Los conquistadores de la espada y la cruz preparan el VI Centenario del Descubrimiento de América

Los conquistadores de la espada y la cruz preparan el VI Centenario del Descubrimiento de América

¿Tiene España la intención de reeditar en el 2092 una nueva versión del controversial Expo Sevilla? Una mirada a propósito del 12 de octubre

Por: Carlos de Urabá
octubre 14, 2020
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Los conquistadores de la espada y la cruz preparan el VI Centenario del Descubrimiento de América
Foto: Lalinlalon1234567890 - CC BY-SA 3.0

Aunque parezca mentira, ya comienzan a prepararse las celebraciones del VI centenario del descubrimiento de América 2092. El reino de España tiene todas las intenciones de reeditar una nueva versión de Expo Sevilla 92. El rey Felipe VI por ley de vida no llegará a esa mítica fecha y por lo tanto será su hija Leonor, la futura reina de España, la que tenga que asumir las riendas de tan gloriosa efeméride. Tal y como aconteció en 1992 con su abuelo Juan Carlos I que “llevó a España a las más altas cotas del desarrollo y el progreso”, será la ocasión perfecta para engrandecer aún más el blasón de la casa real borbónica.

Quien inteligentemente se ha adelantado a los acontecimientos ha sido el aventurero Miguel de la Cuadra Salcedo, reencarnación de Hernán Cortes, que en 1994 creó la Fundación 2092, en la que participan también sus hijos, Rodrigo, Sol e Iñigo. “Y yo llegaré como sea. Hoy la gente llega… incluso puedo llegar a cenizas en una cajita, ¿no?”. El objetivo de la fundación en principio es organizar expediciones geográficas y científicas relativas al VI Centenario del Descubrimiento de América. De momento ya tienen asegurada la patente de corso por parte de la corona española.

Don Juan Carlos I y su íntimo amigo Manuel Prado y Colon de Carvajal (supuesto descendiente de Colón) en su día reflexionaron sobre cómo se debía celebrar los quinientos años del descubrimiento de América. Entonces surgió la idea rendir un homenaje eterno a Cristóbal Colón y la misión civilizatoria de esos descubridores, conquistadores y evangelizadores españoles. “La era de los descubrimientos”, una exposición universal al estilo a la de Barcelona 1888 y 1929, que situó a España como propulsora del modernismo europeo.

A finales de 1982, el presidente Felipe González nombró a su camarada el ginecólogo Yáñez Barnuevo como director del Instituto de Cooperación Iberoamericano y presidente de la Comisión del V Centenario del Descubrimiento de América (existían 22 comisiones patrocinadas por el reino de España). Como vicepresidenta fue elegida la exmaoísta y líder de la Joven Guardia Roja, Pina López Gay, perteneciente a una familia de honda raigambre falangista. En 1984, el gobierno eligió al franquista Manuel Olivencia, abogado y profesor de Felipe González, como Comisario de la Expo 92. Aunque a raíz de su inoperancia fue sustituido por el diplomático Emilio Cassinello, hijo de exiliados republicanos en México y reconvertido, por la gracia de Dios, en “socialista monárquico”.

Como las obras de la expo estaban bastante retrasadas, Felipe González encomendó al ingeniero Jacinto Pellón, camarada en la clandestinidad, el terminarlas en tiempo récord. Pellón, que además asumió el cargo de presidente de la Sociedad Estatal Expo 92, es el responsable de desfalco, expolio y corruptela, pues la sociedad estatal acumuló unas pérdidas de 37.046 millones de pesetas, según el Tribunal de Cuentas. Donde hay que incluir el caso Filesa, las comisiones del AVE o el sobrecosto de las obras de la Expo 92. Pero, como es de suponer, todo ha quedado en la impunidad al estar compinchados con el poder judicial. Y saber que hoy las instalaciones de la isla de la Cartuja están completamente abandonadas y no son más que un erial de malezas y rastrojos.

