Del Fiscal General Francisco Barbosa, hoy en el ojo del huracán por gastarse más de 180 millones de la Fiscalía haciendo y editando un libro sobre él, siempre han dicho que es un funcionario de bolsillo del pasado gobierno. Iván Duque lo llevó de la mano al cargo de Fiscal. A su entonces consejero presidencial para los Derechos Humanos lo ternó junto a otros dos funcionarios de Palacio: Camilo Gómez Alzate, quien para la fecha era el director de la Agencia Jurídica de Defensa del Estado y Clara María González, quien era la secretaria Jurídica de Presidencia.
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Con los guiños de Duque y del uribismo y sin que las críticas de la oposición y de expertos hicieran mella alguna, Francisco Barbosa se hizo fiscal general de la Nación en reemplazo de Néstor Huberto Martínez, que renunció al cargo por supuestos desacuerdos con la Justicia Especial para la Paz. Los opositores del gobierno Duque no le perdonan a Barbosa la extrema cercanía con el presidente que lo puso camino a la Fiscalía, con quien tejieron amistad personal décadas atrás en los salones de clase en la Sergio Arboleda, en la que ambos se hicieron abogados. Tampoco le perdonan su inexperiencia en materia penal. Su hoja de vida es doblemente especializada y con maestría en derecho internacional humanitario.
Pero lo que tampoco le perdonan a Barbosa son los errores que ha cometido al frente de una de las entidades más importantes del país, que tiene más de 22 mil empleados, un presupuesto que supera el billón de dólares y el control absoluto de todas las investigaciones penales. Pero las críticas que más recibe Barbosa, un declarado ‘enemigo’ de Gustavo Petro y del actual gobierno, es el derroche en gastos y el poder equívoco que ha ejercido en su fiscalía que está a un mes de terminar.
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La investigación para el libro biográfico llamado Fiscalía en la calle y en los territorios: Francisco Barbosa Delgado, así como la recopilación de datos y la escritura, la hizo el equipo de comunicaciones de la Fiscalía. La impresión, con presupuesto del ente investigador se contrató con la Imprenta Nacional. Así lo reveló la unidad de investigación de El Espectador. El tiraje del libro es de 5500 unidades y la respuesta de la Fiscalía fue que es material para consulta dentro de la misma entidad y que serán repartidos a los funcionarios.
El pasó por la Fiscalía de Barbosa no solo no solo ha estado trazado por gastos excesivos sino por abusos de su cargo. Una de las primeras polémicas fue su viaje a la isla de San Andrés en medio de las restricciones de la Pandemia de Covid-19, acompañado por su también amigo el contralor general Felipe Córdoba, pero lo que más causó indignación fue que al viaje también fueron la esposa del Fiscal, Walfa Téllez, y su hija y además la mejor amiga de la hija del Fiscal también los acompañó al viaje que duró todo el fin de semana del 27 de junio de 2020 y con puente incluido. Aunque el viaje le costó una investigación de la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, esta fue archivada en julio del 2021.
Otro de los gastos de los dineros públicos y de abuso de poder se evidenciaron cuando se supo que a las mascotas del Fiscal, dos finos perritos: un bulldog llamado Bell, y una french poddle llamada Laica, les tenía asignada una de las camionetas blindadas oficiales de la Fiscalía sola para ellos y con escolta y todo para movilizarlos. Se supo que el carro que usaban era una camioneta Nissan Navarra doble cabina.
Francisco Barbosa no gastaba ni su dinero ni el de su esposa en el pago de salarios a empleadas de servicios domésticos para sus casas privadas. El fiscal, supuestamente, usaba para su uso personal y el de su familia las empleadas del servicio de aseo contratadas para la Fiscalía y pagadas con dineros del Estado. La investigación fue archivada.
A un mes de terminar el cargo, y en medio de la elección de su reemplazo Francisco Barbosa se despide con un escándalo más: el autobombo con el libro sobre su gestión que el fiscal hizo una vez más usando funcionarios del estado y de principio a fin con dineros públicos.