Queridos lectores, para empezar, debo dar mi enhorabuena al Sr. Hassan Nassar. Le deseo mucho éxito y espero que tenga paciencia y nuevas ideas cuando se enfrente a los duros retos que le esperan o sufra reveses que, sin duda alguna, superará con nobleza y hombría de bien, espíritu de excelencia y de profesionalidad, gran determinación y dedicación. El nombramiento del nuevo responsable para las comunicaciones de la presidencia se enmarca en el plan de acción puesto en marcha por el presidente Duque para detectar y corregir rápidamente las deficiencias constatadas en la labor de informar a los ciudadanos y comunicar mejor con los ciudadanos y los administrados, y hacerles más conscientes de sus derechos y responsabilidades, también a efectos de garantizar la legitimidad y visibilidad de las iniciativas emprendidas, aumentar la confianza en su propia capacidad para encarar diversos desafíos, consolidar y fortalecer el posicionamiento del gobierno y recuperar una imagen de credibilidad y autoridad en las actividades de las instituciones gubernamentales.
La eliminación de la brecha entre el gobierno y sus ciudadanos y la mejora de la comunicación de la información y la divulgación, así como la colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y otros agentes es ahora más urgente que nunca. Es menester que el gobierno asuma su responsabilidad en la labor de informar a los ciudadanos en un lenguaje claro y de fácil comprensión; es un derecho de las personas y al mismo tiempo una exigencia ciudadana y un medio para recuperar la legitimidad necesaria y reforzar los lazos sociales. No puede haber más dilaciones: una mera gestión administrativa del gobierno no aportará el dinamismo y el impulso necesarios para superar los obstáculos y las continuas tensiones políticas entre la minoría y la mayoría, que impiden una mejora de la gobernanza y la creación de instituciones democráticas eficaces.
Actualmente, el quid de la cuestión es la falta de compromiso entre el gobierno y la oposición y la profundización de las diferencias entre ambas partes, así como la ausencia de confianza mutua y cooperación adecuada en la elaboración y aplicación de una estrategia concreta para elaborar programas conjuntos, que continúan socavando toda la iniciativa. También se plantea sobre todo el problema de colmar el vacío muy real que existe en la comunicación entre el gobierno y el público sobre las políticas y las posturas adoptadas por las instituciones y, por otro lado, cómo acercar el gobierno a los ciudadanos y los ciudadanos al gobierno y aumentar la visibilidad de la presidencia ante los medios de difusión y la sociedad civil.
El nuevo responsable para las comunicaciones deberá por tanto tener muy en cuenta, cuando se planee una iniciativa política, esas particularidades y diferencias objetivas y entablar consultas con objeto de resolver las diferencias e intereses opuestos en la mesa y no en los campos de batalla, y en particular las relativas a la información y la comunicación con los ciudadanos y las comunidades locales sobre los resultados, haciendo especial hincapié en las herramientas de sensibilización, publicaciones; así se podrá favorecer la construcción de capacidades, la coherencia de las políticas y/o mejores objetivos de gobierno, en marcos que favorezcan una administración dinámica frente a la diversidad de los problemas y los intereses sectoriales y permitir una respuesta equilibrada a todos ellos y que al mismo tiempo den al gobierno una eficacia que sea garantía de rapidez de reacción frente a situaciones de urgencia o a la evolución de las necesidades de los agentes o de los ciudadanos. No obstante, se requiere mayor claridad por lo que se refiere a las funciones y responsabilidades del nuevo responsable para las comunicaciones de la presidencia.
En lo referente a los objetivos y funciones asignados al consejero presidencial, le correspondería, en particular promover una imagen positiva de la presidencia y del gobierno ante el público y los medios de información y comunicación y de las tareas de seguimiento y control del cumplimiento, por ejemplo, sobre decisiones de política pública y legislación sensibles, lo que permitirá a la sociedad civil valorar el proceso con total transparencia y control, como un nuevo factor importante para la vida política y como un medio de superar las diferencias y divisiones que están impidiendo avanzar. También deberá promover la coordinación eficaz y la incorporación de los derechos humanos en la actividad general del gobierno y la consulta con las partes interesadas -con énfasis en la comunicación intergeneracional.