El PSOE tras ganar las elecciones del 82 creyó que tenía carta blanca para hacer y deshacer a su antojo. Respaldados por una mayoría absoluta en votos que les daba derecho a poner en marcha su maquinaria expoliadora y corruptora, una orgia delirante en la que se repartían fajos y maletines de billetes a diestra y siniestra. Poder y dinero que se negociaba en lujosos restaurantes de Sevilla como la Dorada y Oriza, donde se firmaban jugosos contratos y concesiones de la Expo 92. Los lobistas, los empresarios e inversores sabían muy bien que estaban en juego millonarios contratos y hacían lo imposible por presentar las mejores “ofertas”.

Los socialistas eran demasiado poderosos, había que respetarlos, y por eso todo el mundo callaba porque también estaban esperanzados en recoger aunque sea las migajas de tan esplendoroso banquete. Sin ningún remordimiento llenaban hasta los topes sus arcas y ni siquiera les importaba que España estuviera atravesando una grave crisis económica. La megacorrupción socialista ha quedado en la memoria histórica como el capítulo más sucio e indecoroso de la época contemporánea.

Se olvidaron de los nativos, las víctimas del genocidio y por supuesto que ninguna voz crítica fue incluida en el programa de la expo que se desarrolló entre los meses de abril y octubre de 1992. En la programación de eventos tan solo se destacaban puros actos folclóricos para celebrar el primer gran holocausto intercontinental.

El 15 de septiembre de 1985, Fidel Castro, durante la clausura en La Habana del Diálogo Juvenil y Estudiantil de América Latina y el Caribe Sobre la Deuda Externa, criticó la conquista de América “el crimen histórico” y el “genocidio” cometido con los indígenas. “En nuestro país prácticamente los exterminaron, les robaron las tierras y la libertad”. Semanas antes el comandante se había identificado como indio: “soy indio, pertenezco a una nueva indiada que habita nuestra región y por lo tanto la conquista de estas tierras ha sido el mayor crimen que se ha perpetrado contra la humanidad”.

Pero, el 9 de octubre 1985, Fidel Castro expresó en el palacio de gobierno, durante una recepción ante escolares españoles integrantes de expedición Aventura 92 Nueva Gente, patrocinada por los bancos españoles y la Comisión Nacional del V Centenario, que él no tenía nada contra el descubrimiento, pero que se oponía a que en 1992 se hiciera una apología de la colonización y la esclavitud, “que no eran las intenciones de Colón, personaje por el que siento una gran simpatía”. Cuba se adhiere oficialmente a la Comisión del V Centenario, pero con un “espíritu crítico”. Fidel Castro ya había dicho que el descubrimiento fue un genocidio, pero luego se retractó: “solo he dicho que todas las conquistas son crueles sin excepción”. Nuevamente en 1990, con la “crisis de las embajadas”, Fidel Castro acusó a España de ser cómplice de EE. UU. al suspender su ayuda económica a Cuba: “España vergonzosamente ha abandonado a América Latina, está integrada activamente en la Alianza Atlántica y su posicionamiento es prooccidental”.

El 12 de octubre de 1991, la Campaña Continental de 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular junto al colectivo Desenmascaremos el 92, llevó a cabo un encuentro en Sevilla para analizar las consecuencias históricas del V Centenario. En el segundo día se convocó una manifestación de la Torre del Oro hasta la catedral de Sevilla para devolverle al clero los símbolos de la conquista: la espada, la cruz y la biblia. Inesperadamente los manifestantes lograron penetrar en la catedral atrincherándose en el sepulcro de Colón donde varios brujos realizaron un vudú para maldecir su memoria. Cuando estaba a punto de finalizar la toma por orden del arzobispo Carlos Amigo, la Policía Nacional irrumpió en el templo arremetiendo brutalmente contra los manifestantes. Se llevaron a una docena de activistas a la comisaría que por la presión popular horas más tarde fueron puestos en libertad.

