Bogotá solo tiene dos parques de atracciones mecánicas: Mundo Aventura y Salitre Mágico. El primero está en Kennedy, en el sur de la ciudad, justo al lado del Estadio de Techo. El segundo fue levantado a comienzos de los años 70, en el límite de las localidades Barrios Unidos y Teusaquillo, sobre la carrera 68 con calle 63, en el sector que congrega los parques públicos Simón Bolívar, de los novios, Jardín botánico, Biblioteca Virgilio Barco y la Unidad deportiva El Salitre.
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Mundo Aventura y Salitre Mágico son los parques más importantes del país y son los que reciben más asistentes. El de Kennedy, que registra un millón doscientas visitas al año, se centra más en un público infantil. Este parque hoy ocupa el lugar donde hace casi un siglo, en los años 30, fue construido el primer aeropuerto de Bogotá, llamado entonces Aeropuerto de Techo, que 20 años después le dio paso al Hipódromo de Techo (que funcionó hasta 1982).
Después de que las pistas para las carreras de caballos cerraran las puertas, la ciudad quedó con un gigante terreno en Kennedy. Una parte se la vendieron a constructoras para hacer una ciudadela de apartamentos y en otra levantaron el Estadio de Techo, que es operado por el Instituto Distrital de Recreación y Deportes, actual casa del equipo Equidad.
En 1994, las últimas 13 hectáreas libres, donde hoy está Mundo Aventura, le fueron entregadas en arriendo a la Cámara de Comercio de Bogotá, por el entonces alcalde de la ciudad Jaime Castro. El objetivo era que la CCB levantara allí un parque de carácter público y lo administrara. En ese año empezaron a construir Mundo Aventura.
Cuatro años después la CCB le cedió el contrato que tenía con el distrito a Corparques, una entidad sin ánimo de lucro, filial de la CCB, la cual ha tenido dese entonces el aprovechamiento económico del parque, que anualmente deja una caja de 30 mil millones de pesos.
Hoy, 24 años después de que Mundo Aventura abrió al público, Corparques, que es representada legalmente por el administrador de empresas con magíster en administración de negocios Andrés Falla Cabrera, opera el lugar bajo un contrato de aprovechamiento económico firmado con el IDRD, como entidad distrital dueña del lote, más no del parque, porque las atracciones y los juegos fueron puestas allí por la Cámara de Comercio y por su empresa que hoy administra el gigante lugar.
El último contrato del parque Mundo Aventura, renovado en enero de 2020 entre Corparques y el IDRD, y que tendrá una duración de 5 años, dice que la empresa de la Cámara de Comercio le deberá pagar el 7.5% de los ingresos operacionales de cada mes al distrito. Mundo Aventura le deja a Bogotá un poco menos de 2000 millones al año por utilizar sus 13 hectáreas.
Por otra lado, Salitre Mágico —que está en manos de la mexicana Ocesa— está levantado donde estaba el antiguo parque también llamado Salitre, que funcionó desde 1973 hasta 1999 y que desde siempre se hizo visualmente reconocido por la gigante rueda de la fortuna, que aún conserva. Salitre Mágico fue pensado para un público de mayor edad y más arriesgado.
Este parque de 21 hectáreas por el que pasan unos 600 mil visitantes cada año, le deja a Bogotá un poco menos dinero de lo que le entrega Mundo Aventura. Su contrato es diferente y el porcentaje de retorno a las arcas de la ciudad es también menor.
El contrato que Ocesa firmó con el IDRD y que fue renovado en 2020 por 25 años más, es una asociación público-privada con la cual el distrito solo recibe el 4% de los ingresos que deja el parque.
Según el documento, Ocesa, que tiene nuevo dueño desde 2019, porque el 51% de la empresa fue vendida a la poderosa del mundo del espectáculo la estadounidense Live Nation, que hace conciertos con Shakira, U2, Foo Figthers y los más grandes de la industria musical, tiene que pagarle como mínimo 1700 millones de pesos al distrito, si el 4% de sus ventas no supera este valor. Hoy los dueños de Ocesa son el empresario mexicano Luis Alejandro Soberón Kuri y Michael Rapino, presidente y gerente general de Live Nation Entertainment.
Ya son cuatro décadas en las que Salitre Mágico y su gigante rueda de Chicago iluminan Bogotá y se erigen como una de las torres del castillo de Disney en Orlando. Es atrevida la comparación, pero, ante la falta de grandes parques en el país, es inevitable.