“No se les puede decir solo ánimo, paciencia. Hay que darles una esperanza concreta” —Papa Francisco.
¿Por qué le temen a las votaciones de colombianos en el exterior? Es una pregunta que redunda en el ambiente de tensiones de este año electoral. Máxime si se destaca el trino de Vargas Lleras: “Presidente @JuanManSantos que para la elección del Presidente de Colombia quede consignado que los votos que se depositen en Venezuela no serán contabilizados en Colombia, como quiera que quienes allá votan perdieron su libre albedrío, su autonomía y su independencia hace mucho”.
Presidente @JuanManSantos que para la elección del Presidente de Colombia quede consignado que los votos que se depositen en Venezuela no serán contabilizados en Colombia, como quiera que quienes allá votan perdieron su libre albedrío, su autonomía y su independencia hace mucho.
— Germán Vargas Lleras (@German_Vargas) February 10, 2018
Se puede anticipar unas respuestas: no será mejor que como estadistas los candidatos presidenciales propongan avanzar en políticas públicas que permitan reconocer como sujetos de derechos y actores políticos que inciden en nuestra realidad a los que se han ido en busca de oportunidades o, más bien, presentar propuestas de solidaridad con los hermanos venezolanos o colombianos que hayan emigrado al vecino país y están retornando, a través de contundentes programas de reintegración socio-laboral que generen oportunidades de sobrevivencia, garantías de la ciudadanía, protección, inclusión productiva y empleo, y acceso a derechos sociales.
Es clave subrayar que la abstención de la ciudadanía a la presidencia en el exterior en las elecciones pasadas fue del 82% e históricamente ha sido cercana al 90%. La vez anterior (2014), el Centro Democrático barrió en la primera vuelta con el 41,26 por ciento de la votación, es decir, 41.333 sufragios y en la segunda vuelta aumentó a 57.80%, con 64.28 votos. Sin embargo, solo votaron 100.000 personas de un potencial electoral de 559.952 sufragantes. ¿Eso es definitivo en la carrera presidencial?
Por ejemplo, con este mismo censo electoral, solo el 12% de los colombianos en el exterior votaron por el plebiscito por la paz, es decir, 75.450 ciudadanos. Ganó el sí en esa franja, con el 55,92% pero esto ni siquiera pellizcó el resultado final. Si hablamos del Congreso de la República, el abstencionismo de la ciudadanía en el exterior fue del 92.64 % para Cámara de Representantes y del 92.40% para el Senado. La diáspora migratoria al parecer también genera desarraigo electoral. O ¿será que muchos de los cerca de 4.7 millones de colombianos en el exterior aún no tienen su situación migratoria regularizada?
En caso de mirar los resultados históricos, en las elecciones de 2002, subió de una manera desproporcionada la participación de los colombianos en el exterior, según la MOE, al 65%. En ese momento, Uribe ganó en casi todos los países, excepto Rusia y Cuba, donde triunfó Carlos Gaviria, pero con irrisorios resultados. Hilando más delgado, volviendo a hacer referencia al reciente trino de Vargas con el clamor que le hace al presidente Santos sobre la votación de los colombianos en Venezuela, uno podría pensar que sus prevenciones son infundadas. En realidad no se sabría a qué le teme, ¿será a que gane? Averígüelo Vargas… Teniendo en cuenta que por ejemplo, en el momento de mayor ebullición del chavismo, en 2002 Uribe le sacó una contundente diferencia en número de votos al que lo siguió, es decir 9.251 votos frente a 1.942 de su maestro de derecho Carlos Gaviria Díaz, tendencia que continuó in crescendo en los siguientes debates a presidencia, al punto que en las últimas elecciones Juan Manuel Santos, en el vecino país venció en primera vuelta con el 46.83% y en la segunda con el 52%.
Lo cierto es que se puede probar que en las últimas elecciones presidenciales de Colombia ha ganado la derecha en las votaciones de los colombianos en Venezuela, así como en las votaciones en su conjunto de los nacionales en el exterior. Como también ha pasado en nuestra historia republicana, con algunas excepciones que confirmarían esta que parecería una regla electoral: en Colombia las élites han ganado la presidencia. ¿Será que es el momento de darle la oportunidad a la alternativa, a la fuerza del cambio o a otra forma de gobernar para la gente?