Hasta 2009, la vieja casa de Teusaquillo donde vivían María Eugenia Rojas y su esposo, Samuel Moreno Díaz desde la década del cincuenta, permanecía de puertas abiertas para todo el poder bogotano y de viejos militantes de la Anapo que nunca dejaron de visitar a La Capitana.
El comedor de roble fue el protagonista de momentos de historia profunda del país. Ahí se definieron temas trascendentales como el derecho al voto de las mujeres, la creación de la ANAPO –la primera semilla del M-19-, el lanzamiento a la Alcaldía de Bucaramanga de su hijo, Iván Moreno y de su consentido, Samuel, a la de Bogotá. En 2009, todo iba viento en popa, parecía que los nietos del general Rojas Pinilla seguían imbatibles su cita con el destino: ser presidentes de Colombia, pero ese año los escándalos alcanzarían, con un efecto aniquilador, a una de las familias con mayor tradición política del país.
Pero el carrusel de la contratación, cuando los Nule se robaron $ 80 mil millones destinados a obras en Bogotá, metió a la cárcel a sus hijos y acabó de una vez con esa fuerza de la naturaleza llamada María Eugenia Rojas que se fue apagando. Lo mismo que su esposo quien, a sus 101 años, sucumbió al implacable paso del tiempo el 23 de marzo del 2023.
En 2019, María Eugenia, nacida en 1932, recibió un mazazo cuando se dictaminó la condena de 40 años contra su hijo Samuel, su favorito. Recluido en la Escuela de Caballería de la Policía, en pleno Parque Nacional, cerca al centro de Bogotá. Hasta allí, iba a visitarlo sagradamente y a darle el almuerzo. Para ella, esto era una cadena perpetua para un hombre que llegaba a sus sesenta años. En cada entrevista que daba la hija del General Rojas Pinilla decía una frase que acuñó como si estuviera grabada con hilos de oro: “No hay una sola prueba, ni verbal ni escrita, que diga que Samuel exigió una coima".
Otro de los argumentos que esgrime la capitana es que en más de 100 informes del CTI que se ocupaban de seguimientos a los dineros del carrusel, en ninguno, según lo dijo en 2019 en una entrevista a Semana, “se encuentra que alguno de mis hijos haya sido favorecido”. Sin embargo, había pruebas contundentes contra Samuel e Iván. Una de ellas fue el edificio River Oaks en Miami, avaluado en 70 millones de dólares. Decían que todo lo que los Moreno habían sacado del Carrusel de la Contratación lo habían invertido allí. A esta información, María Eugenia afirmó en su momento, que lo único que tenían en la Florida era un apartamento de 97 metros cuadrados que compró la familia en 1978.
Este 2023 ha sido un annus horribilis para la hija del General. El 10 de febrero murió Samuel de un infarto en la Escuela de Caballería donde se encontraba recluido. Después de dos días de lucha por su vida, sucumbió al ataque. Un mes más tarde, el hombre con el que estuvo casada 70 años, fue derrotado por la edad. Y ahora, recibió la peor de las noticias: su único hijo vivo, Iván Moreno, exsenador y exalcalde de Bucaramanga, recibió una condena de 5 años por el carrusel de las ambulancias.
Según el documento de la Corte Suprema de Justicia, “tienen que ver con una licitación que la Secretaría de Salud del Distrito Capital llevó a cabo en el 2009, con el fin de contratar el servicio de ambulancias para la capital del país y mejorar la atención en salud en Bogotá. Se determinó que en esa adjudicación intervino el entonces senador Néstor Iván Moreno Rojas, quien llegó a un acuerdo ilegal con su hermano Samuel, alcalde Mayor de Bogotá para la época, y varios concejales (…) para manipular los pliegos de condiciones de la licitación”. Este es un golpe que, a sus 90 años, difícilmente superará la Capitana guerrera.