Colombia dispone de unos Servicios de Inteligencia profesionales, sólidos, efectivos y experimentados en los ámbitos estratégico, táctico y operacional. Con amplia visión multidimesional, legitimidad internacional y eficiencia comprobada. Nivel alcanzado en más de cincuenta años de éxitos y fracasos interviniendo múltiples fenómenos de violencia y criminalidad; y desde 2013, modernizados, gracias al Decreto 1621, primera Ley Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia, que regula, organiza y define el marco preciso de actuación de los Organismos de Seguridad del Estado en esta materia.
Detrás de cada golpe al crimen, al narcotráfico y al terrorismo, está la Inteligencia. Los resultados cotidianos lo corroboran. La nuestra, es ejemplo para el mundo, su experiencia es aprovechada por otros países y órganos multilaterales, y es solicitada con persistencia para asesorar y participar de entrenamientos conjuntos y operaciones de impacto transnacional. Ha sido destacada y galardonada aquí y en el exterior, no solo por la integridad e idoneidad de su talento humano y sus procesos, sino también por que ha sido sostén crucial de la democracia, de la gobernabilidad y de los derechos humanos. La Inteligencia Nacional ha sido la tenaza del Estado contra el narcotráfico, el terrorismo y las graves amenazas a la seguridad.
Los desafíos de la Inteligencia Nacional son de trascendental significado, sus logros, siempre en el anonimato, se opacan ante el escrutinio agudo y crítico de la opinión. Lógico además, ante los más recientes hechos sistemáticos de violencia ejecutados por el ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo en Arauca, Cúcuta, el Bajo Cauca y Tumaco; también por el ataque cibernético al Comando General de las FFMM, la presencia de espías cubanos y venezolanos en el país; las dimensiones que alcanzó la protesta criminal y la inseguridad que afecta a las ciudades.
En columna anterior titulada Seguridad huérfana, hicimos referencia a la imperiosa necesidad de reformular la estrategia de seguridad del Estado para intervenir de manera frontal e integral y en una especie de “guerra de decisión rápida”, los principales núcleos de las economías criminales donde se engendran las acciones del terrorismo y el narcotráfico, localizadas en zona de frontera. El cerebro de esta reformulación debe ser la Inteligencia del Estado, la misma que al instalarse en el corazón de la estrategia actúa de brújula para definir el curso.
No existe otra actividad en el mundo, como la Inteligencia, que por su naturaleza y misionalidad esté obligada a reiventarse cada minuto, con mayor velocidad que la coyuntura, las circunstancias cambiantes y las amenazas emergentes. Y por ello, la inteligencia es versátil, flexible y vanguardista. Es Inteligencia 5G, porque lo artificial y lo humano, se fusionan de manera abstracta, sin límites de tiempo y espacio para controlar el riesgo, contrarrestar el peligro, neutralizar actores criminales y proteger intereses colectivos.
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Crear Comandos Operativos de Inteligencia Antiterrorista con sede en Tibú, Arauca, Tumaco y Caucasia, integrados bajo un único liderazgo para propinar golpes determinantes
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Crear Comandos Operativos de Inteligencia Antiterrorista con sede en Tibú, Arauca, Tumaco y Caucasia, integrados bajo un único liderazgo, fusionando las capacidades de Inteligencia humana, electrónica, financiera, operativa y aérea; le permitirá a las tropas disponer en tiempo real de Inteligencia confiable para propinar golpes determinantes, simultáneos y contínuos contra el narcotráfico y el terrorismo.
En el nivel Central funciona adecuadamente la integración de la Inteligencia Nacional, pero hace falta en los territorios. Allí existe un vacío de similares proporciones a la ausencia de institucionalidad. Se necesita fusionar en los Comandos Operativos de Inteligencia, toda la capacidad de la Dirección Nacional de Inteligencia/DNI, de la Unidad de Información y Análisis Financiero/UIAF, de la Inteligencia Militar y Policial. Cada una de estas actuando en el marco del rol y las funciones que les corresponde según el Plan Nacional de Inteligencia, pero cohesionadas en un solo fin, sin compartimentaciones, egoísmos, ni protagonismos.
Las amenazas vigentes a la seguridad, obliga un cambio diametral de los esquemas operacionales, aprovechando toda la fortaleza existente en los Servicios de Inteligencia, ajustando la actitud y estrategia estatal sobre la frontera, donde subyacen los mayores engendros del terrorismo y el narcotráfico, que se desplazan fluidamente por los corredores que conducen a las grandes ciudades. Aquí está el origen de todos los males.
Por lo anterior, llevar y ensamblar la Inteligencia Nacional en el Catatumbo, Arauca, Tumaco y el Bajo Cauca, coadyuvará a perfeccionar el conocimiento sobre la amenaza, a integrar la capacidad operativa hacia objetivos únicos, a prevenir el terrorismo, a eliminar las economías criminales, y a desmantelar las cabezas y bases de las estructuras terroristas y del narcotráfico que se mueven como pez en el agua a lo largo de las fronteras.
Similar ejercicio podría funcionar integrando la Inteligencia para la Seguridad Ciudadana en las capitales del país, aunando esfuerzos bajo liderazgos únicos, algo así como Comando Operativos Urbanos de Inteligencia, con la contribución de las Secretarías de Seguridad, la Policía Nacional, las Fuerzas Militares, Migración, la Fiscalía y las Cámaras de Comercio. Analizando y operando sobre el contexto y la coyuntura 24/7, para prevenir, intervenir y contener el delito y la molestia ciudadana. Es urgente, poner coto a la grave incidencia de la inmigración venezolana en el deterioro de la inseguridad. La preoupación no es de poca monta y no es solo un asunto de policía. ojalá pronto veamos la luz al final del túnel.
LPNSN : La inminente extradición de Alex Saab de Cabo Verde y del General Hugo Carvajal desde España a USA, son golpes estratégicos a dos alfiles claves custodios de los secretos del régimen dictatorial de Venezuela. Someterse y cooperar con la justicia de EEUU es su único camino.