nuevo capítulo en su larga lista de conflicto de intereses. A todo esto se suman investigaciones por gastos indebidos que suman hasta los 500 mil dólares.
Alejandro Dominguez a sus 51 años es adorado en su país pero un sector cada vez más grande de los hinchas del fútbol lo señalan por haber asesinado a los mundiales con la idea de hacerlo en seis países.
