Cuando Venerando Lamelas habla por radio logra convencer. Con locuacidad y fluidez embolata y aplaza el problema. Así ha logrado apaciguar la angustia de 8000 inversionistas que llevan tres años esperando recibir los apartamentos que pagaron y que creyeron iban a estrenar en el 2015. Cada vez que emergen las quejas aparece el español en los micrófonos. Y así ha andado por el mundo toreando líos.
En el 2012 le estalló el primer escándalo: la Fiscalía española le abrió una investigación por los delitos de administración desleal, apropiación indebida, estafa y falsificación en documento mercantil. Venerando Lamelas y su empresa, Lodares 98, estaban en el ojo del huracán en Cataluña. Por prevención, Lamelas fue separado temporalmente del cargo que ostentaba como presidente del proyecto BD Bacatá. El edificio de dos torres y 66 pisos, el más alto de la capital y de Colombia, seguía sin concluirse mientras la presión de los inversionistas iba en aumento.
Lamelas intentó separar su rol en las dos empresas. Según él Lodares 98, la del incumplimiento en Barcelona no tenía nada que ver en el proyecto del rascacielos, aunque luego quedaría claro que su empresa Lodares 98 era el principal accionista de la empresa BD Promotores, la firma que promovía la construcción del proyecto que la Superintendencia acaba de poner en su radar.
Pero hasta ese momento el Bacatá no generaba ningún tipo de dudas. Se pensaba que sería uno de los íconos arquitectónicos de Bogotá y canalizó el ahorro de muchos capitalinos. Concebido en el 2008, a principios del 2011 tenía el 55% de los USD$ 120 millones que requería para la construcción de sus 240 metros de altura, los 102 metros cuadrados en los que se acomodaban los 396 apartamentos, las 117 oficinas, un centro comercial con 30 locales y un hotel con 364 habitaciones en el corazón de Bogotá. En diciembre de ese año la ex reina nacional de la belleza y esposa de Carlos Vives, Claudia Elena Vásquez, se convirtió en la presidenta de la responsabilidad social del BD Bacatá. La idea de la fundación era entregar $ 6 millones semanales a la mejor historia filantrópica del pais, una iniciativa que no duró más de tres años.
Los rumores sobre Lamelas no amainaron el entusiasmo que generaba el edificio más alto de Colombia. El 18 de marzo del 2013 se inauguraron sus oficinas. Al acto asistieron personajes como Camilo e Ignacio Pombo, el diseñador Hernán Zajar, el actor Sebastián Eslava y Gerónimo Basile. Las investigaciones en Cataluña, presuntamente, se habían cerrado. No habían nubes en torno al Bacatá.
Lamelas junto a algunos de sus invitados, Gerónimo Basile y Juan Abadías. Foto: archivo ElEspectador.com
En agosto del 2016 se anunció el cierre de obra después de cinco años de construcción. Pero la fecha de inauguración empezó a aplazarse. El 12 de marzo del 2017 los inversionistas se hicieron oir. La paciencia se colmaba después de soportar pacientemente los incumplimientos iniciales.
Al principio habían dicho que la entrega se haría en el 2015. Luego empezó a dilatarse hasta que a los cuatro años no aguantaron más. Los inversionistas, ante la demora, empezaron a temer que la compañía se declarara en bancarrota.
En marzo del 2017, mientras el escándalo con los inversionistas del Bacatá crecía en Colombia, Lamelas aparecía en Mendoza Argentina en la presentación del Tupungato Winelands, un ambicioso proyecto que reunía vinicultura, golf y polo. Era uno de los principales inversionistas.
Nadie lo conocía en la Argentina y empezaron a buscar referencias de sus negocios en Cataluña. La información no le ayudó mucho. Y para completar el B de Bogotá no parecia ir viento en popa.
En Argentina las alarmas se encendieron. El lanzamiento que hicieron del Tupungato Winelands fue por lo alto. Dispusieron de un vuelo charter para traer a la cotizada sommelier Paz Levinson desde París. Otro de los invitados fue el gobernador de Mendoza Iván de Pineda; aunque los invitados de lujo eran los propios inversionistas ya que el proyecto era para bolsillos profundos. Para entrar había que consignaron 27 mil Euros en un fideicomiso y con ésto accedían a parcelas y al vino de las bodegas Can Pedra.
Una modalidad similar al esquema de negocios de B de Bacatá, solo que aquí parece, segun la ultima decision de la superintendencia, estar fracturado. La entidad reguladora acaba de aceptar la reestructuración basándose en la ley 116 del 2006 que pretende preservar empresas viables y normalizar sus relaciones comerciales y crediticias, mediante su reestructuración operacional, administrativa, de activos y pasivos”, para controlar los gastos del proyecto: Según las certificaciones del representante legal de BD Promotores la compañía tiene un pasivo de 133.195 millones de los cuales corresponde a obligaciones incumplidas en los últimos 90 días.
Para concluir la obra y entegársela a los inverisonistas falta un 5% que como todo en este proyecto es mega, significan $24 mil millones que no están a la vuelta de la esquina. Aunque los recursos aportados a Alianza Fiduciaria están protegidos y el edificio existe, las posibilidades de usufructuarlo estan suspendidas en el tiempo mientras la zozobra crece y la unica formula que tiene el españo Lamelas para ellos es: paciencia. Una palabra que los 8000 inversionistas estan aburridos de escuchar.
