El 2 de junio de 2003, el extinto canciller de las Farc, Raúl Reyes, enviaba un mensaje encriptado a todos los integrantes del secretariado: “Del 27 de Junio al 24 de Agosto, recibimos junto con Ricardo, dos visitas de Leiva, una de Lozano, un parlamentario brasilero, dos delegados de Chávez, el secretario general del partido comunista de Ecuador…” Ricardo corresponde a Rodrigo Granda, responsable de la comisión internacional de las Farc luego de la muerte de Reyes, y ahora firmante del acuerdo de La Habana; “Leiva” es el exministro conservador y mediador de paz Álvaro Leyva Durán, y Lozano, es el fallecido Carlos Lozano Guillén, dirigente del Partido Comunista Colombiano.
Y continúa: “Durante las dos conversaciones con Leiva…fue planteada con detalles la idea de Nuevo Gobierno, asunto que al parecer no entendía en toda su dimensión… Opina que al interior de las Farc se deben promover más las funciones de gobierno que realmente existe en cabeza de los jefes de carteras como: educación, masas, política agraria, finanzas, comunicaciones, relaciones políticas nacionales e internacionales, etc. Lo que mostraría a las Farc como un verdadero Gobierno en gestación, frente a la comunidad internacional. Esto mientras se configura el Gobierno de las 12 personalidades propuesto por el Movimiento. Dice que conviene buscar el momento oportuno para el lanzamiento de la propuesta de nuevo Gobierno para evitar el riesgo de abortar la iniciativa. Está de acuerdo en que la crisis actual se acrecentará porque el desgaste de Uribe es evidente. Se pregunta qué clase de crisis hace falta para la presentación del Nuevo Gobierno y cómo ayudar a acelerarla. Pregunta cómo y quién convocaría a las personalidades y el perfil de las nuevas Instituciones. Se comprometió a elaborar un proyecto de plataforma de Nuevo Gobierno y hacer una lista sobre personas que puedan tener interés en esta propuesta”.
Del anterior párrafo se infiere la existencia de dos conversaciones de un exministro con las desmovilizadas Farc, en un campamento de un grupo guerrillero catalogado para la época de terrorista por la comunidad internacional, y en cuyo contenido hay un concierto para gestar y elaborar una plataforma hacia un “nuevo gobierno”, “acelerar” la crisis y proponer una lista de personalidades para conformar ese gobierno en la clandestinidad.
Agrega Raúl Reyes en su misiva al secretariado: “En este objetivo elaboramos 4 listas de personalidades nacionales y extranjeras, priorizando su importancia y cercanía para escoger y conversar, con los cuidados que esto implica a fin de evitar que nuestros adversarios conozcan anticipadamente nombres y detalles de la propuesta porque harán lo posible por abortarla. Al decir de Lozano, Fernando, Miguel, Leiva y por lo hablado con la gente que recibimos existe bastante interés de participar según los primeros sondeos:
Lista No 1 : Piedad Córdoba, Alex López… siguen 23 en la lista.
Lista No 2 : Antonio Navarro, Jaime Dussán… siguen 25 en la lista.
Lista No 3 : Gustavo Petro, Samuel Moreno… siguen 17 en la lista.
Lista No 4 : Camilo Sánchez, María Eugenia Rojas… siguen 16 en la lista.
De acuerdo con Raúl Reyes, varias de las 89 personalidades seleccionadas recibieron la propuesta de las Farc, expresando profundo interés en integrar el gabinete en la clandestinidad que la misma agrupación denominó “Los Doce Apóstoles”. ¿Los arriba mencionados ocupaban los dos primeros lugares en cada lista, les llegó el ofrecimiento?, ¿aceptaron?
En esa coyuntura las Farc recibía el peso de la Política de Seguridad Democrática luego del fracaso del Caguán, obligando su repliegue en la selva profunda. Y no cabe duda que se trataba de una conspiración política internacional entre un grupo terrorista y la izquierda extrema para propinar un golpe de estado al gobierno del ´presidente Álvaro Uribe. La evidencia no solo está en los equipos del extinto Raúl Reyes, se ha corroborado en otros dispositivos incautados en desarrollo de múltiples operaciones. Esta información fue validada por Interpol, la justicia abrió indagaciones por la denominada “Farcpolítica” que no prosperaron, la Corte Suprema las desechó al invalidar su recolección, más no el contenido, y el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres las publicó luego de ser desclasificadas por las autoridades.
Son múltiples los actores nacionales e internacionales que cuestionan la conformación, los pronunciamientos y las decisiones de la JEP y la Comisión de la Verdad; sustentados en la marcada influencia de las mismas Farc y sectores afines, y sumado al ambiente interno y su entorno, que al fino olfato de muchos respira evidente sesgo. Los “Doce Apóstoles” surgen del seno de las Farc, “connotados” cómplices que conspiraron para derrocar al gobierno legítimo, también lo intentaron con numerosos atentados terroristas dirigidos a asesinar al Primer Mandatario.
¿Se necesitarán más razones y evidencia para abrir un nuevo caso en la JEP?, ¿o simplemente quedará narrado en las voluminosas páginas de la Comisión de la Verdad?, ¿existirán los “Doce Apóstoles” del ELN?, seguramente sí, moviéndose como pez en el agua desde diferentes esferas del Estado y de la sociedad, con cínica apariencia de legalidad.