Ucronía: Reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos.
El 10 de diciembre de 1948, se orquestó una ucronía: Una gran historia de paz que se quiso contar a toda la humanidad pero que nunca se hizo realidad; todo empezó en 1948, luego del holocausto nazi, con un anhelado sueño llamado “Derechos Humanos”…todo fue un poco surrealista, una mujer activista llamada Eleanor Rooselvet, sosteniendo la carta de treinta (30) Derechos; un recinto adornado, por una paloma blanca pintada por Picasso; una apología a la paz y un rechazo total al genocidio; todo parecía un hermoso cuadro pintoresco de una humanidad resistiendo todo lo violento.
Sin embargo, los treinta derechos son una ucronía sempiterna del deber ser que NO es; ¿libertad? en esta sociedad “la libertad”, no es más que un cúmulo de falsos privilegios, encontramos cadenas en todas partes; ¿dignidad? es lo que más necesitamos, pero lo que menos tenemos, se pisotea a diario y en cualquier momento; ¿vida? de ella no sabe el asesino, el genocida ni el feminicida, prevalece la cultura de la muerte.
Se prohíbe la esclavitud, pero somos botín de la servidumbre moderna, de las prisiones de sueños y necesidades; se prohíbe la tortura y los tratos crueles, pero la violencia nos invade, se cometen atrocidades contra personas y comunidades; se exalta el derecho a la personalidad jurídica, pero se desaparece forzadamente a las personas y se perjudica su existencia.
Se consagra la igualdad ante la ley sin discriminación, pero en esta injusta sociedad la justicia no es para “los y las de abajo”, la justicia se compra y se vende al mejor postor; se consignan recursos para amparar y reparar derechos, pero el Estado sigue en deuda con los millones de víctimas del conflicto armado; se dice que nadie puede ser detenido arbitrariamente, pero se inventan cargos contra manifestantes, se les maltrata y persigue injustificadamente.
¿Igualdad? No existe una sociedad más asimétrica, persisten las relaciones de opresión: privilegios vs. necesidades; ¿presunción de inocencia? La persona inocente pero pobre es culpable, el rico culpable es inocente, ¡todo se hizo a sus espaldas!; ¿intimidad y honra? Se deshonra con oprobios y estigmatizaciones, no vale la honra de los líderes y lideresas, son víctimas de la estigmatanza; ¿libre circulación? Se confina y se desplaza a las comunidades, los fenómenos migratorios nos invaden.
Se ampara el asilo político, pero este se niega a víctimas de Estado y se concede a genocidas comprobados; se promueve el derecho a la nacionalidad, pero se enloda la ancestralidad, comunidades indígenas sufren maltrato y persecuciones políticas; se protege a la familia, pero se desconocen las familias diversas y se excluye con prejuicios y ofensas; se exalta la propiedad privada, pero muchas personas ni siquiera tienen un techo digno y en otros casos son despojadas de sus tierras por grupos armados de forma depravada.
¿libertad de pensamiento y de conciencia? Aquí matan por pensar críticamente y por objetar las injusticias; la libre expresión es una sentencia de muerte; ¿Libertad de reunión y asociación pacífica? La protesta social es estigmatizada, se reprime por la fuerza a la oposición y se castiga hasta con la muerte, la movilización; ¿derechos políticos? Se compran y se venden votos a conveniencia, se sanciona la divergencia.
Se consagra la seguridad social, pero la realidad es que hay personas que ni siquiera pueden cotizar, o no alcanzan la edad y mucho menos las semanas para asegurar bienestar, todo es un engaño estatal; se defiende el derecho al trabajo, pero el desempleo es alarmante, y en el caso de los empleados, sino es por el mínimo es por destajo o peor aún ya ni siquiera se llama trabajo, es una prestación de servicios sin garantías y llena de altibajos.
Y ¿qué tal el cuento de las vacaciones y el disfrute del tiempo libre?, cuando el trabajo para algunas personas es rebusque y entre las preocupaciones y la supervivencia, no hay tiempo ni para sí mismo; ¿un nivel de vida adecuado y con bienestar? Es precisamente el gran malestar social, cada vez se siente más la desigualdad y hay miles de personas viviendo en la absoluta inequidad.
¿Educación? Cada vez las brechas son más evidentes, la corrupción le roba a la niñez y juventud su derecho a educarse con plenitud; ¿hacer parte de la vida cultural? Si no se invierte en educación mucho menos en cultura, los espacios culturales son limitados, y sólo cierto selecto grupo es invitado; ¿orden internacional de efectividad de derechos? Por más instrumentos, tratados y convenciones, la realidad es que persisten todo tipo de vulneraciones, el bloque de constitucionalidad parece más un bloque de impunidad.
¿Respeto a los derechos y libertades de los demás? que ucronía tan singular, los derechos se han convertido en privilegios de un orden establecido, los regímenes de odio continúan su camino; ¿no se pueden suprimir los derechos y libertades de la declaración? Pero, la violación de derechos es la cuestión, estos se convierten en banderas de los poderosos para excluir e imponer peligrosas fronteras.
No es fácil creerse el cuento de los “Treinta Derechos Humanos”, sin pensar en que realmente es una ucronía sempiterna; un idílico relato que es poco creíble ante la realidad que nos abraza en la geografía de la muerte; tierra fecunda de mal llamados “falsos positivos”; genocidios sociales de líderes y lideresas; campañas de odio y de muerte; corrupción e impunidad; desigualdad e injusticia social.
María Fernanda Molano Giraldo
Abogada/Defensora de Derechos Humanos