Antes de 1856 se creía que la civilización Asiria había dejado regado en la historia monumentos maravillosos. Sin embargo, nadie podía imaginar la grandeza de esta cultura hasta ver los relieves y las estatuas de Ninive que hoy reposan en el museo Británico de Londres. Sin embargo no todos los hallazgos pudieron ser traídos a occidente. Los Lamasu, imponentes toros alados con rostros humanos que fueron esculpidos hace 2700 años durante el reinado de Senaquerib, uno de los reyes más importantes que tuvo Asiria, se quedaron adornando las puertas de Mosul, hasta que hace una semana, a punta de garrote y taladros, los fundamentalistas de la Estado Islàmico decidió destruirlas.
Los toros alados no fueron los únicos vestigios de la cultura mesopotámica que fueron arrasados. El pasado jueves las excavadoras del estado islámico pulverizaron los restos de la ciudad de Nimrod, ubicada a 30 kilómetros al sureste de Mosul. Palacios, templos y estatuas en alto relieve que datan de hace más de 3.000 años, fueron destruidos para siempre. Los radicales islámicos creen que estos símbolos del paganismo van en contravía de la verdadera fe musulmana y los consideran satánicos.
Mosul no es la única ciudad en donde el Estado Islámico ha perpetrado crímenes arqueológicos. En su arrasador paso por Asia, los extremistas han destruido 24 ciudades, han dañado gravemente 189 y sobre 77 se está pendiente de verificar que es lo que sucede. Se teme por lo que vaya a suceder con los enclaves romanos de Libia como Cirene, Sabratha o Gadames.
El horror, lejos de cesar, se intensifica aún más. El pasado domingo, los habitantes de Jorsabad fueron despertados por sendas explosiones. Al acercarse se dieron cuenta que las ruinas del palacio de Senaquerib, habían sido dinamitadas. Dur Sharrukin, como se llamaba la ciudad en los tiempos del rey Asirio, fue la capital del imperio en el 717 A.C. Además de este palacio los yihadistas aniquilaron los restos de la residencia palaciega del rey Sargon II y estatuas y templos emblemáticos del imperio.
Aunque el EI ha recalcado que la orden de destruir todo vestigio de antiguas civilizaciones como la Asiria y la mesopotámica se debe estrictamente a razones religiosas, la desaparición de 15 mil piezas arqueológicas de incalculable valor, ha desatado el rumor de que los extremistas estarían traficando con estos objetos en el mercado negro.
El daño hecho a la humanidad es irreparable. Ahora no sólo se lamenta las decapitaciones, lapidaciones e incineramientos a seres humanos, sino la perdida absoluta de vestigios milenarios de una civilización como la mesopotámica que nos dio la escritura, el concepto de ciudad y hasta los primeros cuentos de fantasmas. Con cada destrucción de esos monumentos, de esos palacios y estatuas, el Estado Islámico está borrando la historia y todo lo que fuimos y somos.
Video: