Los antiguos verdaderos motores de la encuestadora Guarumo, cuando se ganó merecida fama, el exregistrador Carlos Ariel Sánchez y su socio Alfonso Portela, han reaparecido en el panorama de las elecciones presidenciales en Colombia mostrándonos el astuto modo de mirar las cosas que tanto le fastidiaron a su tercer socio, el ahora poderosísimo señor Muñoz, de la Casa de Nariño. Bajo el paraguas de T&SE nos han entregado para el análisis un retrato impactante de por qué la campaña presidencial no ha cogido vuelo todavía. Lo primero que destacan es que el potencial electoral sobrepasa los 38 millones de votantes por lo que si no votan más de 15 millones, tendríamos un 60 % de abstención. Lo segundo, y quizás lo más radical para los esperanzados contratistas que reemplazaron a los partidos políticos, es que en solo 7 ciudades, las mayores de 500.000 habitantes, ponen el 33 % del total de la votación y otras 21 ciudades suman otro 17 % lo que hace que la mitad de la elección del próximo presidente de Colombia se defina en 28 ciudades solamente. Es decir que los votantes de 894 municipios menores de 20.000 habitantes no cuentan a la hora decisiva y la plata y el esfuerzo que los candidatos se gasten en ellos es casi perdido.
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Los enanitos han resultado mucho más enanitos de lo que habíamos pensado hace 15 días
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Dentro de esa estructura realizan la encuesta y, obviamente como no siguen el esquema tradicional que hasta ahora usan las otras preguntadoras de opinión, el dizque sobrado señor Petro apenas aparece con el 11,5 % y de los otros 16 enanitos que registran votos, ninguno saca más de 2,65 % (Federico). En otras palabras, que los enanitos han resultado mucho más enanitos de lo que habíamos pensado hace 15 días. Y si a ese veredicto le sumamos los cuadros de apreciaciones por edades y estratos sociales nos damos cuenta que los candidatos de los estratos sociales altos y citadinos, Federico, Fajardo, la Cabal y Gaviria solo alcanzan el 9 %. Estamos entonces frente a una elección tan confusa y peligrosa como lo fue la del Perú y si no hay quien o quienes con autoridad moral y bríos inteligentes proclamen al candidato que todos tienen en la puntica de la lengua, pero nadie se atreve a pronunciar y los encuestadores no lo miden, esta campaña presidencial no sería contra Petro sino por saber quién entre los enanitos llega de primero para enfrentarlo en la segunda vuelta.