Sucedió en Honk Kong hace casi diez años, en 2012. Joshua Wong, estudiante de 15 años lideró una protesta social en la excolonia británica cuyos ciudadanos se “armaron”, como diría el abogado uribista en derechos humanos Víctor Mosquera, con paraguas para repeler el agua, los gases lacrimógenos y las bombas aturdidoras de los antidisturbios enviados desde el continente. Sí. De acuerdo con el abogado, que en 2010 según el portal La Silla Vacía fue becario del gobierno chino, los paraguas deberían prohibirse para los jóvenes y sus madres de la primera línea porque según su criterio son armas.
Wong, estudiante católico, protestaba a causa de la introducción de una asignatura obligatoria llamada Educación Moral y Nacional que, de acuerdo con la Wikipedia, “pretendía adoctrinar a los estudiantes con una ideología que alababa el comunismo y el nacionalismo del gobierno chino, y condenaba la democracia y el republicanismo del mundo occidental”. Actualmente, dicho estudiante, quien sería alzado en hombros por Uribe por católico y anticomunista, purga su tercera pena en prisión junto con dos compañeros más. Su revolución está hecha con paraguas.
Víctor Mosquera Marín, abogado con maestría en Protección Internacional de los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad Sapienza di Roma, anunció que el martes 25 de mayo: “Presentará una denuncia penal en contra del senador Gustavo Bolívar, quien a través de la Fundación Manos Limpias Colombia pretende armar a los manifestantes con escudos, cascos, guantes y diversos implementos para atacar a la fuerza pública. Así mismo, solicitaremos a la Procuraduría General de la Nación investigar al senador Bolívar por estos hechos".
No estamos seguros de qué quiere decir el abogado con los “diversos implementos para atacar a la fuerza pública”. ¿Ya tiene la lista de elementos?, ¿contrató detectives el abogado para saber cuáles son los “diversos implementos”?, ¿serán cacerolas?, ¿ollas de sancocho?, ¿refrigerios tal vez? Asusta que una persona de tanta trayectoria, con una educación digna de la “gente de bien de este país”, desconozca no solo la diferencia entre implementos de defensa (un escudo lo es, como lo han probado los israelíes en estos días) y armas de ataque.
Lejos de ese mundo sucio de los obreros, el estirado abogado del Rosario desconoce que los guantes y sobre todo los cascos son elementos de seguridad industrial, cuyo fin es proteger, no sirven para atacar a nadie, a menos que el guante sea usado para retar a duelo mediante una cachetada a algún integrante del Esmad, policía que sí ostenta armas de disuasión y ataque de orden letal, palabra esta de viejo cuño con que se deleita la senadora María Fernanda Cabal.
Sobre los cascos, debo ilustrar al jurista, que durante el llamado Euromaidan en Ucrania, en el que durante el invierno 2013-2014 se desató una violenta ola de descontento contra Rusia y su presidente títere Víctor Yanukóvich, este se atrevió a prohibirle a la población civil “armarse con cascos, incluso cascos de obrero” con los cuales estos se protegían de los excesos de la fuerza pública. En un acto de provocación los manifestantes se "armaron" con cascos hechos con ollas, sartenes y cacerolas que ostentaban en sus cabezas desafiantes como lo atestigua el documental de Netflix Winter on Fire: Ukraine's fight for freedom.
Yanukóvich, que había visto cómo los manifestantes tumbaban estatuas de Lenin por todo el país, huyó hacia Rusia en un helicóptero en la oscura madrugada del 21 de febrero de 2014, fecha en la cual fue destituido por abandono del cargo y actualmente se encuentra según noticia del 27 de febrero de ese año en el portal de RTVE: "En búsqueda y captura desde el 24 de febrero de 2014, acusado de la muerte de manifestantes durante las protestas armadas contra su gobierno. El ministro del Interior ucraniano anunció que se había abierto un proceso penal por "asesinato masivo de ciudadanos pacíficos".
Después de ver el accionar de los abogados del expresidente Uribe como Iván Cancino, Jaime Lombana, Jaime Granados, Diego Cadena y Natalia Bedoya a los que ahora se suma Víctor Mosquera, se queda uno pensando que incluso un crimen se puede denunciar ante las autoridades, la incompetencia de un jurista ante el Consejo Superior de la Judicatura, ¿pero no es más crimen la ignorancia y la estulticia de algunos abogados? ¿Y esto dónde se denuncia?
