En los dos días que lleva publicado el artículo Los Cristianos votaremos No en el Plebiscito hemos oído una gran multitud de voces de apoyo y respaldo en redes sociales, pero también abundantes críticas provenientes de algunos cristianos que están en absoluto desacuerdo con el titular. Alegan que “no es verdad”, pues ellos votarán “sí” en el plebiscito. A todos ellos les agradecemos haberse tomado el tiempo de leer.
Este es un mensaje sin duda polémico, pues estoy seguro de que la tradicional ausencia forzada de Dios en los temas políticos del país ha llevado al común de las personas a pensar que ese dicho “A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”, significa que a Dios no le interesa nada que tenga que ver con la política. Tampoco falta el que aún sostiene con vehemencia que la política “es del diablo”… en fin, argumentos que nada tienen que ver con la realidad de Dios y la relación que quiere tener con los hombres en cada aspecto importante de la vida.
Pero es que hablar de Dios y de temas políticos es algo muy complejo. En el mismo momento de la crisis, justo como el momento que vivimos en Colombia, aparecen los “profetas del sí” y los “profetas del no”, todos hablando en nombre de Dios. ¿A quién le creemos entonces?
Mis ovejas oyen mi voz y me siguen
Gracias a Dios sean dadas por Jesucristo, quien nos dijo: “No os dejaré huérfanos”, y “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de la era”. Tenemos pues, confianza en que no estamos solos. Su promesa se cumplió ese día de Pentecostés y permanece hasta hoy con nosotros. El Espíritu Santo de Dios, quien guía a Su Pueblo a toda la verdad y nos hace saber lo que habrá de venir. No hombre, ni opiniones de eruditos, ni ideologías inútiles, sino el Señor Todopoderoso.
Por eso para nosotros todas estas objeciones son una buena señal. Señal de que el mensaje fue entregado y no por motivaciones personales caprichosas o por compromisos con alguna tendencia política sino por mandato del Señor.
Pero como pudimos ver y era de esperar, algunos cristianos están aún confundidos acerca de este polémico tema y por consideración a ellos quiero dar explicación a algunas de las objeciones presentadas en las críticas, y lo hago teniendo en cuenta mi primer postulado, que no es mío sino Bíblico: Que la Iglesia de Cristo es Un Cuerpo, y como cuerpo debe actuar, y esto incluye el voto en este plebiscito.
Por favor, no tomes este artículo como una camisa de fuerza para votar por el “No”, si eres cristiano definitivamente la convicción no te la puedo dar yo, sino que te la da el Espíritu Santo en tu tiempo de comunión con Él. Pero si definitivamente quieres votar por el “Sí”, aún estamos en un país libre, nadie te va a impedir hacerlo, el día señalado entenderás por qué era importante obedecerle a Cristo antes de atender a tu propio corazón.
- Nuestra lucha no es contra sangre y carne, ya sabemos contra quién estamos en guerra, y no son las FARC, tampoco el gobierno Santos. Son principados y potestades espirituales, los gobernadores de las tinieblas de este siglo, huestes espirituales de maldad que dominan la cultura y el pensamiento colectivo y crean mentiras culturales como la ideología de género o la ideología comunista. Espíritu de intimidación que genera decisiones apresuradas y erradas, espíritu de mentira y engaño que genera confusión y confrontación. Todos estos indudablemente operando en estos Acuerdos de la Habana y que ahora mismo causan la confusión, el caos, la polarización y la violencia verbal en Colombia.
- La Gracia, el Perdón y la Justicia. A algunos no les cabe en la cabeza “cómo un cristiano puede apoyar la guerra”. Si se detuvieran por un momento a reflexionar sobre su propia pregunta verían que carece de sentido. La principal motivación -no la única- de este “No” cristiano es la falta de justicia. Nada tiene que ver esto con apoyar la guerra, sino con respetar un principio eterno, el de la justicia. Es que los principios y las leyes de Dios son como columnas eternas. No podemos quebrantarlos, solo quebrantarnos a nosotros mismos contra ellos. Hacerlo acarrearía consecuencias gravísimas para nosotros y para nuestros hijos. Pero en esta cultura de confusión que se ha creado en torno al “proceso de paz”, con el fin de obtener rápidamente el aval final a los acuerdos, se ha puesto esta importante decisión en términos apurados y simplistas: “paz o guerra”, “sí o no”, y he aquí un engaño sistemático proveniente de las tinieblas. La verdad es que un “Sí” no traerá la paz inmediata, eso no es un secreto para nadie, pero tampoco la prometida “construcción de una paz estable y duradera”, ¿por qué? Pues porque estamos tratando de violentar un principio eterno, y eso no lo podemos hacer.
