Dice el adagio judicial "somos culpables si se logra demostrar en juicio", situación muy bien aprovechada por aquellos que gracias a su poder mediático, económico y político pueden comprar conciencias y pagar buenos abogados, porque pese a ser condenados, el tiempo en prisión de “lujo” es bastante irrisorio si se compara con un delincuente que roba “poquito”.
Sin embargo, me sorprende la capacidad que tienen estos delincuentes de cuello blanco para buscar lástima, tanto así que ponen en la palestra publica y del bullying a su propia familia, subiendo videos donde con desgarradoras lágrimas buscan justificar o reforzar la inocencia de aquel que después de ver las pruebas en su contra acepta su pecado; pero por buscar beneficios legales, acusa a otro manifestando que es peor que él porque se quedo con más plata.
Nosotros, la gente del común —que con impuestos les paga los sueldos y de paso les da la oportunidad de robar por medio de coimas, contratos amañados y quien sabe como más lo hacen—, estamos ahí en pro de defenderlos o acusarlos y todo depende de qué beneficio obtuvimos por su actuar o qué vulnerables quedamos por su accionar.
Lástima que en este país la justicia sea tan provechosa para aquel que le guarda pecados a los que deben juzgarlo. Solo es cuestión de tiempo para que su abuso sea evidenciado y no por el poder investigativo de los entes acusadores. Es por la desdicha de que alguno de ellos que se sintió robado por lo que le quedó de lo robado…
Aquí no cae el ladrón, aquí cae el que fue sapeado por el que se sintió tumbado por los otros, es una verdad a gritos.
Además, queremos que paguen, pero qué tan honestos somos para exigirlo, si al momento de salir de casa por un descuido dejamos los papeles allí y cuando la autoridad nos requiere no solo ponemos cara de pendejos y lagrimas fingidas, sino que vamos alistando el billetico para pasar por alto una falta que consideramos boba o insignificante.
Por eso no importa el tamaño del robo o la falta, todos los corruptos lloran cuando los pillan y para eso no se necesita ser el más adinerado político, también cae el más humilde trabajador.
¿Qué tantas lágrimas has acumulado para cuando llegue tu momento difícil?