Su principal objetivo consiste en identificar y superar los verdaderos obstáculos para lograr una gobernanza responsable y participativa, asegurar que la gente tenga acceso a información correcta, transmitir mensajes claros y precisos, ser activo en vez de reactivo, y a robustecer una comunicación más efectiva con los ciudadanos. Documentar y comunicar periódicamente el estatus de los proyectos, tanto interna como externamente. Para ello, el consejero presidencial debe estar en condiciones de formular ciertas recomendaciones sus puntos de vista y expectativas, e incluso consejos, en relación con el refuerzo de la transparencia de las normas, la transparencia de su aplicación, la política de información y de la previsibilidad y de la justificación de las actividades, además de tratar todas las cuestiones importantes de la que es su esfera de trabajo hoy en día. Sus actividades tienen que contribuir también a reforzar la confianza recíproca y a mejorar la comprensión mutua entre las administraciones nacionales y locales y entre los principales partidos políticos, conforme al espíritu de la nueva gobernanza, y a desarrollar una visión compartida y formas de participación ciudadana activa, especialmente la participación de los jóvenes, las instituciones y personas, y debería ser también un buen escaparate de "relaciones públicas". Esto servirá de guía para realizar las evaluaciones para el aprendizaje institucional, la gestión orientada al logro de resultados y la rendición de cuentas.
El consejero Hassan Nassar debe estar en condiciones de someter a crítica las medidas adoptadas y de tomar las iniciativas pertinentes en caso de que las normas resulten inaplicables o no tengan los efectos esperados y en particular participar más intensamente en el proceso de comunicación e información de los resultados de las diferentes políticas del gobierno y, con ello, debería respaldar mucho más activamente las posiciones que se elaboren y participar en los medios cuando exista necesidad de evacuar consultas sobre el terreno, con el fin de elaborar y difundir datos fiables y comparables, puntuales, coherentes y accesibles, e información necesaria para los responsables políticos. También velar por que el marco legislativo del gobierno se convierta en parte integrante del entorno de los ciudadanos, de los agentes económicos y de las administraciones, y les resulte beneficioso, así como hacer patentes las ventajas de la creación de empleos y el crecimiento económico.
Su esfera de acción no debe limitarse a los medios locales, sino que debe aprovechar el valor añadido que le confiere su planteamiento internacional y transversal, utilizando medios tradicionales, las redes de información y los nuevos medios electrónicos, no ha de limitarse solamente a preservar y defender, sino que también, y principalmente debe dirigir, coordinar y prestar asistencia a las diversas instituciones estatales independientemente de las diferencias que puedan existir y no a causa de estas diferencias que se van suscitando a fin de que puedan cumplir eficazmente sus responsabilidades, movilizando a los medios de información nacionales y a otros sectores de la sociedad civil. Con este telón de fondo, se requerirá educación y trabajo en equipo, el cruce de información y las diferentes campañas publicitarias en favor del cambio social, la sensibilización y el abandono de las prácticas y las normas sociales nocivas o perniciosas, y un cambio drástico de la cultura en la que vivimos; se requiere un cambio de las actitudes de nuestros medios de comunicación, lo que ayudará a poner de relieve este esfuerzo. De hecho, ya es hora de que se produzca un cambio en la cultura institucional de los múltiples medios que existen dentro del país, creando y fomentando una cultura de emulación positiva de las mejores prácticas mediante un cambio de las conductas organizacionales e individuales y la mejora de la estrategia de comunicación y el sistema de tecnología de la información.
Para que los intereses del gobierno puedan estar eficazmente representados resulta imprescindible de cara al futuro mejorar la sensibilización a nivel político y la promoción de una cultura de derechos, así como proponer la elaboración de un programa estratégico coherente y global para reforzar la cultura de la comunicación y mejorar la legislación relativa a la información, garantizar el acceso a la información y la consecución de instrumentos de cooperación más idóneos que fomentan la cultura de paz, la tolerancia, el entendimiento mutuo y la democracia, que deben ser afrontados mediante una información veraz y oportuna. “Un nuevo énfasis en la creatividad de las comunicaciones ayudará a impulsar este cambio”. De nuevo, Sr. Hassan Nassar mi más sincera enhorabuena por su nombramiento. Amén.
Nota. No conozco al señor Hassan Nassar personalmente, mi firme convicción está basada solamente en su experiencia de años, su profesionalidad patente, su calidad probada y una continuidad bien fundamentada como periodista y como ciudadano del nuevo consejero.