Entre las organizaciones y colectivos que se destacaron por su beligerancia y oposición al V Centenario debemos reseñar: la campaña 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, Desenmascaremos el 92, la Comisión Contra el V Centenario, Askapena (con su lema “el sol embarazando a la tierra no dejó apagar nuestro fuego), Amaiurko Quetzal Agiria de Euskadi y que promovió la marcha europea en solidaridad de las comunidades indígenas de América, la Coordinadora Vasca contra el V Centenario, la Comisión Gallega Contra el V Centenario, Me cago en el V Centenario, la Comisión Catalana contra el V Centenario integrada por independentistas y simpatizantes de Terra lliure, No’92 de Barcelona, que no solo protestaba contra el descubrimiento sino también contra los Juegos Olímpicos, los sindicatos CGT y CNT, los partidos de la izquierda anticapitalistas, antisistema y anarquistas, en Izquierda Unida se destacó por su beligerancia el alcalde de Puerto Real (Cádiz) que prometió construir un monumento en la Plaza del Mar como homenaje de desagravio a los indígenas de América.

En este proyecto ya estaba comprometido el gran artista ecuatoriano Guayasamín. A pesar de que se recogieron altas sumas de dinero y aportaciones de distintas partes de España y América Latina jamás se llegaría a levantar el memorial pues fue paralizado por el PSOE siguiendo la consigna del presidente Felipe González de no incomodar a la familia real española. También hay que señalar al Foro de Emancipación de la Identidad de América Latina 1492-1992, la asociación Bartolomé de las Casas, y el líder del movimiento indio norteamericano el jefe Sioux Russell Means. En Marinaleda (Sevilla) el alcalde Sánchez Gordillo a la cabeza y los jornaleros, del SAT en su lucha por la expropiación de la finca del Humoso planificaron la toma de las instalaciones de la Expo 92 (que representa el capitalismo y los mercados) y la paralización la línea del AVE. Al final el gobierno andaluz les concedió todas sus exigencias para garantizar la paz social y que la expo transcurrieran sin sobresaltos.

Tenemos que recordar un deplorable hecho que aconteció justo en la víspera de la inauguración de la Expo 92. La delegación del gobierno, por temas de seguridad pública y alarma social, prohibió cualquier manifestación durante la Expo 92. Tras terminar un concierto anarco-punk (conocido luego como anti-92 Sevilla-India) que tuvo lugar en el popular barrio de la Alameda, un grupo de unas 400 personas (que en su mayoría hacían parte la acampada internacionalista de la solidaridad “Desenmascaremos el 92”, que albergó la caravana europea contra el 92) inició una marcha pacífica por las calles del centro de Sevilla como respuesta a la prohibición oficial de realizar todo tipo de protestas que alteraran el orden y la ley. Los “indignados” gritaban contra la corrupción y el despilfarro de la Expo 92 y se solidarizaban con los pueblos indígenas América. ¡V centenario maldito aniversario!

Inmediatamente intervino la Policía Nacional, que siguiendo las órdenes del Ministro del Interior José Luis Corcuera, comenzó a hostigarlos hasta tal punto que en el momento dado y sin saber muy bien el por qué se desató un tiroteo; primero al aire y luego directamente las unidades dispararon al cuerpo de los supuestos “terroristas infiltrados por Herri Batasuna”. Según la versión del diario ABC, “esos antisociales y drogadictos que pretendían boicotear la inauguración del V Centenario agredieron a varios policías”. Este ingrato episodio se saldó con tres heridos de bala (dos de ellos graves) 84 detenidos y 42 expulsados del país en aplicación de la ley de extranjería. Más adelante las víctimas de este vergonzoso acto violatorio de los derechos humanos confesarían que recibieron malos tratos y palizas por parte de la Policía Nacional en los interrogatorios. ¡balas para los pobres, expo para los ricos! Como lo recalcaría en tono triunfalista el director del ICI Yáñez Barnuevo al término de la Expo 92: “Hubo radicales que trataron de sabotear la expo por razones ideológicas pero fracasaron”. Las voces críticas y contestatarias nada pudieron hacer para contrarrestar la maquinaria de propaganda desplegada por el gobierno de España y la Casa Real. Aunque muy dignas fueron totalmente marginales y minoritarias,

