Una de las cosas que más enfurece a Armando Benedetti es el estigma en el que tienen a los dóberman. Sobre esta raza se han dicho muchas tonterías como que el tamaño de su cerebro crece de manera desproporcionada a cierta edad, lo que termina enloqueciendo al animal después de cumplir determinada edad o que pierden la visión y acaban atacando despiadadamente a cualquiera, incluido a su amo.
Sin embargo, lo más terrible que se ha dicho sobre estos animales es que fue un experimento nazi y Hitler los habría creado mezclando el rottweiler con un dogo alemán, pero los dóberman llegaron a Estados Unidos a comienzos de los años veinte, específicamente en 1908, muchos años antes de que Hitler desplegara su despótico delirio por Europa.
En realidad, fue a finales del siglo XIX que un recaudador de impuestos alemán llamado Karl Friedrich Louis Dóberman, cansado de que lo atracaran, mezcló tres tipos de razas: rottweiler, weimaraner, manchester terrier y creó el que se considera el perro guardián más infalible del mundo.
Muchos han caído en su encanto, pero ninguno en Colombia como Armando Benedetti. Su pasión por estos perros lo llevó a tener su propio criadero. Se llama Dobenedetti y tiene las siguientes líneas de perros de esta raza: foxfire, cambrias y akido san. Así los ha promocionado desde Twitter:
En su cuenta de Facebook, Benedetti ha emprendido una cruzada para que cese el estigma contra estos perros. “Los Dóberman son los perros más estigmatizados, los llaman "peligrosos” pero por experiencia propia puedo decir que son los perros más nobles que he conocido. Un perro es peligroso no por su raza sino por su crianza”.
Cuando el escándalo de Marelbys Meza estalló y se pusieron al descubierto los audios divulgados por la revista Semana, el Embajador de Colombia en Venezuela volvió a tener consuelo y se refugió en sus perros.
Entre sus consentidos está Valentino, campeón continental en países como México y Estados Unidos, además de una perra llamada Naomi, que es hija de un campeón en la Argentina y Brownie, un perro adolescente.
Mientras el país ardía por su lengua, Armando Benedetti se divertía subiendo esta foto a su cuenta de Instagram:
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