Cada vez que Nairo logra una de esas hazañas a las que está acostumbrado las redes explotan. Se saca la carta del periodista Jorge Enrique Rojas en donde cuenta la pobreza de su infancia. En el rostro de Nairo se refleja la berraquera de los campesinos nacionales y hasta se parece a una figura pre colombina que está en el museo del oro. Los logros deportivos de Nairo le dan para ser considerado el mejor ciclista de la historia de latinoamérica. Los números hablan solos: campeón del Giro, de la Vuelta, tres veces podio en el Tour, subcampeón de un Giro de Italia y todo eso y tiene 27 años. A Nairo lo atropelló de niño una volqueta y una enfermedad extraña casi lo mata.
De Rigoberto casi no sabíamos nada. En el 2013, cuando quedó subcampeón del Giro, los periodistas revelaron que a su papá lo habían matado los paramilitares y que vendía chance. Después las alergias y las caídas hicieron que nos olvidaramos de él. Este pueblo es así, olvida rápido y no perdona nada. Su excelente desempeño en el Tour lo trajo de vuelta a los titulares de prensa. Sin embargo esta generación de exitistas, que está acostumbrándose a ver pedalistas en lo mas alto del podio y a jugadores nacionales salir goleadores de mundiales, está olvidando lo difícil que es conseguir hazañas. Yo, al menos en mis redes sociales, no vi a la gente joder con el tema Urán como pasa cuando los logros los consigue Nairo. Uno puede entender que es porque el Toro de Urrao no tiene la espectacularidad del de Cómbita, es conservador y no ataca nunca. Pero eso no excusa esa indiferencia relativa con la que se vivió ayer el ver a Rigo, el tercer colombiano que lo logra, en un podio del Tour. Me quedó ese mal sabor de boca porque a los deportistas lo mínimo que podemos hacer es felicitarlos, amarlos, venerarlos. Y a Rigo le hace falta que le demos amor. Igual a Nairo. Lo que han hecho con Nairo algunos usuarios de redes sociales es asqueroso. Acá se olvida muy rápido y da rabia eso. Ojalá que a Urán se le mantenga este nivel de atención. Es un ídolo, de rodillas ante él.
Ayer la máxima tendencia en Colombia era Felipe Zuleta por una columna en donde promovía el odio. Rigo quedó relegado a los segundos lugares, como si un subcampeonato fuera cualquier huevonada.