Al día siguiente, a la hora en que iba a ser abierta oficialmente la Expo 92, un grupo de unas 50 personas realizó una sentada en las puertas de entrada del puente de la Barqueta. Los activistas exhibían pancartas con lemas como: “Imperio colonialista español asesino”, “Sevilla, Sevilla, la expo te acribilla”, “que les den por el Colón”, “libertad presos políticos”. A los pocos minutos se hizo presente la Policía Nacional que utilizando la fuerza bruta procedió a despejar la zona para luego golpearlos y detenerlos. Muchos de los arrestados eran anarquistas, antisistema y miembros de colectivos indígenas encabezados por el representante del Consejo Indio Exterior, el argentino Mario Agreda. Las protestas fueron muy dignas pero totalmente marginales y minoritarias.

Las autoridades temían que la organización separatista vasca ETA cometiera un atentado para intentar sabotear la Expo 92. Algo que se materializó cuando el 2 de abril de 1990 el miembro del comando itinerante Henri Parot fue detenido tras un intenso tiroteo en un control de la Guardia Civil en la entrada de Sevilla conduciendo un vehículo cargado con 338 kilos de explosivos. Los agentes afirmaron que lo iba a colocar en la Jefatura Superior de Policía de la capital andaluza. A causa de este incidente el gobierno español ordenó el mayor despliegue de seguridad de toda la historia de España. Un verdadero estado de excepción que permanecería activo hasta el día del cierre de la expo. El plan general de seguridad diseñado por el Ministerio del Interior movilizó a 10.000 policías, militares y los servicios de inteligencia de España, Europa y EE. UU.

El 20 de abril de 1992, el rey Juan Carlos I en el discurso inaugural de la Expo 92 dijo en tono grandilocuente: “haberse planteado un reto tan difícil junto con otros de igual importancia el año 92, y haberlos superado es algo que no llena de orgullo” y “la exposición universal pretende transmitir a los visitantes la idea de la diversidad y riqueza que el hombre ha creado, la idea de la capacidad innovadora del ser humano y también la idea de la tolerancia, del respeto a la pluralidad y de la solidaridad internacional”. En el preciso instante en que finalizó su alocución y se interpretaba la Marcha Real, los 38 campanarios de la capital andaluza repicaron sus campanas al tiempo que miles de palomas mensajeras surcaron el cielo junto a gigantescos globos de colores con las banderas de los países participantes. Se iniciaba así la orgiástica feria de atracciones de la Expo 92 que igualmente marcaría el principio de la reconquista económica y empresarial de España en Latinoamérica.

Cuando Octavio Paz recibió en 1990 el premio Nobel de Literatura en su discurso de aceptación hizo una férrea defensa de las celebraciones de los 500 años del descubrimiento de América: “Hablamos español, pertenecemos a la cultura hispana y no podemos renunciar a Cervantes, Lope de Vega o Garcilaso”, "Pertenecemos a la cultura occidental, es imposible negarlo, y ello lo debemos al descubrimiento de América” y “A estas alturas de la historia, cuando la tendencia universal es hacia la formación de grandes bloques de naciones, no tiene sentido remover viejas heridas, que solo contribuyen al resquebrajamiento de la comunidad iberoamericana”.

Algunos intelectuales y académicos pro españolistas argumentaban: “Nosotros mestizos, no tenemos por qué comprar el pleito ajeno, o sea, el pleito de los indios. Y mucho menos, cuanto que estos no buscan otra cosa que llevarnos a la edad de las cavernas. ¡Civilización o barbarie!”.

