Ucrania ha perdido decenas de naves aéreas, centenares de vehículos militares de todos los tipos, miles de soldados y oficiales y, sobre todo, la iniciativa militar y la capacidad para sostener una guerra inducida, liderada y dirigida por Rusia. Cada día que pasa, Ucrania es más débil, mientras que las fuerzas pertrechadas y armadas por Moscú se muestran mucho más audaces, tienen la iniciativa sobre el terreno y consiguen importantes victorias.
Cuando la derrota en la guerra es evidente, es hora de aceptar las realidades sobre el terreno y dejar paso a la política aun sacrificando lo ya perdido en aras de no seguir consumiendo más territorios en una contienda desigual, impuesta desde fuera y en donde los ucranianos se han quedado dramáticamente solos en el planeta. No hay nada que hacer, la guerra está irremediablemente perdida para Ucrania por cinco grandes errores de Occidente.
Primer error
Subestimar que Rusia no iba a intervenir si Ucrania daba un giro en su política exterior hacia la Unión Europea (UE) y la OTAN. Los occidentales no fueron capaces de prever, tanto antes como después del giro europeísta de Kiev, que Rusia no se quedaría de brazos cruzados y aceptaría dejar desprotegido este flanco. Y, muchos menos, en manos de la OTAN. Ucrania estaba "filandizada" desde 1994, en que en una no acertada decisión puso todas sus ojivas nucleares en manos de Moscú. Siguiendo la "dóctrina Brezhnev" o de la "soberanía limitada", hay que asumir que Ucrania tenía una independencia condicionada a los intereses geopolíticos de Rusia, tal como ocurrió en los tiempos de la extinta URSS con los países del Pacto de Varsovia, y Occidente no estaba dispuesto a ir más allá de las sanciones económicas en su confrontación con Moscú. Hubiera sido mejor haberle dicho las cosas claras a Kiev desde el principio y no haberle animado en una deriva europeísta que degeneró en una guerra.
Segundo error
Haber reconocido de facto la anexión de Crimea por parte de Rusia. Nada más independizarse Crimea y, a renglón seguido, llegar el reconocimiento y súbita anexión por Rusia de este territorio, Europa y los Estados Unidos entraron en estado de shock. Quizá si hubiera habido una condena más firme, un apoyo más claro de todo Occidente a la integridad territorial de Ucrania y una respuesta en todas las instituciones internacionales mucho más dura, es más que seguro que Rusia no hubiera seguido en sus pretensiones por alimentar los fuegos secesionistas del Este de este país. Pero no fue así y el mensaje fue nítido para Moscú: ¡sigan adelante muchachos!
Tercer error
Haberse mostrado divididos, desorientados y poco decididos a una acción rotunda y tajante. Como en la crisis siria, los europeos y los Estados Unidos se mostraron divididos, muy desorientados y poco decididos a emprender una acción militar para salvar a Ucrania, y Moscú, rápidamente, entendió la lección: nadie intervendría y, mucho menos, pondría tropas sobre el terreno para salvar a Kiev de su aciaga suerte. El presidente ruso, Vladimir Putin, un tipo sagaz, ágil y rápido en sus reflejos, comprendió a la perfección la situación y puso a la maquinaría militar en marcha. La inacción de unos, en este caso europeos y norteamericanos, contribuyó a la acción de otros, en este caso los rusos, que no ocultaban su apetito geoestratégico por esta zona del mundo poblada mayoritariamente por rusos.
Cuarto error
Optar por una política errónea sin entregar armas y pertrechos militares a las fuerzas ucranianas. Mientras Rusia avanzaba sobre el terreno, conquistando territorios de la mano de sus milicias prorrusas, los europeos optaron por no dar el paso de entregar armas y pertrechos militares a los ucranianos, mientras que los norteamericanos se mostraban dubitativos y poco convencidos a la hora de dar también ese paso. Creían, ambos, que la diplomacia y las sanciones económicas serían suficientes para contener a Moscú, pero no fue así y Rusia decidió seguir implementando la vía militar. Cuando no se sabe ni se conoce la historia, como les pasa a muchos de nuestros dirigentes políticos, ocurren estas cosas. Moscú, más concretamente Putin, han actuado siguiendo el mismo guión que en las crisis de Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia. El mismo guión, los mismos resultados y la misma película. ¡Que lección de ignorancia dio Occidente, cuán sabia se mostró Rusia!
Quinto error
No haber percibido las verdaderas intenciones de Putin desde el comienzo de la crisis. Alemania y Francia, pero más bien esta última nación, han creído desde el principio que lograrían convencer a Putin para que se detuviese en su agresión a Ucrania y cesase en las operaciones militares. Pero no ocurrió como preveían, sino que Putin estaba jugando al ratón y al gato con Europa, más concretamente con la UE, y tratando de dividir a Occidente, en una suerte de sainete en que representaba a su vez al policía bueno y al policía malo. El Este de Ucrania, más concretamente las provincias Donetsk y Lugansk, será anexionado de facto por Rusia a pesar no contar con el reconocimiento internacional para realizar tal acción. El deficiente liderazgo norteamericano en esta crisis, las divisiones en el bando europeo y también dentro de la OTAN, la mala preparación del ejército ucraniano y el escaso apoyo internacional a las pretensiones de Kiev por preservar su territorio, junto con otros factores, han llevado a esta inesperada victoria de Rusia en esta crisis. Lo que ahora está por ver es qué consecuencias tendrá para economía rusa y para su proyección en el mundo esta contienda, pero esa es otra historia para otro momento.
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