Parece que el Canal Caracol, sus libretistas, directores y sus agentes productores sólo saben crear novelas sobre narcotráfico, sobre el lenguaje soez con que se tratan estos personajillos y la estela de cadáveres, tiros, explosiones y sexo que es la escenografía con que venden sus producciones. Pero cuando tienen que recrear una historia sobre el talento musical, la idiosincrasia y cultura de un pueblo, todo parece una improvisación, un guión escrito a 4 manos sin investigación, flojo y con canciones no de forma ambiental que tengan una secuencia con la historia contada sino como un relleno, el enganche que emotiva al televidente pero que no tiene una cadena con la misma historia.
Y no es la primera vez que estos canales de televisión le dan al televidente la historia tergiversada de personajes que dejaron huella en cualquier ramo de la cultura principalmente la musical, como la del Joe de RCN, Oye bonita del Canal Caracol y ahora Niche, que antes de ser un homenaje es un irrespeto a la creación del maestro Jairo Varela.
Es cierto que las historias antes de empezar a ser emitidas tienen una advertencia de la productora donde se fija la regla al televidente, es una historia de ficción. ¿Pero hasta dónde llega la ficción cuando se utiliza y recrea aspectos centrales de la telenovela que llevan al televidente a relacionarla con un personaje en cuestión?
Una novela de ficción es una obra en la cual se espera y se sabe que sus acciones se desarrollan en un mundo supuesto, irreal y que incluso puede no haber existido nunca, sino solo en la mente del escritor, aunque la mayoría de veces también se pueden desarrollar en circunstancias, ambientes geográficos y verosímiles, es decir puede ser creíble y pasar por una posible realidad. Como de la misma forma hay que reconocer que para la imaginación no hay una regla establecida que lleve al escritor a excluir o utilizar factores circunstanciales que ayuden a la ambientación de la historia, pero su uso debe ser utilizado con guante de seda que le brinde al televidente o lector una correcta interpretación.
Uno de los irrespetos consiste en utilizar un nombre o marca ya existente como Niche para realizar una telenovela que no cuenta nada real sobre Niche, que aunque es un término utilizado para relacionar a una persona de raza negra, el nombre fue labrado por una agrupación que tenía un líder de gran talento que dejó huella en la fibra musical de Colombia como fue el maestro Jairo Varela. Nadie relaciona a Niche con el término anterior expuesto sino por sus canciones. El utilizar el Canal Caracol ese nombre raya en el aprovechamiento y porque no decirlo en la explotación de su franja triple A para mantener en subida el rating que es en últimas lo que les interesa.
Aunque Arleth Castillo, libretista de la serie, asegura en una entrevista reciente a un medio online que desde un principio se dejó claro que la producción “era una historia totalmente de ficción en la que estamos contando la vida de una orquesta que toca unas canciones que originalmente pertenecieron al Grupo Niche, sin establecer quién es el autor o compositor de las canciones”. Lo lleva a darle la razón a las cientos de críticas que ha despertado esta telenovela principalmente por los propios integrantes que pertenecieron a esta agrupación. A principios de octubre La W Radio confrontó a Humberto Valverde, biógrafo de Niche, con Castillo. Valverde en esa oportunidad señaló que la serie confundía al televidente sobre la autoría de los temas, a lo que Castillo respondió que no se trata de una serie biográfica. Y es que la historia no tenía que ser de plano biográfica, no había necesidad si se tiene un material amplio que se pudo aprovechar como era las letras de las canciones para recrear vivencias como fue el caso de Escalona donde se utilizó sus canciones para ser atractivo un producto que sirvió como homenaje y a la vez de plataforma musical al hoy reconocido cantante Carlos Vives.
El “Canal Caracol adquirió los derechos de las canciones de Niche para usarlas como repertorio musical dentro de la producción y si lo hizo por qué no utilizarlas como tema central donde la historia mantendría una cadencia con la realidad de sus letras y a lo mejor no se traicionaría ese legado de Varela.
Otro craso error es el no haber realizado una investigación lingüística acertada, ya que están exagerando la entonación, mucho Sonsonete del añejo acento que desde la década de los ochenta fue cambiando producto de las migraciones provenientes de Nariño, Cauca, eje cafetero, Bogotá y otras regiones hacia el Valle del Cauca principalmente Cali. El libretista Arleth Castillo es contundente en afirmar: “Los actores no hacen caso. Uno escribe los diálogos y ellos dicen las cosas de otra forma”. ¿Entonces es que en esta “serie novelada” no hay director que garantice la calidad de producto que ven sus televidentes?
Lo anterior evidencia la fuerte crisis creativa por la que atraviesa la TV colombiana, sumida en el recurso facilista y perpetuo del remake donde se confunde la irrealidad con la suplantación para después acomodarlo en el alegre lenguaje del homenaje, que no es más que un insulto al triste reflejo del televidente, que tiene la opción de apagar o cambiar de canal, pero en un país serio donde se regula la televisión por aquello de que “somos lo que vemos” no nos llenarían de mediocridad y narconovelas y mucho menos improvisando con el nombre de una orquesta que le ha dado mucho en materia musical a Colombia y de gran aporte a la salsa.