Por otro lado, se alzaron voces críticas en México contra los planes del reino de España de celebrar el descubrimiento de América entre las que cabe destacar la del famoso antropólogo Ramon Piña Chan: “Los españoles y sus descendientes en América y los partidarios de la explotación y el genocidio no pueden conmemorar o celebrar a su manera el V Centenario de lo que fue una de las grandes tragedias de las humanidad”. El historiador Fernando Benítez señaló: “Conmemorar el 12 de octubre equivale a celebrar la muerte de millones de indígenas”.

Para contrarrestar las voces disonantes, la corona española encargó al filósofo e historiador mexicano León Portilla la misión de blanquear el descubrimiento de América. Algo que cumplió con creces, pues él fue el inventor del término “encuentro de dos mundos”, fusión de pueblos y culturas e intercambios de toda clase. “No se va a celebrar nada, se va a conmemorar un acontecimiento histórico, lo que es completamente distinto”.

Definitivamente 1992 fue un gran triunfo para esa España neoimperial que deseaba ingresar por la puerta grande en la Europa capitalista. Era la oportunidad perfecta de desquitarse del desastre de 1898 y un largo periodo de decadencia, sumado a 40 años de dictadura franquista. España necesitaba urgentemente remontar el vuelo y sin ninguna objeción invirtieron millonadas de los presupuestos del estado para llevar a cabo los grandes proyectos de infraestructura, la exposición universal, el tren de alta velocidad o las olimpiadas de Barcelona. No hubo ningún tipo de oposición a todo este derroche y muy por el contrario los partidos políticos de oposición, salvo contadas excepciones, se mostraron más bien sumisos y complacientes.

Cuando en julio de 1992 en el desarrollo de la II Cumbre Iberoamericana de Madrid intervino en el plenario el presidente Fidel Castro, y en vista de la presencia su majestad el rey, y para no herir susceptibilidades, prudentemente prefirió eliminar toda referencia a la incuestionable conquista y colonización. En cambio, expresó: “Grandiosa fue la hazaña de Colón e intrépidos los que fueron capaces de conquistar y colonizar decenas de millones de kilómetros cuadrados de territorio poblado en el hemisferio occidental. Pero también sin precedentes en la historia fueron las muestras de resistencia heroica como la de Tenochtitlan, capital de los Aztecas, e insuperable la hazaña de los hombres que, con Bolívar a la vanguardia, fueron capaces de liberar después todo un continente. Juntos hemos escrito una dramática y fabulosa historia”.

Tras la caída del muro de Berlín Cuba se había quedado sola en el proyecto socialista y encima el recrudecimiento del embargo estadounidense los tenía con la soga al cuello. La isla caribeña atravesaba una grave situación económica denominada como “periodo especial”. En todo caso su discurso fue el más “revolucionario “o, mejor dicho, “irreverente” comparado con los otros jefes de estado de Latinoamérica que no hicieron más que loar a la monarquía española y agradecer el legado civilizatorio del descubrimiento de América. En las conclusiones de la cumbre los mandatarios se comprometieron a hacer una defensa de la democracia representativa, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Fidel Castro se convirtió en una de las principales figuras políticas de la Expo 92 y su presencia congregaba numeroso público tanto de incondicionales como de detractores. El mismísimo 26 de julio de 1992, conmemoración del ataque al cuartel Moncada, el alcalde de Sevilla Rojas Marcos le hizo entrega de las llaves del ayuntamiento de Sevilla. Acto que generó una enorme polémica entre las fuerzas derechistas (que gobernaban en coalición con los andalucistas) por homenajear al “dictador cubano”. Horas antes en una reunión informal en el pabellón de Cuba el presidente del gobierno español Felipe González le aconsejó “realizar en el menor tiempo posible elecciones libres”.