“El efecto de la justicia será paz, y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” Isa 32:17. Como todo en la naturaleza obedece a la ley de causa y efecto así sucede también en el ámbito de la justicia y la paz. La justicia es la causa, y la paz es el efecto. No nos engañemos, si no se hace justicia sería una locura esperar que venga paz. Es como sembrar plátanos y esperar que salgan yucas.
Entonces vienen nuevas objeciones, esta vez relacionadas con el Perdón y la Gracia: “¡Hipócrita! Todo pecado delante de Dios es igual, tanto el que tú cometiste como el que cometieron las FARC” -dicen-. Es verdad, la diferencia es que nosotros –los cristianos- tenemos un sumo sacerdote en el Cielo, Jesucristo, delante de quien, si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, Él es fiel y justo para perdonarnos, limpiarnos y dejarnos blancos como lana, listos para entrar al trono de Gracia confiadamente a hablar con nuestro Padre Celestial. ¿Pero quieres saber que la Justicia sigue siendo la causa de la Paz? ¿Sabes por qué puedes decir confiadamente que tienes paz para con Dios? Sólo porque Jesucristo pagó por esa paz a precio de su propia vida, hasta la última gota de su sangre por mi alma y por la de todo aquel que le recibe. Así que la gracia que tú disfrutas no fue gratis. Hubo justicia, y esta cayó sobre un inocente: Jesucristo, quien sufrió la condena que yo debía recibir. Y se cumple la Palabra de Dios: “El efecto de la Justicia será Paz”.
Desde el punto de vista de los grupos armados ilegales no tiene por qué ser diferente. Ellos pueden salvar sus almas entregándole sus vidas a Cristo, y estoy seguro de que si lo hacen, tendrán Paz para con Dios sin importar el tamaño de los delitos que hayan cometido. Dios les perdonará y les acogerá como hijos. Pero también deben mostrar frutos dignos de arrepentimiento (Mt 3:8).
Ahora veamos este caso: Si yo, siendo cristiano, llegare a asesinar a un hombre, indudablemente el peso de la ley humana no va a dejar de caer sobre mí por ser cristiano, y no se diga el juicio justo de Dios. Si tal vez me arrepiento de todo corazón y me vuelvo al Señor es posible que Él en su gran misericordia me vuelva a recibir en su seno para salvación de mi alma. Pero mi condena la tengo que pagar. Y Dios no pelea con eso. Es más, es el mismo Dios quien me hace caer en manos de la justicia humana. Porque para Dios es vengador, cuya misión es proteger a los demás ciudadanos de mi maldad: “porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.” Romanos 13:4. Mi Dios es un Dios de paz pero también de justicia.
Supongamos que un guerrillero de las FARC se haya arrepentido delante de Dios y entregado genuinamente su vida a Jesucristo. Dios le perdona, nosotros los colombianos también le perdonamos (¿cómo podríamos hacerle esquivo nuestro perdón y pretender el perdón de Dios por nuestros propios delitos?), pero igual que en mi caso, eso no lo exonera de pagar su condena –así llegue a un convenio de rebaja de penas por confesión de sus delitos, etc…- ante la justicia humana. Así se satisface la justicia y su fruto será una paz de verdad estable y duradera. Esa condena, explica la Justicia Penal nacional e internacional debe ser con privación de la libertad, pero decir “Ni un solo día de cárcel” ¿muestra acaso un fruto digno de arrepentimiento?
