Los depositarios

Los depositarios

¿Quién es el que debe hacer el cambio hacia una nueva sociedad en Colombia?, ¿en quiénes se encuentra radicada esa responsabilidad?

Por: Henry Gallego
septiembre 25, 2019
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Los depositarios
Foto: Pixabay

Hay una muy buena pregunta en medio de tanta noticia que puede agobiarnos y ya que tenemos el deber de no perder el hilo principal del problema colombiano —o como diría el filósofo Hegel, la lógica de la historia—, acá la dejo: ¿quién es el que debe hacer el cambio hacia una nueva sociedad en Colombia?, ¿en quiénes se encuentra radicada esa responsabilidad?

Si hallamos la respuesta, a ese responsable vamos a llamarlo depositario, ya que esta palabra significa el encargado de cuidar. O sea que el depositario de una nueva sociedad colombiana es aquel para quien debemos trabajar todos.

Lo primero que debo decir es que ese depositario no es una persona, un candidato o gobernante, ni siquiera un líder popular. No es un mesías, porque dado el caso en que alguien salido de las bases populares llegase a la presidencia del país siempre de frente a las necesidades del pueblo (un imposible), sería el pueblo quien tendría la necesidad imperiosa de mantenerlo y protegerlo allí, en el poder, pues si no lo hace en poco tiempo sucumbiría ante la arremetida de las clases poderosas con la segura ayuda de los medios masivos y en cuestión de semanas caería. Esto dando por descontado que llegara vivo. Entonces vemos que el elemento importante no es el líder sino su protector: el pueblo. No bastaría con votarlo masivamente, sino que tal voto tendría que significar el compromiso de defenderlo y apoyarlo para garantizar su permanencia.

Vámonos a un segundo caso en que no sería una persona sino una reforma constitucional o un acuerdo, es decir, un cambio fuerte y seguro “desde arriba”, como la Constitución de 1991, que impulsara a la sociedad a un salto hacia la democracia real de las costumbres decisorias. Sería, una vez más, el pueblo el único responsable de que ese cambio no se embolate o retroceda, porque ya tenemos la experiencia histórica de que los acuerdos y las nuevas constituciones no son sino una proclama que necesitan vigilancia diaria o si no quedan en el aire. Entonces una vez más la ciudadanía tendría la gran misión de prestar esa presión hacia el cumplimiento para que no quede en papel muerto, y sería no una presión de un día o un mes sino de muchos años. Entonces lo importante no sería tanto el acuerdo como la organización de la sociedad para defenderla.

Hallamos entonces que por sí sola ni una gran figura histórica ni una reforma en el seno de la sociedad nos salvaría. Nada funciona sin la vigilancia constante de la ciudadanía, pues seguramente quienes encuentran esa persona o esa reforma como un enemigo trataran de quitarla, desprestigiarla, distorsionarla, atacarla y a sus defensores, y quienes sentirían incómoda tal reforma o tal gobernante serían los que hoy tienen los mejores privilegios en el actual estado. Con propaganda y terror al mismo tiempo tratarían los “atacados” de regresar las cosas a las anteriores condiciones, lo uno para lavar cerebros y lo otro para dar escarmiento a la población, a aquellos que tengan pensado hacer lo mismo. ¿Por qué? Porque esta es una lucha entre una sociedad que busca abrirse espacio económico-político contra una vieja burguesía del campo y la ciudad que busca cerrarlo cada día más. Entonces el pueblo es el único referente, el protagonista de la historia, el único salvador, es decir, nosotros mismos somos los depositarios de la nueva sociedad inclusiva que salve, por ejemplo, al 30% de los colombianos más pobres y a partir de ahí una serie de derechos, de cambios en la vida social que haga de Colombia una sociedad más y más igualitaria.  Por ejemplo, queremos que se “muevan las industrias”, pero que se distribuya el ingreso.

Ojalá y no olvidáramos esto, quién es el depositario de la historia colombiana, para hacer caso omiso cuando se ofrece un plato de “lentejas”, cincuenta mil pesos por un voto, pero el voto para mí sería la primera parte de una lucha por el mantenimiento de los cambios que de uno en uno requiere introducir la sociedad colombiana, porque un voto es un compromiso que adquiere el ciudadano con el cambio que eligió lograr y sabemos, si entendemos lo que pasa día a día, que unas fuerzas muy poderosas luchan para mantener sus privilegios contra aquellas fuerzas que ven como sus enemigos

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