Se nota la buena asesoría de Santos en el proceso, se ha manejado punto a punto por el libro, desarrollando en gran medida con éxito, gestos conciliatorios que por lo general son difíciles de establecer y más aún lograr bajo la recepción del contrincante.
Sin lugar a dudas se adelanta un proceso que, por el momento, está respondiendo a etapas de maduración en las negociaciones; se ha desarrollado una etapa de tanteo, se ha establecido un acuerdo preliminar –acuerdo a acordar-, se ha delimitado el cómo bajo dinámicas de pre negociación y actualmente se trabaja el marco hoja de ruta, el cual Vicenç Fisas, Director de la Escuela de Cultura de Paz en Barcelona, señala como última fase habitual en los procesos de negociación, dando pie para el postconflicto y la implementación de los acuerdos.
Las negociaciones fueron precedidas por unos diálogos “secretos”, factor que marca una diferencia fundamental de otras negociaciones fallidas, donde se han anunciado desde el inicio con gran ostentación, desbordando las expectativas de la opinión pública y exponiendo la fragilidad de la generación de confianza ante férreas críticas por parte de los medios de comunicación.
Los acuerdos preliminares del informe conjunto de las mesas de negociación, son ya un acontecimiento histórico, donde por primera vez, se llega a acuerdos a través de una agenda realista y práctica, claro está, dentro del principio de las mesas donde nada está acordado hasta que todo esté acordado.
Parece un punto en que los adversarios han llegado a la conclusión, que alguna al menos entre una gama de posibles soluciones resulta más conveniente que la prolongación del conflicto armado.
Son claves los países garantes de las negociaciones. En Cuba los delegados guerrilleros se sienten seguros, inspirados y cómodos, un país que no está militarizado pero que tiene unos claros mecanismos de control sobre lo que sucede en su territorio, interesado en guardar buenas relaciones con todas las partes, generando así, confianza entre los actores.
Es tan central el papel de Cuba, que Santos se vio obligado a agachar la cabeza por no haberla invitado a Cartagena en la Sexta Cumbre de las Américas, para pedir su imprescindible colaboración en el proceso.
Noruega por su parte, ha sido el principal facilitador en las negociaciones para la resolución de conflictos armados en el mundo. Está actualmente involucrado en veinte procesos de paz además del colombiano y ha aportado exitosamente, con mayor o menor nivel en todo caso, en la terminación de varios conflictos, entre ellos Guatemala, Somalia, Nepal, Uganda, República del Congo y Filipinas. También cuenta con una larga lista de procesos frustrados, ente ellos el conflicto entre Palestina e Israel y Sri Lanka.
Hay muchos aciertos en la forma como se está manejando el proceso, sin embargo, es limitada la capacidad real del Gobierno para cumplir las garantías sobre las que se desarrollan las negociaciones.
Si yo fuera delegado de las FARC me preguntaría: ¿Cómo el Estado me va a garantizar seguridad y participación política si no ha podido frenar el asesinato de los líderes campesinos reclamantes de tierras?
Los llamados spoilers, o arruinadores, tienen una capacidad incuestionable de organización y acción, sólo es de esperar que sectores extremistas busquen recrudecer la violencia buscando frustrar el actual proceso, por el beneficio que les genera un modelo de guerra perpetua. Ya la destitución e inhabilidad del Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, es una clara muestra de ello. Destitución que, no me cabe la menor duda, responde a un carácter eminentemente político y no jurídico como argumenta la procuraduría y, envía un mensaje desesperanzador a la Habana por la fragilidad de los derechos políticos de la izquierda en el ejercicio dentro de las instituciones.
La desprotección por falta de garantías sociales y políticas va más allá del alcalde mayor. Marcha Patriótica está al borde de su disolución al verse aplastada por una guerra sucia que ha cobrado la vida de 28 de sus miembros y judicializado a más de 200.
Por otra parte, la locomotora mineroenergética como principal motor económico del modelo actual de desarrollo, está asentando buena parte de la productividad nacional en recursos no renovables cuya vida se especula puede durar no más de 20 a 30 años, dejando a su paso desigualdad, despojo y contaminación.
La Guajira y el Cesar son el triste reflejo de los costos sufridos por la explotación de carbón a gran escala, si bien es una de las actividades que genera mayor riqueza en el país, estos departamentos muestran altos niveles de pobreza, fuertes impactos sobre el medio ambiente e índices de violencia exacerbada. Cabe resaltar que la minería y extracción de petróleo no generan más del uno por ciento del empleo a nivel Nacional.
Sumado a lo anterior, en el gobierno Santos se han firmado y han entrado en vigencia más Tratados de Libre Comercio que ningún otro gobierno en Colombia, entre los cuales están algunos de los países más industrializados en el sistema económico internacional, como Estados Unidos y el grupo de Estados que configuran la Unión Europea. Para poner en perspectiva, el senador Jorge Robledo evidenciaba que una vaca en la Unión Europea recibe más subsidios del Estado que un campesino en Colombia.
Colombia abre sus recursos al concurso de los grandes capitales internacionales por la explotación de materias primas, en el marco de la globalización y el neoliberalismo como modelo predominante.
Parece que se propende por una apertura para llamar a la inversión extranjera, en una relación inversamente proporcional frente a la producción Nacional, especialmente el sector agropecuario, que a pesar de manifestarse contundentemente con la solidaridad de diversos sectores de la población a través del Paro Agrario Nacional, no ha encontrado una respuesta seria por parte del Estado que logre generar condiciones dignas para el desarrollo y la vida en el campo.
En materia de negociación, debo reconocer el buen asesoramiento de Santos en el proceso, habiéndolo maniobrando políticamente al punto de haberse asegurado ya su reelección. Pero las condiciones para cumplir las metas establecidas en la hoja de ruta no responden a las dinámicas actuales del país.
Intuyo que habrá acuerdo, pero su firma no asegura el fin del conflicto armado. Hasta que las causas estructurales, objetivas, tengan una transformación mínima correspondientes a la longevidad y dimensión del conflicto armado, este seguirá autoreproduciéndose y mutando. Como afirma Francisco Gutiérrez Sanín “tener inequidad, semirepresividad y narcotráfico es respecto a la violencia política como ser fumador, sedentario y consumidor de grasas saturadas respecto al infarto”.
La maduración política e integración social hacia una profundización realmente democrática, que rompa los paternalismos en la representación y la toma de decisiones, son a mi parecer, condiciones ineludibles para una paz duradera y sostenible.