Perdimos, perdimos otra vez.
El centro, es decir, la Coalición de la Esperanza, tal como la selección Colombia de fútbol, ha dado un paso gigantesco hacia la no clasificación. Como en el caso de la selección, también los hinchas del centro hacemos cálculos para encontrar una rendija por la que Sergio Fajardo, el candidato elegido, pueda colarse. Nos queremos imaginar una derecha dividida entre varios candidatos para que el rival de Petro en segunda vuelta sea Fajardo, le gane a aquel y, por ahí, se posesione el próximo 7 de agosto. Muchas cosas, es cierto, pueden pasar de aquí a mayo. Sin embargo, la verdad es que la coalición de la Esperanza perdió ayer por punta y punta.
Hasta hace pocos meses muchos compramos la idea de que ese terreno, el “centro”, era de la mayoría. La gente, se pensaba, estaba harta de la polarización, de los ataques al proceso de paz y nada convencida de las propuestas del candidato de izquierda y, en consecuencia, no estaba dispuesta a permitir la repetición del escenario de segunda vuelta, el de “el que diga Uribe” vs. Petro.
Carreta. Imposible que una coalición de centro conformada, en principio, por buenos candidatos, pudiera cobrar dividendos en las elecciones de ayer cuando prácticamnte todos, en algún momento de la campaña, se dedicaron a descreditarse unos a otros. Buenos individualmente, pésimos coequiperos. Todos, quizás con la excepción de J.F. Cristo, justamente aquel de mayor recorrido en la política tradicional, que dio ejemplo de liderazgo y capacidad de conciliación… cuando los demás, los candidatos alternativos, de manera ocasional, lo permitieron.
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La verdad es que dan pena los resultados. ¡Qué mayoría ni que ocho cuartos que pensábamos meses atrás obtendría la coalición!
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Muchos creíamos que la reiterada falta de unidad iba golpear a la coalición, aunque no tanto como realmente ocurrió. La verdad es que dan pena los resultados. Tomando el número total de votantes en las tres consultas (Pacto Histórico, C. Esperanza y E. Colombia), que llegó a 11,5 millones (escrutado el 97 %), la C. Esperanza no llega a la quinta parte (18,6%). El Pacto obtuvo el 47,6 % y los del E.Colombia el 34 %. ¡Qué mayoría ni que ocho cuartos que pensábamos meses atrás obtendría la coalición!
Sorpresas varias de las consultas:
La impresionante votación de Francia Márquez (772 mil votos, faltando poco para escrutar la totalidad). Un llamado desde el territorio, potente, por el proceso de paz, la defensa del medio ambiente, la voz de género y de los afrodescendientes. Se sabía que ocuparía el segundo lugar, aunque pocos se imaginaron la votación tan caudalosa obtenida por una mujer proveniente de un área, como tantas, siempre afectada por el conflicto armado y la ausencia de presencia del Estado.
Sin duda, Fico obtuvo una alta votación, que nos sorprendió a quienes creíamos que la disputa por la candidatura en esas toldas iba a ser mas reñida. Más que triplicó a Char, el hombre que, con arrogancia, rehusó los debates y que está señalado de delitos electorales varios y de otras cosillas relacionadas con la fuga de Aída Merlano… Buena votación de Barguil, que se convierte en el número 1 de los goditos.
Por lado de las votaciones al Congreso:
Un youtuber, Jota Pe Hernández, de la Coalición Verde-Centro Esperanza, desconocido, superó al extraordinario Humberto de la Calle. Tristeza porque excelentes candidatos como Juan Carlos Flórez no llegaron.
La primera fuerza del Congreso, la del Pacto Histórico, aunque en menor proporción a la esperada por sus líderes. La caída del Centro Democrático. Con tamaños fifirrafes internos, la buena noticia del 12 % de la Coalición Alianza Verde y Centro Esperanza para Senado. La constatación de la efectividad de las maquinarias aceitadas que, definitivamente, funcionan a la hora de poner votos (partidos Liberal y Conservador, Cambio Radical, la U)… César Gaviria demostró tener cartas para jugarlas de aquí a mayo y más allá…
La mala, triste, noticia de la no clasificación de la excelente lista del Nuevo Liberalismo al Senado, por no llegar al umbral. Confieso que creí iban a ser elegidos al menos cinco senadores. A la vez, alegría por la elección de representantes como Julia Miranda, líder ambientalista de primer orden.
Sigo, pese a todo, con la esperanza de la clasificación de Sergio Fajardo, extraordinario alcalde y gobernador, líder en materia de eduación y ciencia, es decir, que pase a segunda vuelta. No quisiera cuatro años más de sabotaje al proceso de paz, de fallida política internacional, de muertes de líderes sociales. Tampoco deseo el populismo del tipo del tren eléctrico Buenventura – Cartagena, ni la política monetaria inviable, ni la relativización de los actos del criminal de guerra Putin en contra del pueblo de Ucrania.