Ayer ingresaron al hospital a Jesús Santrich, el miembro del Secretariado que decidió unirse a la huelga de hambre para intentar presionar al gobierno. Después de 19 días sin comer, tuvo una descompensación por hipoglicemia. La impaciencia de los presos, y sus familias, no tuvo eco en medios, pero el motín en Cali, la protesta de coserse los labios en Ibagué y la hospitalización de Santrich se convirtió en demasiado grande para ignorar.
Los que han estudiado el tema de los presos políticos saben que no es tan sencillo. Incluso en algún momento se reveló que parte de la culpa de que no se hubiera podido hacer una amnistía general, como es usual, fue de Enrique Santiago y Yesid Reyes, quienes creyeron que caso por caso brindaría una mayor seguridad. Pero para los presos hoy no se trata de quien tuvo la culpa, sino que se haga todo lo posible por sacarlos. Y ahí es donde no se ven muy contentos. Por ahora, por lo menos este fin de semana, a esperar: el Ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, dijo el viernes pasado que este lunes, o sea el 17 de julio, se firmaría el decreto para liberar a los presos. Amanecerá y veremos.