Dentro de pocos días tendremos el honor y privilegio de recibir la visita del Santo Padre, el Papa Francisco, en nuestro país. Este hecho, que por sí solo, representa un evento de la mayor importancia y envergadura y es un verdadero privilegio, ha generado en cierto sector de la población un malestar por los supuestos altos costos que implica para el Estado colombiano la atención y todo la parafernalia que este acto conlleva.
Se rasgan las vestiduras porque con esa cantidad exorbitante de dinero (según ellos) se hubiesen soportado necesidades de primer orden en este país. Que cuántas escuelas no se construirían, que cuántos mercados no se comprarían para los niños indígenas en La Guajira, que cuántas medicinas, bueno, en fin, la solución a todos los problemas del país se daría si no se gastarán lo que se van a gastar en este evento.
Pues bien, se equivocan todos aquellos que hacen este tipo de críticas y se equivocan por muchas razones. En primer lugar, el papa Francisco, además de ser el máximo jerarca católico es un jefe de estado, y como tal, hay que recibirlo y atenderlo. Es el representante del Estado de la ciudad del Vaticano, con sede en Roma, Italia, y él, como cualquier otro jefe de estado, merece ser recibido como tal. ¿Acaso con la visita de otros jefes como Obama, Maduro, el Rey Felipe de España y otros, no se incurrieron en gastos ?
Segundo, el Santo Padre viene de visita a Colombia y hará un recorrido por cuatro ciudades, Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena, en alrededor de cuatro días. Días en los cuales visitará y atenderá a un importante número de fieles (y no fieles), que tienen la única e histórica posibilidad en sus vidas de ver al papa, precisamente en esta importante visita al país.
Tercero, la cantidad de dinero e ingresos que se generará para el turismo y para la economía formal e informal de estas tres ciudades esta visita papal. Estoy completamente seguro, sin ser experto en la materia, que en las cuatro ciudades se cuadriplicarán en ingresos los gastos generados por esta importante visita.
Cuarto, es un respaldo inequívoco y una reivindicación a la tan golpeada imagen del país en materia internacional. Sin duda que el papa Francisco haya escogido y aceptado nuestro destino, es un espaldarazo político de enorme significado. Recordemos que el papa además de jerarca católico, es como ya lo mencionamos, importante jefe de estado y como tal su sola presencia es un guiño internacional importante.
Creo que con las razones expuestas y con otras que no agrego por no ser más extenso, considero que está más que soportada la importancia de esta visita y aminorados los argumentos de aquellas pocas personas que resienten este trascendental evento. La visita de un papa a Colombia para muchos de nosotros es como el eclipse que presenciamos recientemente: "se ve pocas veces o una sola vez en la vida".