Frente a la propuesta de proyecto de ley que presentó un congresista de la izquierda civilista para incorporar a los contratistas de prestación de servicios a las plantas de personal del Estado es defraudante que esa propuesta nazca de sectores que critican estas prácticas de la derecha.
Esta iniciativa de la izquierda populista, que es minoritaria, y que nunca pasará en un Congreso dominado por las mayorías de derecha, que el congresista lo sabe nunca pasaran los proyectos de la izquierda, ni, del movimiento sindical promotores del paro, en gobiernos de derecha. Por lo tanto, es una estrategia populista de tinte electoral como lo fue en su momento el de la alcaldesa Claudia López.
De otra parte, es claro que ni los políticos de derecha ni de izquierda pasarían una reforma de estas. ¿Como les pagarían los favores a sus electores? Si no, es observar la alcaldía de Bogotá y todos los gobernantes territoriales y de todas las entidades públicas capturadas por la clase política. Están atiborradas de contratistas de prestación de servicios vinculados sin ningún filtro meritocrático, la mayoría son cuotas del clientelismo.
Estos proyectos al igual que las peticiones sindicales de organizaciones funcionales al clientelismo son un atajo a la carrera administrativa que han buscado tirios y troyanos de derecha y de izquierda, gobernantes y congresistas, para evadir la meritocracia de los concursos de carrera y obtener réditos electorales. Buscan es el ingreso automático a las plantas de personal de sus cuotas políticas expresadas en estos contratistas que todos los políticos elegidos tienen en todas las entidades públicas del Estado.
¿Por qué ningún congresista, de cualquiera que sea su partido, no impulsa un proyecto de ley para que los contratistas sean vinculados por concursos de selección meritocrática?
Existen los argumentos y sustentaciones jurídicas como hacerlo. La alcaldesa de Bogotá lo quiso hacer con su tal plataforma talento no palanca. Pero fue un engaño para calentanos. Fue una maniobra para ganar votos.
Veremos que candidatos impulsaran programas en ese sentido.
Porque tanto la corrupta derecha como la izquierda civilista que ha llegado al poder han hecho de las nóminas del Estado, en todas sus categorías laborales, especialmente de los contratistas un botín para repartir a pesar de la constitución.