Cada vez más veo más los empresarios asistiendo a eventos de tecnología, y contratando asesores para crear una “estrategia digital”, buscando información sobre inteligencia artificial, los robots y el internet de las cosas, pero se olvidan que la tecnología per se, no proporciona valor a un negocio. No se necesita una estrategia digital, se necesita una mejor estrategia, habilitada por digital. Lamentablemente en el país, según la Encuesta de desempeño empresarial realizada por Acopi, solo el 14 % de la Pymes invierte en tecnología y más grave aún, solo en tecnologías tradicionales (computadores, internet y sistemas contables). En este escenario, difícilmente podremos aprovechar el valor de la tecnología, que proviene de hacer negocios de manera diferente porque la tecnología lo hace posible.
En comercio electrónico no se trata de tener presencia a través de una página web, se trata de vender de manera diferente, a un mercado que cuyas exigencias son inmediatez, entrega asegurada, tranquilidad en el pago y devolución efectiva en caso de insatisfacción. Amazon lo ha logrado, y de ahí su actual valor de un trillón de dólares. Se adelanta permanentemente a las necesidades de sus clientes. Hace trece años, Amazon lanzó Prime, un servicio de suscripción preferencial a sus miembros, con envíos gratuitos y mucho más rápidos. Desde entonces, ha agregado una serie de opciones para hacer que la entrega sea más eficiente y conveniente. Como los clientes no siempre están en casa para recibir sus paquetes, comenzó a poner casilleros en tiendas de conveniencia cercanas y en lobbies. Continúa trabajando en el posible manejo de drones para dejar el paquete en los patios traseros abiertos. Y últimamente ofrece el servicio Amazon Key que incluye un candado conectado a internet a través de la red Wi-Fi del hogar, que escanea el código de barras del paquete cuando el servicio de mensajería llega al domicilio, una vez se autoriza la entrega, la puerta se desbloquea y una cámara colocada estratégicamente graba la entrega. Esto sin mencionar el asistente virtual Alexa que, entre otras actividades, permite colocar pedidos ante un comando de voz.
La tecnología per se, no proporciona valor a un negocio.
No se necesita una estrategia digital,
se necesita una mejor estrategia, habilitada por digital
El servicio a domicilio desde la farmacia o la tienda de barrio lleva años en el mercado, se llama por teléfono y se hace el pedido (en horas hábiles y cuando el teléfono está disponible), el cual se reparte con un mensajero del establecimiento una vez se acumulan varios domicilios. Algunos establecimientos diseñaron sus propias soluciones electrónicas, pero no modificaron el proceso, la solución solo reemplazó al teléfono. Aplicativos como Rappi en cambio, no se limitan a una cadena de farmacia o supermercados, el “rappitendero” tiene la capacidad de comprar el pedido en cualquier establecimiento, su gran ventaja es la gama de servicios que ofrece, y que estos puedan ser entregados en cualquier lugar. Los “rappitenderos” andan disponibles por toda la ciudad, hasta en las salidas de los supermercados y farmacias en directa competencia. La rapidez y comodidad hace que el usuario tenga a Rappi como un top of mind y que para los inversionistas su valor ronde ya el millón de dólares.
Las mediciones de datos, o análisis de Big Data, no se trata estadísticas, se trata de comprender mejor a los clientes y tomar decisiones para atender sus necesidades. El análisis implacable de los datos personales a disposición de Facebook ha sido uno de los ejemplos más destacados del potencial de Big Data, aunque sea excesivamente intrusivo. Su modelo de negocio se basa completamente en la extracción de nuestros datos, la piedra angular que la ha convertido una de las compañías más grandes del mundo, con un valor que a pesar de los últimos altibajos supera los USD 500 billones.
El enfoque apropiado es la transformación estratégica, no en la adopción de tecnología.
Centrarse en la tecnología puede dirigir las aspiraciones empresariales hacia lo que la tecnología puede hacer, en lugar de cómo debería ser transformada la empresa, que obviamente es lo más difícil. Una estrategia móvil no finaliza cuando la empresa ha implementado aplicativos móviles, sino cuando considera las oportunidades que están habilitadas por los dispositivos móviles. Las transformaciones más valiosas provienen de cambiar el negocio a través de una gama de tecnologías e intervenciones de gestión. Lo difícil de entrar a este mundo digital, es el cambio de mentalidad.