A León Andrés Montes Ceballos lo secuestró el ELN el 30 de julio de 2012. Trabajaba el ingeniero forestal para la Compañía Agrícola de la Sierra cuando los guerrilleros se lo llevaron de la zona rural de Amalfi, en Antioquia. A los quince días, en un video enviado a la empresa como prueba de supervivencia, León Andrés aparecía diciendo que era el ELN el que lo tenía “retenido” (el eufemismo desalmado de secuestrado) y que el grupo terrorista esperaba que la compañía se pusiera en contacto con ellos y pudieran negociar. Unos meses después, ante la creciente indiferencia de un país en el que los secuestros no son más que meras estadísticas, llegó una fotografía del joven León, “es la última prueba que nos enviaron, no sabemos nada desde entonces”, cuenta su mamá.
Doña María Isabel Ceballos, madre de León Andrés, atiende su teléfono celular, uno se identifica como periodista, ella saluda muy amablemente y ahí, en ese instante, agradece la llamada y la preocupación por su hijo. Pienso entonces en la valentía de esta señora de voz suave y maneras delicadas, y trato de imaginar el dolor que siente, la impotencia, la soledad. Le pregunto por el Gobierno y la ayuda que ha recibido en estos meses que parecen siglos, “sí, el propio presidente Santos en un encuentro de dirigentes en el Peñol se comprometió conmigo a apersonarse de la situación, después nos mandaron a un secretario de presidencia acompañado de un militar”, contesta. Hay un silencio, y continúa “luego, en San Francisco, mi esposo y yo nos pusimos de frente al presidente con una foto de mi hijo y le pedimos que no nos olvidara, y él se puso la mano en el corazón mientras me miraba a los ojos y con señales nos mostraba que no nos había olvidado”. Eso fue hace cinco meses.
Por los mismos días de las promesas incumplidas a la mamá de León Andrés, fue también noticia la indignación del presidente Santos cuando exigía, porque qué tal que no, al ELN que liberaran al canadiense Gernot Wober: “nosotros sí estamos interesados en iniciar un proceso con el ELN, pero, así como lo hicimos con las Farc, creemos que unas indicaciones, unos gestos por su parte en la dirección correcta, sería la liberación del secuestrado canadiense que tienen, es necesario para que podamos iniciar el proceso". El canadiense, bendito sea, fue liberado pocos días después de tan contundente declaración del presidente.
Doña María Isabel lo único que pide es que “el hijo regrese a casa y que el gobierno nos ayude con el grupo, que haya cercamientos”, vuelve el silencio, luego el lamento “qué pesar que se le olviden los colombianos, si él no lucha por sus compatriotas, ¿qué razón tiene entonces para estar en ese cargo tan importante? Este mes se cumplen catorce meses de la ausencia de León Andrés, 426 días sin que doña María Isabel sepa nada de su hijo, nada aparte de las promesas de Santos y el silencio que le sigue. Una soledad demasiado ruidosa.
El viernes 20 de septiembre el presidente Santos visitó la cabina de RCN La Radio. Cuando llegó el momento de preguntarle por el ELN y la posibilidad de iniciar unos diálogos de paz con ese grupo terrorista, el interrogante era obvio: ¿por qué, presidente, el gobierno no ha exigido, como sí hizo con el canadiense, que antes de un diálogo liberen al joven colombiano? Así respondió: “¿dice usted que lo tiene quién? El ELN, Presidente, “Ah, entonces tenga por seguro que si eso es así, ese será un punto a discutir con ellos”. Si usted, lector, fuera el padre, la madre o el hermano de León Andrés, ¿qué sentiría?
@espinosaradio
