La teoría original del capitalismo aseguraba que la libertad de mercado optimizaba el uso de los recursos porque la persecución de la mayor rentabilidad debida al egoísmo individual redundaba en la producción del máximo de riqueza posible.
En esta etapa el nuevo capitalismo es la globalización. ¿Cómo nos afecta en Colombia?
De un lado los actores protagónicos dejan de ser los vendedores y compradores de bienes y servicios en el mercado y pasan a serlo las grandes empresas o conglomerados cuyo único propósito es crecer: el interés y razón de ser deja de ser el cómo se produce y se distribuye la riqueza, y se vuelve objetivo de las fusiones y compras que caracterizan la nueva economía no el de crear más riqueza sino el de cómo ésta se concentra, convirtiéndose el sistema mismo en el verdugo del mercado.
Y por otra parte la globalización supone que importar lo que en el exterior se produce más barato es mejor que producirlo en el país, pues se aprovechan los subsidios que otros países más desarrollados otorgan; lo cual es cierto si uno consigue recursos para pagar las importaciones. Pero si esos recursos son de crédito lo que generan es rentabilidad para el sector financiero, pasando de un capitalismo industrial a un capitalismo financiero, esto acompañado de inflación y desempleo.
En Colombia lo hemos vivido con la persistencia del desempleo como el más alto del continente y con índices permanentes en dos dígitos. Y con la importación de la inflación y las crisis externas, agravadas con la devaluación del peso. Basta recordar el reventar de burbujas especulativas (en el 98 y en el 2008 ), como se convirtieron en inflación allá y en crisis acá. Hoy la inflación en EE. UU. es la más alta desde la recesión del 2008.
Colombia vive dos efectos que tienen mayor incidencia que las próximas elecciones. De un lado el abandono de la producción alimentaria nos ha llevado a la importación de más de 14 millones de toneladas de productos agrícolas (hace 15 años importábamos 3,5 millones), con precios fijados por los precios internacionales y castigados por la devaluación del peso, lo cual ha llevado a un alza de los alimentos superior al 18 % y a una inflación para los estratos bajos de más del 8 %. (lo cual hace nugatorio el aumento salarial del 10 %).
Así mientras la inflación para las clases bajas estaba por encima de la inflación promedio, las utilidades del sistema financiero estaban por encima del crecimiento del PIB, apropiándose de la mayor parte del crecimiento del país.
La segunda, la muy probable nueva composición de nuestra estructura de poder económico con el traslado del Grupo Empresarial Antioqueño a las manos del grupo Gilinski y el Fondo Árabe de Inversión. Es bien sabido que Sura y Nutresa son solo caminos para apoderarse del Bancolombia y crecer y consolidarse dentro del capitalismo financiero.
¿Y cómo reaccionan nuestras autoridades?
El aumento de las tasas de interés por parte del Banrepública cuando el potencial de producción se encuentra en bajísimos porcentajes de ocupación (principalmente en los sectores agrícolas e industrial) solo beneficiará al sector financiero y a la adquisición de empresas por parte de la inversión extranjera, pero no ayudará a la reactivación económica.
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Tomamos las medidas para combatir una inflación de demanda alzando los intereses. Es esa la receta perfecta para aumentar tanto el desempleo como la inflación
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Las medidas ortodoxas para combatir una inflación de demanda no son las apropiadas para controlar una inflación de costos. Y no son los costos laborales (salario mínimo, prestaciones, pensiones) los responsables de la inflación, como lo dice la Misión de Empleo gubernamental (Levy). Tenemos una inflación de costos (alza internacional de commodities y de transporte) con aumento de nuestras importaciones de alimentos. Y tomamos las medidas para combatir una inflación de demanda alzando los intereses. Es esa la receta perfecta para aumentar tanto el desempleo como la inflación. Infortunadamente esto corresponde a la función institucional del Banrepública (o según lo interpreta su Junta Directiva) al solo contemplar el mantener el poder adquisitivo de la moneda, pero sin mención alguna respecto a la intervención en el empleo.
Solo una política de empleo que cree ingresos en la mayoría de la población puede arrastrar por vía de la demanda una estructura estable de producción y distribución…