Para Tulio Gómez desprenderse del América es como si le arrancaran un brazo. Por eso, cuando en abril dio el primer campanazo “el que venga y ponga 40 millones de dólares que se quede con el equipo y la presidencia, yo no tengo problema”, empezó a entender que el sueño había terminado. Independientemente de los resultados deportivos que lo tienen fuera de los ocho finalistas, está el fantasma de la quiebra que lo tiene al borde del K.O.
Los años en los que la chequera de los Rodríguez Orejuela convirtieron en una década a la mechita en uno de los cinco equipos más grandes del Continente, es historia patria. Según el informe de Superintendencia Bancaria los números en rojo del equipo caleño crecieron en el 2017 de $10.307 millones al doble, $20.951. La deuda creció un 102%. Aunque cuando compró el15% de las acciones en el 2013 significó una bocanada de aire fresco para un equipo que estaba sumergido en la B, son muchas las voces que se han ido contra la administración del creador de los almacenes Súper Inter. Contrataciones de 20 jugadores que llegaron en los últimos años por injerencia directa de Gómez podrían explicar la deuda creciente del equipo. Los refuerzos cuestionados son el delantero paraguayo Fernando “Queso” Fernandez que en su paso por Colombia marcó cinco goles apenas, el uruguayo Santiago Silva, quien venía precedido de muy buena fama y trayectoria en la Argentina donde supo ser goleador de Banfield y Boca Juniors y los colombianos Olmes García, Jarol Martínez y Brayan Angulo entre otros.
El ex jugador del América Julián Vásquez asegura que de las últimas contrataciones la única que ha funcionado es el de Elkin Blanco. El América se gastó en contratación más de $7.000 millones en refuerzos.
La temprana eliminación en la Copa Sudamericana y el pésimo mercadeo de la marca América, acabaron de hundir a los Diablos Rojos como institución. Sus críticos, entre los que se encuentran glorias de la institución como el defensa colombiano Jorge Bermúdez, autor de un golazo de cabeza contra Gremio en las semifinales de la Copa Libertadores de 1996, dicen que el gran problema de Tulio Gómez fue su incapacidad de delegar, de saber asesorarse mejor.
El América, uno de los clubes más importantes del Continente, ahora es una papa caliente que no tiene un comprador fijo. Hasta el momento hay cuatro ofertas para su venta, dos de fondos internacionales, una de un equipo de Europa y otro de Sudamerica.
Las medidas para salir de la crisis son desesperadas. En diciembre del 2017 la directiva del América le pidió a la Superintendencia de Sociedades un plan de pagos por $787 millones para salir de las deudas con sus acreedores más cercanos. Sin embargo, el plazo de pagos nunca se cumplió hasta el 20 de octubre del 2018 y la deuda ha crecido en lo que va del año en $5.000 millones. La solución que ha dado Tulio Gómez a los socios es que acepten las pérdidas los socios minoritaros y luego las recuperen con nuevos recursos. A la Superintendencia la propuesta no le gustó y le aseguró a los socios que nadie podría vulnerar sus derechos. Sin embargo la propia entidad afirmó que le dará al América un plazo hasta el 2035 para que pague sus deudas.
Los hinchas no están de acuerdo con la medida y desde ya anuncian algo que empeorará aun más las finanzas de un club que desde que volvió a la A no ha tenido el rendimiento esperado: boicotear la taquilla, no ir jamás al estuadio Pascual Guerrero mientras el presidente sea Tulio Gómez. Lo peor es que Gómez se embarcó en esta empresa movido por una pasión que le creció desde niño cuando veían en el Estadio del barrio San Fernando al Barbie Ortiz esconder la pelota a los contrarios. Este año quiso cambiar la imagen del equipo contratando a Fernando el pecoso Castro y aunque arrancó bien el América volvió a estancarse. Hoy ocupa la casilla 13 del campeonato y sólo un milagro lo hará clasificarse a las finales.