- ¿Podemos llamar la Paz de Dios a lo que ellos llaman “paz”? Otra grave confusión usando un lenguaje religioso y aprovechando que la gente tiene la intención de hacer lo correcto delante de Dios a la forma fácil es decir que Dios quiere la paz, por tanto hay que votar por el “Sí”. Dios quiere la paz, de eso no cabe la menor duda. El problema está en los códigos de interpretación porque la Paz de Dios en Cristo no es como el mundo la da, Su Paz consiste en esto: Su sacrificio nos abre la puerta a la comunión con el Espíritu Santo. ¿Quieres tener la Paz de Cristo? Entrégale tu vida a Cristo y tendrás el don del Espíritu Santo, quien es Dios mismo, la persona del Todopoderoso tendrá comunión contigo si le buscas, oyes y obedeces su Voz. Cosa muy diferente es la “paz” que se puede lograr en una mesa de negociaciones. El Espíritu Santo por medio de Daniel advirtió ya siglos atrás lo que aquello a lo que los hombres llaman paz realmente es: “y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado.” Dan: 11:27b
- Tomar decisiones motivado por intimidación: Si sabemos que un “Sí” a un acuerdo con injusticia no traerá paz ni en el corto ni en el mediano y menos en el largo plazo, entonces ¿por qué votarían Sí? Pero aún más, sabiendo que la “paz” que apoyas no es la verdadera Paz, ¿por qué apoyan esa “paz” con un sí? La conclusión a la que llego después de oír los argumentos a favor del “Sí” es esta: Por el temor que provoca la intimidación. Frases como “Si no gana el sí volvemos a la guerra”, o “Si no gana el sí habrá guerra en las ciudades”, o también “Los acuerdos no nos convienen pero nos tendremos que comer esos sapos para evitar más muertes” son claras evidencias de la motivación detrás del voto. Dios nunca procura intimidarnos para obtener algo a cambio. Cuando nuestro Señor nos anuncia una calamidad preparémonos porque definitivamente vendrá lo mejor, aquí o allá en la eternidad. Jesús le anunció a Pedro, a Jacobo y Juan con qué muerte habrían de morir para glorificar a Dios. El Espíritu Santo le anunció a Pablo que sería entregado a los judíos en Jerusalén (Hch 21:11), pero al tiempo les anunció sus recompensas en el Cielo y la vida eterna. Pero cuando Semaías, uno de los sacerdotes le propuso a Nehemías que se encerraran en el templo porque lo iban a matar, éste inmediatamente identificó el espíritu de intimidación: “Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.” Neh 6:12. La intimidación es un arma espiritual engañosa que destruye a quien cae en su lazo. No le permite ver las consecuencias, sólo lo urge para huir del dolor inmediato mientras a la postre toma la peor decisión. No sé si los argumentos mencionados a favor del “Sí” serán verdaderos o falsos, es posible que lo sean, es posible que no, pero lo que afirmo con vehemencia es que el temor que proviene de la intimidación jamás será un buen consejero para tomar las decisiones correctas. Por eso 365 veces en la Biblia el Señor dice “No Temas”.
- La Voz de Dios: No puedo negar que algunas de las críticas que hemos recibido me causan temor, pero temor de Dios. Porque no saben el problema tan grande en que se meten al tomar la Palabra y el Nombre de Dios en vano. Si el Señor no me hubiera mandado a escribir estas líneas en serios problemas me estaría metiendo. Cosas que pueden llevar a un hombre a su ruina total o incluso a la muerte, pero me mandó, por lo tanto si no lo hago estaría desobedeciendo. Pero no puede haber dos profetas –y no digo que yo sea profeta, simplemente que me despertó el Señor para escribir estas líneas sobre este tema específico- que hablen dos cosas contrarias por el mismo Espíritu. En la historia Bíblica sucedió el caso: Varios profetas le profetizaron al rey Acab prosperidad en la guerra, pero uno, Micaías le profetizó muerte, entonces el profeta Sedequías golpeó al profeta Micaías en el rostro diciéndole: “Por qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti” 2 Cron 18:23, lo que no sabían es que había un espíritu de mentira en sus bocas. Muchas veces nos dejamos llevar por lo que nuestro corazón nos dicta y tratamos de manipular la Palabra de Dios para obtener una satisfacción personal llevados por un espíritu de mentira, tal vez no percibamos el ente espiritual, pero en el fondo sabemos que es mentira y no queremos renunciar a él porque creemos que nos conviene. Pero a Dios nadie lo engaña, todo lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará. Él conoce las motivaciones del corazón, así que yo exhorto a tener mucho cuidado cuando hablamos en el Nombre del Señor. Pero si querían engañar a la Iglesia de Cristo, el pueblo cristiano, tampoco a ellos los pueden engañar: Los verdaderos cristianos oyen la voz del Espíritu Santo y son guiados por Él. Por eso dejo estas explicaciones en las manos del Espíritu Santo, que Él juzgue quién escribió a la ligera y quién por su mandato y “El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.” Jer 28:9
Por estas razones y otras que podremos tratar más adelante con ayuda de Dios, te invitamos a votar NO, en obediencia a la Palabra de Dios. Pero si eres cristiano y aún tienes dudas sobre cómo votar busca la guía del único que nos puede llevar a toda la Verdad. El Espíritu Santo y aprovecha este próximo 30 de septiembre cuando en toda Colombia el pueblo cristiano se unirá en una jornada histórica de oración. Los que ahora son partidarios del Sí y los que somos partidarios del No por igual, pero con un corazón en neutro, y nuestro clamor será: ¡Señor, guíanos para tomar la decisión correcta por Colombia, guía nuestro Voto!