En la contracumbre convocada en Madrid, bajo el título de Las Otras Voces de América Latina, se criticó a los mandatarios latinoamericanos por su actitud sumisa y complaciente al glorificar el mal llamado “encuentro de dos mundos”. La elite criolla que está en la cúspide de la pirámide prefirió vanagloriarse de su eterno amor a la madre patria y guardar un silencio cómplice al apoyar el genocidio y sometimiento de nuestros pueblos. Se olvidaron por completo de reclamar por los cinco siglos de explotación y de opresión que han convertido América Latina en una de las regiones más subdesarrolladas y miserables del planeta.

Estos criollos traidores de Salinas de Gortari, Collor de Melo, Violeta Chamorro, Cesar Gaviria Carlos Menem, Alfredo Cristiani, Jaime Paz Zamora, Joaquín Balaguer, Guillermo Endara, etc. se dejaron seducir por las fantochadas y parafernalias festivaleras, las cuentas de vidrio y abalorios. La expo como escaparate mundial del capitalismo se presentaba como la única vía de progreso de la humanidad. Al terminar la contracumbre la izquierda revolucionaria tan solo salvó de la quema al comandante Fidel Castro.

En el 2092, la era supertecnológica y la revolución cibernética sin duda alguna dominarán por completo unas sociedades digitalmente globalizadas. Todas las empresas del Ibex 35, la marca España, la Casa de Alba, los más grandes bancos y multinacionales, las editoriales, o universidades o escuelas comienzan ya a planificar su participación en el VI Centenario del Descubrimiento de América. Compromiso ineludible pues España tiene que consagrarse definitivamente entre las potencias más pujantes del siglo XXI.

¿Volverá a repetirse lo que ocurrió en el ignominioso “encuentro de dos mundos 1992? Porque dentro de 70 años las cosas pueden ser muy similares ya que los delirios de grandeza y megalomanía de los descendientes de esos conquistadores en vez de mermar se acrecientan. Con toda arrogancia los sepultureros rojigualdas preparan las pompas fúnebres del 2092.

Además, está comprobado que la historia es cíclica y todo se repite con inusitada precisión sin que lleguemos a comprender muy bien este asombroso fenómeno. En los albores del siglo XXII lo más seguro es que hasta habrá más libertad de expresión y más democracia si lo comparamos con ese año 1992 donde existió un monopolio dictatorial por parte de los medios de comunicación oficialistas. El pensamiento único se impuso sin dilaciones eclipsando cualquier crítica al régimen monárquico heredero del nostálgico “Imperio hacia Dios”.

¿Desaparecerán por completo todos esos mitos de descubridores y conquistadores? Lo más seguro es que una nueva generación de patriotas y nacionalistas españoles seguirán defendiendo ese pasado glorioso del VI Centenario; como ayer, hoy o mañana se ha de reivindicar la gesta del descubrimiento, la conquista y colonización del Nuevo Mundo (que hace parte indeleble de la identidad hispana) La reina Leonor como fiel heredera del espíritu de su padre y de su abuelo será la encargada de inaugurar la grandiosa Expo 2092 —y quién sabe si lo haga en la mismísima ciudad de Sevilla— porque no podemos ir en contra de los hados del destino.

Julio Cuesta, comisario de los actos del XXV aniversario de la Expo 92, sostuvo que Sevilla debe de preparar ya la Expo 2092. Nuestro reto es multiplicar por dos la cifra de 42 millones de visitantes. Necesitamos abrirle las puertas a África. es la hora de construir un túnel o un puente sobre el estrecho porque nuestro próximo encuentro es con África que tenemos tan solo a 14 kilómetros de Tarifa.

Las predicciones a 70 años vistas son bastante desesperanzadoras ya que a finales del siglo XXI lo más seguro es que se acelerará la desaparición de etnias y tribus que se reducirán a la mitad de los 35 millones de indígenas que habitan el continente americano. Y eso que nos falta referirnos al impacto de la crisis medioambiental, que si no se remedia en las próximas décadas, tendrá dramáticas consecuencias ya que se producirán éxodos y guerras a causa del hambre y la miseria.

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