No hay nada más parecido a la esclavitud que ser futbolista hoy en día. Por eso uno escucha y resulta cierto en el fondo, que se ofrecen millones de dólares por la ficha de un jugador. Son moneda de cambio y, en algunos casos, sus precios pueden dispararse. Kylian Mbappé, cuyo pase es propiedad del París Saint Germain, puede costarle al Real Madrid 200 millones, que es lo que estaría dispuesto a pagar por el jugador.
En Colombia lo que más se ha pagado por un jugador son 80 millones de euros. Esto sucedió en el verano del 2014. No existía un jugador más cotizado en el mundo que James David Rodríguez, quien acababa de salir goleador del mundial de Brasil, un logro que pocos centrocampistas han alcanzado. Detrás de la operación estuvo el empresario portugués Jorge Mendes.
Mendes preside la compañía Gestifute bajo la cual representa a gran parte de la élite futbolística mundial. Es el representante de jugadores como Cristiano Ronaldo, quien ahora milita en el Manchester United o Angel di Maria del Paris Saint Germain. Mendes también es dueño del pase de Falcao. Si bien los puso a valer en el mercado –recuerden que el ruso Dimitri Rybolovlev pagó 60 millones de euros por llevarse a Falcao al Monaco— su carrera sufrió un durísimo revés cuando Mendes forzó la recuperación del delantero, quien necesitaba un tiempo mayor al de seis meses para volver a estar en un partido, para que jugara con el Manchester United después de perderse la Copa del Mundo del 2014 por su rotura de ligamentos.
Mendes también tuvo que ver con la caída de James. El hecho de no poder arreglar una venta al Bayern de Munich y tener que devolverse al Madrid de Zidane fue devastador para la carrera del cucuteño. Eso sí, en lo deportivo ambos atletas vieron afectadas sus carreras por la intervención del portugués, pero en lo monetario sacaron una buena tajada: hay que recordar que James gana 11 millones de euros anuales en el depreciado fútbol de Catar, y Falcao cinco en Rayo Vallecano, sumas realmente significativas si se tiene en cuenta que sus carreras ya están en franca decadencia.
El otro hombre fuerte de la selección es el venezolano Norman Capuozzo. Los jugadores a los que representa lo adoran. Norman Capuozzo, con sus escasos 39 años, mantiene una relación cercana con cada uno de sus representados. La carrera de Capuozzo empezó en el 2013 en Medellín. En ese año lo invitaron a participar del inicio de La Mazzia, una academia de fútbol para categorías menores. En esa época una de los pocos pergaminos que tenía el venezolano eran sus relaciones y un diploma en Negocios Internacionales en la Universidad Santa María de su natal Miranda. En el 2015 ya tenía en su carpeta a los mejores jugadores venezolanos, Tomás Rincón, el más destacado de ellos, fue el primer jugador venezolano en ser fichado por la Juventus. Su empresa, Go Pro Sport Management se disparó en apenas cinco años.
Aunque maneja a los mejores jugadores de su país, sin duda la fuerza de su mercado está en Colombia. Jefferson Lerma y Juan Fernando Quintero, recién llegado por segunda vez al River Plate. Actualmente Capuozzo es la pareja de la actriz Lina Tejeiro.
David Ospina reposa toda su confianza en Lucas Jaramillo. Jaramillo tuvo la fortuna de nacer en una familia acomodada y, rompiendo el estereotipo que los niños que llegan a lo más alto del fútbol vienen de clase media-baja, él también tuvo ese mismo deseo. Se encontró con la negativa de sus padres, que no querían que se dedicara al fútbol profesional y lo convencieron de irse a estudiar a Estados Unidos.
En Boston estudió Finanzas y aún así, de regreso en Colombia, tocó puertas hasta llegar a Independiente Santa Fe, donde debutó a los 27 años y vivió durante más de 3 años su sueño de niño. Como futbolista Jaramillo se hizo conocido y mucho más cuando se casó con la actriz Catalina Aristizabal, una de las presentadoras y actrices más destacadas de la televisión nacional en la década de los 2000. Hoy en día ambos ya se encuentran radicados en Estados Unidos, con dos hijos y 15 años de matrimonio.
Edwin Cardona es otro de los clientes más famosos de Jaramillo y Alinea Sports. Al paisa le costó en un inicio salir de Colombia pero su talento lo ha llevado a integrar equipos como Monterrey y Pachuca en México, además de ser una de las figuras de Boca Juniors. Su primera oportunidad con la selección la tuvo en 2014 y, aunque ha sido intermitente en las convocatorias, es uno de los recurrentes.
Hubo un tiempo en el que en Boca Juniors, Cardona compartió equipo con Sebastián Pérez, otro representado por la agencia de Jaramillo. Él llegó a la Selección Colombia sin haber salido del país, cuando jugaba en Nacional en 2016. Luego de un paso difícil por Boca Juniors, Pachuca y el fútbol ecuatoriano, Pérez encontró su sitio en la liga portuguesa, donde volvió a ser considerado por Reinaldo Rueda para la tricolor.
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